15 de febrero de 2012
Urdangarin discutió la orden del Rey de renunciar a sus cargos en la trama Nóos
EL PAIS - ANDREU MANRESA Palma de Mallorca 14 FEB 2012 - 23:31 CET144
Iñaki Urdangarin, esposo de la infanta Cristina e imputado por fraude a la Administración y malversación de caudales públicos, discutió en Barcelona en el verano de 2006 con el emisario que le envió el Rey, José Manuel Romero, conde de Fontao, sobre la necesidad y oportunidad de renunciar a sus cargos en la cúpula de la trama de Nóos, y en especial tener que dejar la presidencia del patronato de la fundación Areté.
En aquel momento, los negocios de Urdangarin a través del Instituto Nóos, una entidad sin ánimo de lucro, iban en aumento, hasta el punto de que para entonces ya había logrado varios millones de euros de Administraciones públicas para organizar eventos. El dinero conseguido acababa mayoritariamente en manos de empresas privadas propiedad del duque de Palma y de su socio Diego Torres.
Las reticencias de Urdangarin a dejar sus cargos en Nóos las explica en su declaración como testigo el abogado barcelonés Ramón Bergós, encargado de los trámites jurídicos de la fundación y que llevó a cabo el desenganche formal del esposo de la infanta Cristina de sus negocios.
El yerno del Rey se vio “sorprendido” y “obligado” por la orden de don Juan Carlos —transmitida verbalmente por José Manuel Romero y después por el mismo emisario a través de dos escritos— para que dejara de figurar en las entidades que efectuaban negocios en el ámbito del mecenazgo y la asesoría desde un ente teóricamente sin ánimo de lucro. Estas actividades han derivado en unacausa judicial, en la que se cuestiona la supuesta malversación de caudales.
Urdangarin “no entendía por qué no podía liderar la Fundación Areté”, explicaron fuentes conocedoras del relato de Bergós ante los funcionarios policiales y el fiscal anticorrupción de Baleares, Pedro Horrach. Incómodo y disgustado, el duque de Palma finalmente se avino a distanciarse de su cargo en Areté. Pero reapareció posteriormente en el consejo asesor de la Fundación Deporte, Cultura e Integración Social, que asumió los fondos de la anterior y recaudó 400.000 euros de grandes firmas.
En paralelo al viaje a Barcelona del asesor del Rey, José Manuel Romero, Conde de Fontao, el entonces jefe de la Casa del Rey, Alberto Aza, intervino en la estrategia y dirección del caso. Romero trasladó por escrito el criterio de autoridad de Aza sobre la renuncia del yerno del Rey: “Es lo oportuno”. Desde La Zarzuela se presionó a Iñaki Urdangarin, en dos cartas, varias llamadas y encuentros, efectuados por el emisario real, para concretar la renuncia a sus negocios privados y el abandono de los cargos.
En la misiva escrita al exdeportista del Barça por el embajador personal del rey, el conde de Fontao, se cita también como conocedor de los intestinos de la operación desenganche, a Carlos García Revenga, secretario de las infantas, que fue patrono del Instituto Nóos en los orígenes de este, junto a la infanta Cristina y su esposo.
Las misivas del conde de Fontao están incorporadas a la causa del caso Urdangarin. El juez José Castro preguntó sobre el papel de José Manuel Romero y su relación con la fundación a Miguel Tejeiro, administrador del Instituto Nóos, en cuyos archivos se hallaron las misivas cuando fueron registrados por la policía. En las próximas semanas Romero será citado como testigo para que detalle su papel en la retirada aparente de Urdangarin de la malla de Nóos.
El emisario y asesor real, conde de Fontao, reclamó la renuncia de Urdangarin, intentó convencerle, le mandó una carta con los argumentos para hacerlo y que él fuera su sustituto y, además, otra en la que constaba su dimisión. El conde de Fontao sustituyó al duque de Palma en la presidencia de la Fundación Areté para gestionar su disolución.
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