25 de febrero de 2012
Cambio de estrategia
ANÁLISIS
Iñaki Urdangarin ha pasado de salir huyendo despavorido por las calles de Washington por la presencia de una cámara, a detenerse y hablar solícitamente ante el centenar de medios de comunicación que le aguardaban a las puertas del juzgado de Palma de Mallorca.
El duque ya no ve en la prensa al enemigo a combatir. Es más, ha despedido su breve y medida alocución con un "muchas gracias por su atención". Hoy, el yerno del Rey sí quería ser escuchado para lanzar su mensaje. Ese de que llegaba ante el juez José Castro para defender su "honor" y declarar "la verdad de todo".
Hace años su paseo por la alfombra roja hasta la entrada de la catedral de Barcelona para casarse con la infanta Cristina fue escrutado por millones de personas. Todos quería ver cómo era el nuevo yerno del Rey. Fue aquella una puesta en escena medida y ensayada. El de hoy ha sido un paseo por otra alfombra, esta vez de piedra, más medido y ensayado que el que realizó el día de la boda real.
Un equipo de asesores ha preparado todos los movimientos del duque. Tenía la posibilidad de llegar en coche hasta la puerta del juzgado, por razones de seguridad, pero lo ha hecho andando junto a su abogadoMario Pascual Vives, que le esperaba en lo alto de la rampa. Esa por la que hemos visto bajar a Diego Torres y a Pepote Ballester. Con este gesto el imputado, Urdangarin pretende demostrar que es como los demás.
Sus palabras ante los medios también han sido redactadas por su equipo asesor. Él se las ha aprendido de memoria y las ha pronunciado nervioso al principio y más relajado al final.
Pero en sus gestos y palabras hay que destacar la imagen del que fue un día un deportista olímpico. Su delgadez extrema y su mirada denotan que, pese a los gestos exteriores, la situación no es nada fácil.
Los asesores y sus abogados han observado el resultado de su trabajo en la distancia, porque solo Pascual Vives ha sido el que ha puesto la cara a un equipo que ha trabajado durante meses en este caso.
También en la distancia, la infanta Cristina aguarda en el palacio de Marivent los acontecimientos que seguirán a la declaración de su esposo y que marcarán su futuro.
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