viernes, 24 de mayo de 2019
ELECCIONES – 25/05/2019
Si con la pasividad del pueblo de ante el asesinato en la guillotina de la reina María Antonieta el espíritu de caballería abandonó París, con la inacción de los franceses ante el incendio de la catedral de Notre Dame la honra de Francia quedó reducida a cenizas. De la flecha sólo sobrevivió el gallo idealista de su cima.
La aguja gótica representaba su honra y lo normal después de ese atentado habría sido un levantamiento militar, la declaración del estado de guerra, la expulsión de todos los musulmanes sin excepciones y la encarcelación de los políticos traidores que llevaron a esa situación.
Pero nada de eso sucedió, lo cual equivale a una capitulación ante la invasión islámica, como capituló el 25 de junio de 1940 ante las fuerzas armadas alemanas. Nada más que ahora en vez de ser ante el avance acorazado de la Wehrmacht lo hace ante unos salvajes con babuchas.
La decadencia y la humillación de la “grandeur”, el ridículo de la “gendarmerie” y la vergüenza del “armee” no podía ser mayor.
El incendio de Notre Dame de París es una parábola para Europa como lo fue el hundimiento del Titanic para la Belle Époque.
Lo que está en juego actualmente en el continente es la supervivencia como conjunto de naciones civilizadas o la capitulación ante la silenciosa invasión musulmana, que está a la espera de la primera oportunidad para imponerse a sangre y fuego en coalición con los comunistas, socialistas, anarquistas y tribalistas. A la cabeza de estos la secta bergogliana instalada en Roma parodiando a la Santa Iglesia Católica. Por cierto, el modelo de sociedad que ahora propugna su gurú vestido de blanco es el de los indígenas de la Amazonia brasileña.
Cuentan por supuesto con el apoyo de las fuerzas secretas tipo masonería y de los grandes medios de comunicación controlados por ellas que son los que manipulan todo el escenario público. Resulta evidente que fueron los que propiciaron las “primaveras” árabes a fin de tener un pretexto para invadir Europa bajo el ropaje de “refugiados”, al igual que ahora encubren sus crímenes como el ministro de inmigración holandés que ha tenido que dimitir por eso.
Mientras el público conservador está pensando más en ponerse morenos, pasarlo bien, veranear y hacer negocios. No quieren ni oír hablar de conspiración revolucionaria pues les ensombrece la fiesta.
A pesar del escandaloso fraude en los pasados comicios españoles es capital votar por la supervivencia de Europa en las elecciones de mañana. Ser o no ser.
NACHO ALDAY
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