PERISCOPIO
Blog Contra-Revolucionario
miércoles, 30 de enero de 2019
NACHO ALDAY - TORNADO – 31/01/2019
Fue algo tremendo, como un martillazo en la noche, en medio del diluvio sonó un ruido como el de un avión a reacción, después empezó a granizar, a llover piedras y un viento endiablado se lo llevó todo: coches, árboles, techos, balcones, vidas, una catástrofe. No ocurría nada igual en La Habana desde 1940. Ahora el tornado pasó en la madrugada del lunes por varios barrios de la capital. Hasta el momento se ha informado de cuatro muertos y 195 heridos, pero la cifra es provisional pues hay numerosos derrumbamientos.
La televisión y radio avisaron de que se acercaba una formidable tormenta, una especie de huracán fuera de temporada, que entró por el oeste de la isla, pero nadie pudo prever que de este fenómeno meteorológico relativamente normal se formaría un tornado, algo totalmente excepcional en Cuba, que en su núcleo llegó a desarrollar vientos de 300 kilómetros por hora, como un ciclón de máxima categoría, pero muy localizado en una pequeña área y de traslación muy rápida. Si en vez de segundos hubiera durado minutos aquí no quedaba nada, comentaba uno de los traumatizados vecinos.
Recorrió unos 11 kilómetros en 16 minutos y afectó a más de 1.200 viviendas, ocasionando 124 derrumbamientos totales y 225 parciales, además de provocar daños en 7 centros de salud, 46 escuelas, 21 guarderías infantiles, numerosas empresas y residencias donde se ha agravado la difícil situación ya existente debido a la falta de mantenimiento.
Donde golpeó el tornado, el paisaje era devastador: escombros, vigas, farolas y árboles tumbados en medio de la calles, coches hechos chatarra incrustados en estructuras de hormigón, gente tratando de salvar algo de sus pertenencias, bomberos trabajando a destajo, vecinos ayudando en lo que podían, el servicio de agua, electricidad, gas y teléfono interrumpido, además del traumático recuerdo de la evacuación en plena tormenta del hospital de maternidad con sirenas sonando, traslado de embarazadas, niños llorando, un verdadero zafarrancho de combate en medio del caos.
Parecía que el mundo se iba a acabar, creí que un avión se estaba estrellando, pero cuando salí al pasillo de mi casa todo empezó a volar y nos refugiamos con los niños debajo de la cama, contaba un ama de casa.
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