13 de marzo de 2017
Los obispos deciden su grado de comunión con el papa Francisco
Los
obispos deciden su grado de comunión con el papa Francisco
Blázquez subraya en la asamblea de la CEE estas
palabras de Francisco a EL PAIS: “No se insulten. No se condenen antes de
dialogar. Usted me pide un consejo para los españoles: dialoguen”
El papa
Francisco. ANGELO CARCONI EFE
Sumidos en una profunda crisis de prestigio
y credibilidad, con destacados prelados ante los tribunales de Justicia y
agrios enfrentamientos nada disimulados, los obispos inician este lunes una
asamblea de la Conferencia Episcopal Española (CEE) para renovar todos sus
cargos, incluidos los del presidente y vicepresidente, cardenales Ricardo
Blázquez y Carlos Osoro. La elección es mucho más que un trámite trianual.
Dejará al descubierto el grado de comunión de las jerarquías del catolicismo
español con Francisco justo cuando el pontífice argentino, de 80 años de edad,
cumple hoy mismo cuatro en el cargo.
·
Compromís denuncia a los obispos Cañizares y Osoro por malversación y
cesión ilegal de trabajadores
Parece haberlo entendido así el cardenal
presidente, que esta mañana ha dedicado un párrafo al principio de su discurso
de apertura a subrayar la necesidad de estar en comunión y en obediencia con
Francisco. Dijo: “Hoy, 13 de marzo, quiero expresar en nombre de la Conferencia
Episcopal nuestra comunión con el Papa. Recuerdo algunos ingredientes que
constituyen la realidad rica y básica de la comunión eclesial entre cabeza y
miembros del Colegio Episcopal: la unión fraterna en el ministerio episcopal,
la colaboración y obediencia al sucesor de Pedro, el afecto cordial en el
Señor, el apoyo en el ejercicio de su ministerio petrino, la manifestación de
cercanía en las pruebas que comporta el encargo de apacentar el rebaño del
Señor, la gratitud por su vida generosamente entregada en el cumplimiento del
ministerio recibido, la búsqueda de los caminos del Evangelio en nuestro tiempo
con sus oportunidades y desafíos”.
También ha hablado el cardenal Blázquez,
sin citarlos, de los conflictos en que están enzarzados algunos obispos contra
amplios sectores sociales que no piensan como los eclesiásticos romanos. Sin
aludir a la agria polémica desatada por el autobús tránsfobo de la organización
ultracatólica HazteOir.org, el líder de los obispos citó un largo párrafo de
Francisco en la entrevista exclusiva que concedió a EL PAÍS el
22 de enero pasado: “Recuerdo un consejo del Papa, que nos ha dado a los españoles
hace pocos meses: 'Diálogo. Es el consejo que doy a cualquier país. Por favor,
diálogo. Como hermanos, si se animan, o al menos como civilizados. No se
insulten. No se condenen antes de dialogar… Hoy día, con el desarrollo humano
que hay, no se puede concebir la política sin diálogo. Y eso vale para España y
para todos. Así que usted me pide un consejo para los españoles: dialoguen',
dijo entonces Francisco”.
No han sido las únicas palabras del
cardenal Blázquez alabando la gestión de Francisco en estos cuatro años de
mandato. Desde el pontificado de Pío IX no se habían visto tantas críticas e,
incluso, tanta falta de respeto a un Papa en el cuerpo de cardenales y en la
Curia romana como las desatadas contra Francisco, sobre todo contra la
exhortación Amoris laetitia (La alegría
del amor) sobre el
matrimonio y la familia, que muchos prelados tachan de herética, contraria a la
moral y una especie de divorcio católico. También disgustan la comprensión que
ha expresado hacia los homosexuales y la insistencia en que quiere “una Iglesia
pobre, para los pobres y que huela a oveja”. Curiosamente, es en la muy
católica España, muchas veces más papista que el Papa, donde se perciben con
más contundencia las resistencias al Papa. Así se dice en el Vaticano, donde no
dejan de sorprender las visitas de cardenales rebeldes a varias diócesis,
jaleados por sus obispos e incontables medios de comunicación de la Iglesia
romana.
En España se rompe un matrimonio católico cada cinco minutos. Son personas que muchas
veces se vuelven a casar y reclaman de sus párrocos seguir recibiendo la
eucaristía. Grave pecado, sostiene la doctrina clásica. La tesis de Francisco,
que en España defienden señaladamente los cardenales Blázquez y Osoro,
respectivamente arzobispos de Valladolid y Madrid, es que no todo está perdido
para esos divorciados vueltos a casar si se agilizan y abaratan los procesos de
nulidad, hasta ahora muy caros y lentos, además de desagradables la mayoría de
las veces. Además, hay muchas maneras de vivir o sufrir en familia y son muy
variados los motivos por los que se rompen los matrimonios, afirman. Pero
abundan los obispos que creen que los divorcios se producen por capricho y que
no cabe cambiar la doctrina vigente. Francisco, en cambio, sostiene que hay
diferentes formas de interpretar algunos aspectos de esas doctrinas. “Es
posible que, en medio de una situación objetiva de pecado, se pueda vivir en
gracia de Dios… La Eucaristía no es un premio para los perfectos sino un
generoso remedio y un alimento para los débiles”, afirma.
La larga plenaria de esta semana se ve, en
consecuencia, como un termómetro del grado de aceptación que las reformas y el
estilo de Francisco tienen en España. Pero la reelección del cardenal Blázquez
para un nuevo trienio en la presidencia tiene el inconveniente de la edad. El
arzobispo de Valladolid cumple 75 años en abril y debe presentar su renuncia
ante el Vaticano, que suele tardar dos o tres años en ser aceptarla cuando el
dimisionario es afín. Tampoco se descarta que Osoro, de 71 años, repita como
vicepresidente, sin descartar para ese cargo al arzobispo de Barcelona, Juan
José Omella en un claro mensaje territorial ya practicado durante la
presidencia del cardenal Antonio María Rouco con el cardenal Ricard Maria
Carles de vicepresidente.
Omella, aragonés, y Carles, valenciano,
llegaron a Barcelona después de largos desencuentros entre el Vaticano y el
Gobierno porque Roma prefería para el cargo a prelados catalanes, muchas veces
nacionalistas declarados. Desde los Acuerdos firmados entre ambos Estados en
1979, el Jefe de Estado ya no nombra obispos como hacía con gran entusiasmo el
dictador Francisco Franco, pero el Ejecutivo mantiene un humillante derecho de
consulta y la prerrogativa de dar su opinión sobre las propuestas que hace el
Vaticano.
En esta asamblea plenaria hay 80 electores,
de los que tres son cardenales, 13 arzobispos, 51 obispos diocesanos y 12
prelados auxiliares. La diócesis de Mallorca está representada por su
administrador apostólico, Sebastiá Taltavull Anglada. En España hay 69 diócesis
territoriales y un arzobispado castrense, cuyo titular, con grado de general de
División, es nombrado por el Rey. Desde esta tarde, con un previo de
incontables votaciones de tanteo, los obispos preparan la elección desde mañana
del presidente, vicepresidente, miembros del Comité Ejecutivo, los catorce
presidentes de las Comisiones Episcopales, los tres presidentes de las
Subcomisiones Episcopales, el presidente de la Junta Episcopal de Asuntos
Jurídicos y los tres miembros del Consejo de Economía.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario