PERISCOPIO
Blog Contra-Revolucionario
martes, 30 de abril de 2019
EGOÍSMO – 01/05/2019
El hombre contemporáneo padece de un mal moral que es el cáncer que corroe los más bellos frutos de nuestra civilización.
La sociedad actual afirma que funda su organización sobre dos instituciones que son adversarias irreconciliables del egoísmo: la familia y la propiedad. Ahora bien, el hombre contemporáneo es profundamente egoísta y, con ello, falsea tanto la familia como la propiedad. De ahí viene una perturbación profunda en todo el cuerpo social. Y con esto las puertas quedan abiertas a todos los gérmenes socialistas y comunistas.
La vida de familia, en la gran mayoría de los casos, se va volviendo cada vez más artificial. Para los hijos, sedientos de placer, el yugo de la autoridad paterna es intolerable. Los padres no son, a sus ojos, más que administradores de la fortuna familiar, a quienes se debe no sólo pedir, sino exigir el dinero necesario para los placeres. Por otra parte, la sed de placer minó profundamente el sentimiento del amor paterno. Los padres evitan el nacimiento de los hijos, con todo el cuidado con que se evitaría la llegada de un enemigo. Finalmente, el sentimiento de la fidelidad conyugal, que es un cimiento indispensable de la familia, combatido por todos los medios que facilita la tecnología contemporánea presenta una debilidad aterradora. Se proclama que la familia es la base de la sociedad. Y, precisamente porque esta verdad fundamental es tan generalmente aceptada, llama la atención la inconsciencia tranquila con que se ataca esa base y la sorpresa que muchos sienten al comprobar después que el edificio social empieza a vacilar.
La otra base de la sociedad es la propiedad. Pero la propiedad debe ser usada sin egoísmo, so pena de convertirse en fuente de perturbaciones sociales graves. Por otra parte, hay que subrayar que la supresión de la propiedad no remediaría, sino sólo agravaría de forma desesperada tales perturbaciones. Sin embargo, vemos por todas partes que el egoísmo, produciendo un deseo inmoderado de bienes materiales, perturba profundamente la vida económica. La famosa lucha de clases no es más que el choque de dos egoísmos ilícitos, el egoísmo de los que son ricos y quieren conquistar caudales aún mayores, y el egoísmo, tan absolutamente criminal y más estúpido que el primero, de los que son pobres y que se quieren enriquecer a costa de saquear la fortuna ajena.
Además, no es sólo la vida doméstica y la vida económica, sino también la política interna y la política exterior de la mayor parte de los pueblos, que se resiente de las perturbaciones causadas por el egoísmo.
EXTRACTOS DE COMENTARIOS DEL PROF.PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA AUTORIA DE NACHO ALDAY SIN REVISION DEL AUTOR
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