Entre un sínodo y otro, la batalla continúa
por Sandro Magister
ROMA, 5 de febrero de 2015 – Tal como fue anticipado por el secretario general del sínodo de los obispos, Lorenzo Baldisseri (en la foto), se hizo público el primer lote de los participantes a la reunión del próximo octubre, elegidos por las respectivas conferencias episcopales.
De la delegación de Estados Unidos ya se sabía. Los cuatro nominados son todos contrarios a la admisión a la comunión de los divorciados que se han vuelto a casar – punto crucial del conflicto actual –, mientras que no fue elegido el pupilo del papa Francisco, el progresista Blase Cupich, promovido hace muy poco a la importante arquidiócesis de Chicago.
Más equilibrada aparece la delegación de Francia, en la que el progresista Jean-Luc Brunin, presidente de la Comisión Episcopal Francesa para la Familia, hace de contrapeso del cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París.
Entre los delegados de España, el más votado fue el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, el neo-cardenal Ricardo Blázquez Pérez, gran partidario desde hace años del Camino neo-catecumenal, el movimiento católico más comprometido en defender el modelo tradicional de familia. Mientras que el predilecto del Papa, el neo-arzobispo de Madrid, Carlos Osoro Sierra, ingresó en el grupo por muy poco, superando apenas por un voto al conservador Juan Antonio Reig Plá, obispo de Alcalá de Henares.
Decididamente orientado en sentido conservador es el único representante de Holanda, en la persona del cardenal Willem Jacobus Eijk.
Lo mismo resulta para gran parte de los delegados africanos.
Sorprendente es el caso de Nueva Zelanda, donde al neo-cardenal John Atcherley Dew, defensor entusiasta de las tesis progresistas en el sínodo del pasado mes de octubre, le faltaron los votos necesarios para retornar a Roma como delegado de su país.
Así tampoco fue elegido, en Uruguay, ni siquiera el otro neo-cardenal Daniel Fernando Sturla Berthouet, arzobispo de Montevideo, también él progresista. Al sínodo irá el obispo de Minas, Jaime Fuentes Martín, miembro del Opus Dei y testigo directo, hace tres lustros cuando era capellán de las monjas adscriptas a la nunciatura, del escandaloso "ménage" entre el entonces consejero diplomático Battista Ricca – hoy agraciado por el papa Francisco, quien lo promovió a prelado del IOR – y su amante llevado a allí desde Suiza. También el predecesor de Fuentes en la diócesis de Minas, el obispo emérito Francisco Domingo Barbosa Da Silveira, estuvo en las crónicas por acciones análogas, que lo obligaron a dimitir en el 2009.
De este primer lote de delegados se puede prever entonces que en el sínodo de octubre los partidarios de audaces cambios de la doctrina y de la praxis de la Iglesia en materia de matrimonio y de homosexualidad no encontrarán allanado el camino.
Esto no quita que algunos de ellos estén dando prueba de un particular activismo, para apoyar su causa.
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En Estados Unidos, por ejemplo, el neo-arzobispo de Chicago, Blase Cupich, no oculta que tiene como su faro al cardenal Walter Kasper, el líder de los innovadores, y actúa en consecuencia.
Como ya había hecho en su anterior diócesis de Spokane, Cupich anunció en una entrevista concedida a "Commonweal" que regalará a todos sus sacerdotes una copia de la exposición de Kasper en el consistorio de febrero del 2014, en apoyo de la admisión a la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, y organizará seminarios para que los mismos sacerdotes asimilen al máximo los contenidos:
> A Listening Church. An Interview with Archbishop Blase Cupich
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En Alemania, el arzobispo de Munich, Reinhard Marx, quien es también uno de los nueve cardenales de consulta del Papa, va todavía más lejos.
En una extensa entrevista publicada en el semanario "America", de los jesuitas de Nueva York, dijo que la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar es sólo un primer paso, porque es sobre la doctrina del matrimonio que es necesario intervenir, actualizándola, y lo mismo vale para las relaciones homosexuales:
> Cardinal Marx on Francis, the Synod, Women in the Church and Gay Relationships
Y entre tanto, la Conferencia Episcopal alemana tomó medidas para hacer pública su propia contribución al sínodo del pasado mes de octubre: un documento para apoyar la comunión a los divorciados que se han vuelto a casar, suscrito por la gran mayoría de los obispos y de hecho ya puesto en práctica a gran escala:
> Theologisch verantwortbare und pastoral angemessene Wege zur Begleitung wiederverheirateter Geschiedener
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En Bélgica, el obispo de Anversa, Johan Bonny, ex colaborador del cardenal Walter Kasper en el Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos y aspirante número uno a la sucesión del actual arzobispo de Bruselas, el conservador André-Joseph Léonard, ha enriquecido la carga, ya muy pesada, de sus propuestas innovadoras que reclaman de la Iglesia la plena aprobación de la "relación" entre homosexuales, en una entrevista concedida al diario "De Morgen":
> Bonny wil kerkelijke erkenning holebi's
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Al pasar de los obispos a los teólogos, uno de éstos, el italiano Giovanni Cereti, citado por el cardenal Kasper como su primer autor de referencia en la reconstrucción de la praxis de la Iglesia antigua respecto a los divorciados que se han vuelto a casar, ha vuelto no sólo a confirmar las propias tesis rechazando en bloque toda crítica, sino que las ha aumentado, amonestando a quien niega la Eucaristía a los divorciados que se han vuelto a casar de colocarse con esto mismo "fuera de la comunión de la gran Iglesia".
De hecho, esto es lo que él escribe en el prefacio a la reciente reimpresión de un libro suyo sobre el argumento, "Divorziati risposati. Un nuovo inizio è possibile?" [Divorciados vueltos a casar. ¿Es posible un nuevo comienzo?], editado por la Cittadella de Asís:
"Quien no reconoce la posibilidad que se pueda conceder a estas personas la reconciliación sacramental, negando a la Iglesia el poder de ejercitar la misericordia en nombre de Cristo y de perdonar todos los pecados, recae en el error de los novacianos. Ellos excluían de la reconciliación y de la comunión hasta en el lecho de muerte a los responsables de los pecados de apostasía, de homicidio y de adulterio, entendiendo con éste último a las personas señaladas de este modo en el evangelio (jamás los viudos que se han vuelto a casar). La gran Iglesia tomó conciencia muy rápidamente de haber recibido del Señor el poder de absolver cualquier pecado y, por lo tanto, los admitía a la penitencia, y concluido el tiempo de penitencia los readmitía en la comunión eclesial y en la Eucaristía. ¡Que el Señor no permita que los que en nombre de la defensa de la fe se oponen hoy a la reconciliación de los fieles que se encuentran en tal situación vayan a caer en el error novaciano, corriendo el riesgo de ponerse fuera de la comunión de la gran Iglesia!".
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Desde Japón, un jesuita español, Juan Masiá, va mucho más allá, en una fluida entrevista en el portal católico progresista "Religión Digital", que lo presenta como "uno de los mayores expertos de bioética del mundo":
> Juan Masiá, S.J.: "Hace años que tendría que ser posible que se ordenen tanto hombres como mujeres, tanto célibes como casados"
No sólo él quiere el sacerdocio para todos, incluidas las mujeres, como pone en evidencia el título de su entrevista. Sobre el punto específico del matrimonio y del divorcio reclama que no nos detengamos en innovaciones sólo prácticas, como las sugeridas por el demasiado prudente Kasper, sino que finalmente se haga lo que ni siquiera el Concilio Vaticano II jamás se atrevió: cambiar la doctrina, incluso el dogma de la indisolubilidad del matrimonio. En cuanto a la "Humanae vitae", tan apreciada por el papa Francisco, Masiá la corta en seco. Dice que es inútil tomarla en consideración, simplemente hay "que olvidarla".
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Menos llameante en el tono, pero no menos radical en la sustancia es también la línea adoptada por el monasterio de Bose, cuyo fundador y prior Enzo Bianchi tiene un largo ascendiente sobre amplios sectores del catolicismo no sólo italiano, todavía más desde el momento que el papa Francisco lo promovió a consultor del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.
El vice prior de Bose, Luciano Manicardi, en una erudita entrevista en el Observatorio de la libertad y de las instituciones religiosas, invoca que también la Iglesia Católica, como antes las Iglesias Ortodoxas, admite la disolución de un matrimonio y en consecuencia la posibilidad de las segundas nupcias, no sólo por la muerte de uno de los cónyuges sino simplemente por la "muerte del amor":
> Chiesa e famiglia dopo il sinodo straordinario: un cantiere in divenire
Aquí presentamos lo que el vice de Enzo Bianchi dice sobre este punto:
"En la 'Relatio synodi' se hace referencia a la 'diversidad de la disciplina matrimonial de las Iglesias Ortodoxas' que prevé la posibilidad de nuevas nupcias, no sólo en caso de viudez sino también de divorcio, acompañadas por un recorrido penitencial y, en todo caso, no más allá de la tercera vez (cf. también la 'Relatio ante-disceptationem', parágrafo 3). Si al momento parece difícil la importación en la Iglesia Católica del modelo ortodoxo que prevé también el reconocimiento de causas justas de divorcio (en el mundo ortodoxo, en efecto, desde el canon 9 de Basilio de Cesarea retomado por el Concilio, en Trullo en los años 691-692, se toma como verdadera excepción la excepción mateana explicitada en la indisolubilidad matrimonial que encontramos en Mt 5, 32 y 19, 19), sin embargo, desde el momento que la Iglesia Católica ya prevé la posibilidad de nuevas nupcias sacramentales en caso de muerte de un cónyuge, reconociendo así una quiebra irreversible del primer matrimonio que no infringe el principio de la indisolubilidad, se puede pensar que ella puede llegar a acoger la posibilidad de nuevas nupcias frente a la evidencia de fracasos irreversibles a causa de la muerte del amor, de la muerte de la relación, de la transformación de la vida juntos en un infierno cotidiano. Esto ciertamente, unido a una disposición penitencial y a la voluntad de un reinicio serio en una nueva unión. Y esto como medida pastoral y 'oikonómica' que narra la misericordia de Dios, su amor más fuerte que la muerte, y va en su ayuda compadeciéndose de la fragilidad humana. Ciertamente que esta solución, proyectada por un teólogo como Basilio Petrà, que sorprende no haberlo visto entre los expertos del sínodo del 2014, tendría consecuencias en el plano ecuménico en cuanto representaría un indudable acercamiento de posiciones con la praxis de otras Iglesias".
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Frente a este denso despliegue de fuerzas, los defensores del matrimonio indisoluble resultan menos ruidosos y menos llamativos.
A su favor se puede citar el artículo en "Die Tagespost" del 22 de enero del vicario general de la diócesis de Coira, Martin Grichting, una de las raras voces disonantes respecto al coro pro-Kasper dominante en Alemania y Suiza:
> Eine pastorale Wende
Grichting exhorta a afrontar el problema de los divorciados que se han vuelto a casar, con el mismo estilo del apóstol san Pablo, rico de comprensión pero inequívoco hasta el martirio al dar testimonio de la verdad. Además de en alemán, su artículo puede ser leído en su traducción italiana, en esta otra página de www.chiesa:
> Una svolta pastorale
Contra la "sutil herejía" de separar la doctrina de la práctica pastoral, modificando ésta última hasta desmoronar la primera, aunque dando muestras de defenderla de palabra, se ha expresado muchas veces el cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Y lo mismo ha hecho, refiriéndose directamente a la indisolubilidad del matrimonio, el obispo de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla el 5 de febrero en la universidad Francisco de Vitoria de Madrid:
> La relación entre doctrina cristiana y pastoral
Por último, se puede señalar la "súplica filial" dirigida al papa Francisco por 100 personalidades católicas y por más de 30 asociaciones pro-vida y familia para que pronuncie "una palabra clarificadora" contra la "generalizada desorientación causada por la eventualidad que en el seno de la Iglesia se abra una brecha tal que permita el adulterio – con el acceso posterior a la Eucaristía por parte de parejas divorciadas y vueltas a casar civilmente – e incluso una virtual aceptación de las uniones homosexuales. Todas estas prácticas están condenadas categóricamente por la Iglesia, como opuestas a la ley divina y natural":
> Filial Appeal to His Holiness Pope Francis on the Future of the Family
Entre los que suscriben esta súplica figuran los cardenales Raymond Leo Burke, Walter Brandmüller y Jorge Arturo Medina Estévez; los obispos Wolfgang Haas (de Vaduz, Liechtenstein) y Athanasius Schneider (de Astana, Kazajistán); los profesores Josef Seifert, Wolfgang Waldstein y Luke Gormally, de la Pontificia Academia para la Vida; Robert Royal, presidente del Faith and Reason Institute, los italianos Roberto de Mattei y Pietro De Marco, y el exiliado cubano Armando Valladares, ex embajador de Estados Unidos en la comisión de la ONU para los Derechos Humanos.
El cardenal Camillo Ruini, en una entrevista concedida al "Corriere della Sera", el pasado 22 de octubre, dijo que el poder mediático de los críticos católicos de Francisco es más débil que el de las publicaciones laicas que ponen al Papa de su lado y se apropian de él: "Unos tienen los fusiles de carga, los otros tienen la aviación".
En la intersección entre los dos sínodos sobre la familia parece que sucede algo similar. Los innovadores tienen la aviación y los defensores de la doctrina y de la praxis tradicional tienen los fusiles de carga.
Pero como ya aconteció en la reunión del pasado mes de octubre, también en el próximo sínodo se podrá cambiar el rumbo.
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Los documentos del doble sínodo sobre la familia:?:
> Sínodo de los Obispos
El listado completo del primer lote de los miembros del sínodo del próximo mes de octubre, elegidos por las respectivas conferencias episcopales:
> Membri e sostituti eletti
Y un análisis de las orientaciones de buena parte de ellos, compilada por John Allen del "Boston Globe"::
> Forecast: 2015 Synod of Bishops will be just as stormy as last time
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Traducción en español de José Arturo Quarracino, Buenos Aires, Argentina.
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