27 de junio de 2020

REBAÑO

viernes, 26 de junio de 2020


REBAÑO – 27/06/2020

No les hubiera valido ningún otro tipo de coronavirus ni ningún otro tipo de pandemia: lo que necesitaban era precisamente lo que está pasando. Un virus para el que no hubiera inmunidad previa entre la población mundial y que, aunque no fuese muy letal, se extendiese con gran rapidez y provocase en los países desarrollados el colapso de los sistemas sanitarios, causando una epidemia de pánico y obligando a los gobiernos a tomar medidas sin precedentes de cuarentena y aislamiento social que paralizarían casi por completo la actividad económica. Y, por supuesto, todo ello sería imposible sin el concurso inestimable de los medios de comunicación.

Este era el objetivo: la quiebra económica controlada. Ahora, tras el impacto de la pandemia, los ciudadanos occidentales están mucho más cerca de aceptar la supresión del dinero en efectivo e incluso el chip subcutáneo, si les convencen de que éste es necesario para garantizar la futura seguridad sanitaria de la población. Por su parte, los Estados se encuentran debilitados, y lo estarán aún más en el futuro ante el tremendo esfuerzo que la mitigación de los efectos económicos de la pandemia, mucho más devastadores y duraderos que los puramente sanitarios, va a exigir a sus arcas públicas; y su margen de maniobra y soberanía menguará también ante la creciente preponderancia de las instancias decisorias supranacionales, necesarias, nos dirán, para el manejo de emergencias que ya se mueven a escala planetaria. El Gobierno Mundial se encuentra más próximo de lo que ha estado nunca. En cuanto a la tecnología 5G, elemento imprescindible para el futuro diseñado por la Élite, también ahora se implantará con muchos menos problemas, objeciones y reticencias, ante la importancia creciente que van a cobrar el teletrabajo y todo tipo de procesos telemáticos. Y son sólo unos cuantos ejemplos de las muchísimas ventajas que el Covid supone para la Élite globalista.

Se trata de algo que me parece absolutamente evidente: la Élite tiene un plan. Ya lo dijo David Rockefeller en 1994 ante un grupo de embajadores en las Naciones Unidas: "Estamos a las puertas de una gran transformación. Lo único que necesitamos es la crisis adecuada, y el mundo aceptará el Nuevo Orden Mundial".

De manera que ya han preparado cierto futuro para nosotros: agenda transhumanista, áreas urbanas a modo de paradisíacos resorts de lujo para la élite técnico financiera, renta básica universal como instrumento de control social de las masas empobrecidas, generalización de las redes telemáticas en la vida cotidiana, supresión del efectivo, geolocalización y monitorización permanente, sistema de crédito social similar al que ya existe en China, omnipresente vigilancia tecnológica, probable vacuna obligatoria, chip subcutáneo bajo pena de convertirse en un paria social. Parte de todo ello aún nos puede sonar a ciencia ficción, pero esperemos a 2030 y ya volveremos a hablar. ¿No percibimos el enorme trecho que hemos recorrido en apenas tres meses?

Aún estamos a tiempo de resistirnos a un plan que sólo nos considera como un rebaño fácilmente manipulable. De lo contrario, la superioridad estratégica de los globalistas y nuestra propia incapacidad para organizarnos serán los grilletes que nos encadenen a una nueva forma de esclavitud.

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