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Blog Contra-Revolucionario
viernes, 21 de junio de 2019
MAYAK – 22/06/2019
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El mundo permaneció ajeno a aquella tragedia humana y medioambiental debido al estricto protocolo soviético de ocultar la información perjudicial para el régimen, gobernado en aquel momento por Kruschev, en la fotografía con su risa vulgar, de una cordialidad nada convincente, expresión, porte y actitud marcadamente groseras, caracterizan al negrero de esa gran e infeliz sala de esclavos a la que el comunismo redujo Rusia. Era el símbolo de la época en que todos los elementos superiores de cultura son negados, bajo el signo del más graso materialismo, sólo la fuerza y la técnica tienen valor oficialmente reconocido. Como llegaron rumores a Occidente, cuando fue preguntado en la escena política internacional se negó a reconocer ni tan siquiera la existencia de la planta.
Los aspectos medio ambientales no fueron tomados en serio, hasta el punto de que los seis reactores nucleares se encontraban cerca del lago Karachai, en el que descargaban el agua contaminada después de ser utilizada para enfriar los reactores. Y además la planta estuvo echando durante años los desechos radiactivos a un río cercano que conectaba con el río Obi y de ahí iba a parar al Océano Ártico.
No fue hasta 1976 cuando el biólogo disidente ruso Jaurès Medvedev dio por primera vez noticia de aquel grave accidente. Aunque todavía no hay cifras oficiales, se calcula que unas 200 personas murieron en los diez primeros días y cientos de miles fueron seriamente afectadas por la radiación posterior. A pesar de eso, hoy Mayak sigue siendo una de las principales centrales nucleares en Rusia.
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