6 de abril de 2017
No morder la mano de quien te da de comer
No
morder la mano de quien te da de comer
Los líderes de Podemos se ponen de perfil ante los
graves sucesos de Venezuela
Pablo
Iglesias, durante la presentación de la novela gráfica 'Garbo, el espía catalán
que engaño a Hitler'.JAVIER LIZÓN EFE
Es mucho más que una frase hecha. Los
nuevos acontecimientos sucedidos en Venezuela han vuelto a poner en evidencia
en España a los líderes de Podemos. Una vez más, Pablo Iglesias, Juan Carlos
Monedero, Íñigo Errejón y el resto de los representantes de la formación morada
han respondido con evasivas a los atropellos del régimen de Nicolás Maduro contra
la maltrecha democracia venezolana. Mientras medio mundo denunciaba la decisión
del Tribunal Supremo de Caracas de arrogarse las funciones de la Asamblea
Nacional, el portavoz internacional de Podemos, Pablo Bustinduy, se limitaba a
hablar de “crisis de legitimidades”.
No es la primera vez, ni será la última,
que Podemos defiende las tropelías de la dictadura de
facto venezolana.
En Madrid, en Bruselas o en Estrasburgo, los líderes de la izquierda radical
española se han negado sistemáticamente a condenar el encarcelamiento del líder
opositor venezolano Leopoldo López (condenado a 13 años de prisión por instigar
manifestaciones en 2014), a quien no consideran un preso político, sino un
político preso. Todo lo que venga de Caracas hay que explicarlo bajo la óptica
de la revolución bolivariana, insisten unos políticos que mamaron esa ideología
y abrevaron en el pesebre de Hugo Chávez durante años.
Los líderes de Podemos tienen muy claro que
nunca morderán la mano de quien les ha dado de comer durante toda su
trayectoria política. El chavismo les entregó dinero y les iluminó
intelectualmente hasta hace muy poco. No hace falta acudir a las decenas de
vídeos que circulan por las redes sociales en los que Iglesias, Monedero y
Errejón alaban a los líderes que llevaron a Venezuela a la ruina (produce
vergüenza observar los halagos al líder bolivariano, mientras portan un brazalete
con la bandera del país). El chavismo está presente en su ideología y en su
propio programa electoral; sobre todo, tras la victoria de Iglesias en
Vistalegre II.
El partido que lidera la izquierda radical
en España (aliado con Izquierda Unida y diversos partidos regionales) nunca
criticará lo que haga el Gobierno venezolano (sea lo que sea), porque está
hipotecado con ellos económica y doctrinalmente. No se trata solo de protegerse
frente a posibles informaciones de financiación del régimen chavista a la fundación
de la que nació Podemos. Es algo más hondo: les cuesta renunciar a sus
creencias más profundas que se plasman en su propia estrategia.
Cuando Iglesias habla de asaltar los
cielos, lo hace al más puro estilo bolivariano. Y el camino más corto pasa por
deslegitimar las instituciones democráticas del país. Eso es lo que buscan en
Podemos. Por eso, no hay que quedarse en el debate sobre el decoro en el
Parlamento. Hay que pensar que lo que buscan con la provocación y las performances continuas es devaluar la casa de los
representantes de los ciudadanos, en su campaña contra lo que llaman la trama,
que no es otra cosa que el establishment que quieren destruir para crear el suyo
propio.
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