PERISCOPIO
Blog Contra-Revolucionario
martes, 12 de marzo de 2019
DEMONIO – 13/03/2019
En la iconografía corriente, el demonio, ángel caído, es presentado como astuto, sagaz y poderoso. Esto puede dar la impresión de que no podemos vencerlo.
La Iglesia enseña que Dios creó a los Ángeles muy superiores a nosotros. Puros espíritus, de inteligencia lucidísima y gran poder, exceden por su naturaleza incluso a los hombres más dotados.
Con su rebelión, los Ángeles malos perdieron la virtud, sin embargo, no perdieron la inteligencia ni el poder.
Dios frena su acción en mayor o menor medida, según los designios de su Providencia. Pero, según su naturaleza, continúan siendo muy superiores al hombre. Es por esto que la Iglesia siempre aprobó que los artistas representaran al demonio bajo la forma de un ser inteligente, sagaz, astuto, poderoso, aunque lleno de malicia en todos sus designios. Ella aprobó que se presentase al demonio como un ente de encantos fascinantes, para manifestar así las apariencias de calidad de que el espíritu de las tinieblas se puede revestir para seducir a los hombres.
Un ejemplo de este tipo de representación lo tenemos en la fotografía del demonio de Fausto, personaje de una obra de Goethe sobre un erudito de éxito que insatisfecho con su vida hace un trato con el diablo, intercambiando su alma por el conocimiento ilimitado y los placeres mundanos. Mefistófeles, con un semblante fino, astuto, de psicólogo penetrante y lleno de labia, instila pensamientos de perdición, suaves y profundos, a Fausto, que duerme y se encuentra en pleno sueño.
Este tipo de imagen se ha hecho tan frecuente que casi no se representa al demonio bajo otro aspecto. Todo esto es, como dijimos, perfectamente ortodoxo. Pero tiene un gran inconveniente.
Representando insistentemente al demonio como inteligente, vivo, capaz, ¿qué impresión se crea en el alma popular? La impresión de que el vicio forma hombres inteligentes y varoniles.
EXCERTOS DE COMENTARIOS DEL PROF. PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA
SIN REVISION DEL AUTOR.
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