15 de febrero de 2012
Los «sex shop», en peligro de extinción
Desde 2010 han cerrado 120 establecimientos en España. Sólo quedan 80. Las tiendas eróticas se imponen
Día 15/02/2012 - 11.59h
FOTO:REUTERS/VÍDEO: C. MÍNGUEZ
Malas vibraciones para los «sex shop». Su existencia peligra, al menos la versión más tradicional de este tipo de establecimientos, en los que su fuerte son o eran las cabinas o minicines donde visionar material pornográfico. Muchos «sex shop» han realizado en estos últimos años importantes inversiones económicas para reconvertir su negocio con nueva tecnología, pero su crisis —la oferta gratuita de contenidos sexuales en la red— y la crisis económica los han fustigado hasta agonizar.
Margarita Antón es la representante legal de la Asociación Española de Comerciantes de Artículos de Sex Shop. Esta organización aglutina el 95% del total de locales de este tipo del país. Hace dos años funcionaban 200. Ahora sólo quedan 80 en toda España. Lo han intentado todo, pero un público más amplio en cuanto a género y edad se decanta ahora por enriquecer su vida sexual con productos de jugueterías eróticas. Son las cremas y los vibradores los que más se demandan, según la asociación que representa a estos negocios.
Cambio de tendencia
«La gente joven ya no consume porno en una tienda, sino que se lo baja de internet, a menos que sea un contenido difícil de encontrar como la zoofilia. La cabina está completamente muerta», informa Antón, quien lamenta que hasta su propio puesto de trabajo está en peligro. La pérdida de ingresos en los últimos tres años, anuncia esta abogada,han llegado hasta el 60%, según sus asociados.
En 2008, el mercado de tiendas eróticas comenzó a florecer y proliferaron multitud de locales de esta índole. Las que han conseguido subsistir, las más veteranas, cuentan con una clientela fiel y notan los efectos de la recesión levemente. Es más, en épocas como navidades o una semana previa al día de San Valentín incrementan sus ventas entre un 20 y un 50%.
Presupuesto erótico
Es el caso de Amantis, la primera tienda erótica que abrió en Madrid a finales de los 90, y la también madrileña La Juguetería, que se inauguró en 2004. «Es un sector de capricho y lujoy se percibe que la gente ahora gasta menos, pero hay más gente que gasta. Muchos ciudadanos destinan un presupuesto erótico. Son inversiones con las que se obtiene un gran rendimiento. Con un vibrador de 40 euros puedes tener 300 orgasmos. Con la crisis muchas personas pasan más tiempo en casa para no gastar afuera. Prefieren invertir y divertirse con este tipo de objetos», apunta Max Rekarte, director de marketing de La Juguetería y uno de sus fundadores.
La pareja, principal cliente
La misma opinión mantiene Cristóbal Icaza, director y también socio de Amantis. El mismo informa de que su clientela es fundamentalmente la pareja, con una franja de edad entre los 25 y los 40. «Éste no es un negocio fácil ni masivo. Ahora la gente busca productos más económicos y nos hemos tenido que adaptar también. Tenemos vibradores desde 10 euros», señala Icaza. En La Juguetería, las parejas también son su principal público, aunque la horquilla de edad va desde los 18 hasta una mujer de 85 años que es clienta habitual.
Ninguno de estos establecimientos se identifica con los antiguos «sex shop», los que nacieron en los años 70, como el clásico Mundo Fantástico de la calle Atocha, que ha cerrado recientemente uno de sus establecimientos. «Damos atención personalizada, escuchamos y aconsejamos. Nos convertimos en verdaderos confidentes y por eso tenemos un público fiel», explica Rekarte.
Probar todos los artículos
Tal es su grado de implicación con el cliente que, en el caso de La Juguetería, es política de empresa que todos los trabajadores, incluidas las señoras de la limpieza, prueben todos los artículos de la tienda. «Si pregunta cualquier cliente, que sepan recomendar», añade el fundador. A juicio de Rekarte, los «sex shop» no han sabido reestructurarse ni adaptarse al momento.
Ambas ofrecen su producto también por internet. En el caso de La Juguetería, que pretende abrir una tienda nueva en otra ciudad, los pedidos a través de la red son inferiores a los presenciales. Mitad y mitad en Amantis. Los responsables de estos negocios consideran que, aunque cada vez más el público se atreve a abrir sus experiencias sexuales, aún existen muchos prejuicios.
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