2 de mayo de 2012
Los ‘topos’ de Franco salen a la luz
La animación no tiene límites. Hasta hace 20 años los dibujos animados parecían destinados a ilustrar historias infantiles. Solo algunos experimentadores entendían que los dibujos y la animación en general (de plastilina, de cartón, de papel, todos manipulados con la técnica delstop motion) podían saltarse los géneros. Parecido camino recorrían los tebeos, con autores abandonando los superhéroes y el humor en pos de la narración de todo tipo de historias y la creación de sentimientos.
Pero eso era hace 20 años. Hoy leemos grandes reportajes de periodismo de actualidad creados directamente para el cómic por Joe Sacco, y vemos películas que nos describen cómo se sienten los excombatientes israelíes (Vals con Bashir), historias de jazz y amor en La Habana (Chico y Rita) o el declinar físico que provoca el alzhéimer (Arrugas). La animación no conoce de géneros. Y a esta modalidad —ya habitual— de saltarse las reglas pertenece 30 años de oscuridad, candidato al último Goya al mejor documental (y no a filme de animación), una descripción angustiosa de los topos, la personas que pasaron años de la posguerra española escondidos en sus casas para evitar la represión franquista. Mañana se emite en Canal + a las 23.30, antes incluso de su estreno en salas.
En 30 años de oscuridad, el protagonista es Manuel Cortés, el último alcalde republicano de Mijas (Málaga), que no pudo salir de España al acabar la Guerra Civil. Tras huir de su pueblo, en noviembre de 1939 Cortés regresó a su casa. Asustado ante los fusilamientos de las autoridades franquistas y ayudado por su esposa, Juliana, Cortés hizo un pequeño hueco en la pared de su casa para vivir allí. Con el tiempo, y una mudanza, sus condiciones mejorarían algo, aunque tuvo que cesar sus esporádicas salidas que hacía disfrazado. Cortés vivió escondido hasta marzo de 1969, cuando escuchó en la radio que el Gobierno concedía el perdón para los delitos cometidos del 18 de julio de 1936 al 1 de abril de 1939.
Toda una vida de penalidades que, como él, sufrieron decenas de personas y que fueron recogidas en el libro Los topos (reeditado por Capitan Swing), de Manuel Leguineche y Jesús Torbado. Y aquí entra Manuel H. Martín, realizador de varios documentales, que escucha de un compañero esta historia, e influido por el tebeo Maus, de Art Spiegelman, decide hacer un documental animado sobre esos topos. “Yo considero mi trabajo casi más una novela gráfica”, cuenta el director andaluz, que lleva con el proyecto cuatro años. Con las voces de Juan Diego y Ana Fernández, el filme traslada al espectador la angustia de esos enterrados en vida. “Me interesan mucho novelas gráficas comoMaus o Persépolis, su capacidad de contar historias reales, incluso como largos reportajes periodísticos, a la vez que enganchan al lector con la animación”, cuenta el realizador, que ya había colocado pequeños fragmentos de animación en anteriores trabajos. “Incluso animé una de las leyendas de Becquer”.
Al cineasta le importaba mucho trasladar al espectador “esa historia de humanidad, de sacrificio. En el caso de Cortés, fueron 30 años”. Insiste: “No podemos olvidarles”. Y ese es el eco que le ha llegado en los festivales en que ha participado tras su paso por el de Málaga, donde participó en las secciones de Documentales y Animazine, o el de Derechos Humanos de San Sebastián. “Hemos sido muy bien acogidos. Lo mejor es que en Málaga la familia de Cortés pudo verla. Su nieta nos agradeció que hiciéramos que la historia de su abuelo no se olvide”. Martín también espera enviar un mensaje esperanzador “en estos momentos frágiles”. “Esperamos que el público se quede con lo positivo. Yo al menos lo he vivido así: durante su realización te concentras en el proceso técnico, y cuando la proyectas delante de una audiencia, recuerdas que empezaste esto por su lado humano”. Así Cortés vuelve a la luz.
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