Con 'Wozzeck' hubo susto en el Real, pero asumible
Brilló la dirección musical y no gustó la dirección artística en el montaje de la difícil ópera de Alban Berg
El Director musical Sylvain Cambreling fue sin duda la estrella de la noche. Demostró lo que había asegurado por activa y por pasiva en días anteriores, que domina la partitura, que la siente, que la comprende y que la ejecuta notablemente. Tratándose de esta difícil escritura, tiene doble mérito. La orquesta a sus órdenes estuvo magnífica y la impresión buscada por el compositor -desagradar, crispar y aterrorizar al respetable público- se transmitió a toda potencia. Los metales estuvieron fantásticos provocando escalofríos, y los quejidos disonantes de sus majestades infernales los cuatro trombones hubieran conmovido a las piedras.
La música de Wozzeck es extraordinaria, sin dejar de ser horrible, espantosa y causante de dolor y pena. La persona culta del siglo XXI puede y debe permitirse esta prueba alguna vez en su vida. Pero sin abusar, para no destrozar su inconmovible aspiración a la belleza. La morbosidad que la llena se convierte en sufrimiento auténtico en sus partes vocales. Ya hemos escrito otras veces nuestra humilde opinión en la materia: que el atonalismo vocal es inviable además de imposible. Con/contra él a los cantantes les toca bandearse de vez en cuando, incluso los hay 'masocas' que lo hacen a tiempo pleno. La soprano Nadja Michael estuvo realmente sobresaliente, demostrando grandes dotes, una de las voces más potentes que hayamos escuchado en los últimos tiempos, estremeciéndonos con esa impotencia ante la desgracia con que Berg escribió los más memorables de los crispantes lamentos del personaje. El tenor Simon Keenlyside nos impresionó más como actor que como cantante. Durante interminables minutos apenas pudo escuchársele, y en general no nos pareció en su mejor noche ni en su mejor personaje. Creemos que no estuvo a la altura de este complejo Wozzeck, uno de los protagonistas más lastimero y patético de todo el género. Muy notable todo el resto del elenco, esos demenciales personajes secundarios del Capitán y del Doctor, por no hablar del Tambor Mayor en el que el panameño Jon Villars está caracterizado de espectacular manera. Sin embargo, las voces de los tres se parecerían demasiado, sin reflejar la variedad de tenor, bajo y contratenor respectivamente que les atribuye Berg.
Ya hemos mencionado el gran trabajo de la escenógrafa y figurinista Anna Viebrock en montar esta complicada película de casi dos horas de duración en un único ambiente. La secunda con el mismo mérito el dramaturgo Malte Ubenauf, que compone un entramado complicado de movimientos de padres y niños, y no se queda atrás el Iluminador, Olaf Winter. Es más, diríamos que su protagonismo en el interludio final colabora muy mucho a los mejores momentos de la pieza. Y hablando de escena, hace dos años se vio en Madrid un gran montaje de la obra teatral original, el Woyzeck de Georg Büchner, en versión de Juan Mayorga y dirección de Gerardo Vera (ver nuestra reseña de entonces). Büchner murió a los 23 años, fue socialista utópico y agitador campesino, y se basó en la historia real del soldado Woyzeck, que asesinó a su amante en Leipzig en 1821.
En esta ópera sin duda lo mejor es el final, musical y escenográficamente y sobre todo porque finalmente nos libera de tan pesada carga. Contando la triste historia de este despojo humano, víctima de la crueldad y de la injusticia, que en su incapacidad para comprender el origen de sus males termina asesinando a otra víctima como él y colaborando al sinsentido abrumador de la existencia, refocilándose morbosamente en la tragedia de los más miserables (como tantos intelectuales oportunistas), el privilegiado, inestable y superdotado Berg alcanzó la fama internacional tras su estreno en 1925 y se dedicó en los años siguientes a viajar por toda Europa para supervisar las representaciones y dar conferencias, antes de que los nazis le censuraran por degenerado y de morir de resultas de una picadura de abeja a los cincuenta años.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Partitura: 8
Libreto: 8
Dirección musical: 8
Dirección artística: 5
Orquesta: 8
Voces: 7
Escenografía: 7
Realización: 8
Producción: 8
Programa de mano: 8 (excluyendo la portada)
Documentación a los medios: 8
TEATRO REAL
WOZZECK
Alban Berg (1885-1935)
Ópera en tres actos (Quince escenas)
Libreto del compositor, basado en Woyzeck de Georg Büchner
Nueva producción en el Teatro Real, procedente de la Opéra national de Paris
Director musical Sylvain Cambreling
Director de escena Christoph Marthaler
Escenógrafa y figurinista Anna Viebrock
Iluminador Olaf Winter
Colaboración movimientos Thomas Stache
Codirector de escena Joachim Rathke
Dramaturgo Malte Ubenauf
Director del coro Andrés Máspero
Directora del coro de niños Ana González
Reparto
Wozzeck Simon Keenlyside
Tambor mayor Jon Villars
Andres Roger Padullés
Capitán Gerhard Siegel
Doctor Franz Hawlata
Marie Nadja Michael
Margret Katarina Bradić
Primer aprendiz Scott Wilde
Segundo aprendiz Tomeu Bibiloni
Loco Francisco Vas
Soldado Antonio Magno *
Muchacho Enrique Lacárcel *
Hijo de Marie Lorenzo Bini Bicchierai, Diego Ramos Ruano
* Miembros del Coro Titular del Teatro Real
Pequeños Cantores de la JORCAM
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
(Coro Intermezzo / Orquesta Sinfónica de Madrid)
Duración aproximada, 1 hora y 50 min. (sin descanso)
Fechas, 3, 5, 8, 10, 13, 15, 18, 20 de junio de 2013, 20.00 horas.
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