4 de octubre de 2016
La caída del PSOE es la peor en Europa tras el Pasok
La
caída del PSOE es la peor en Europa tras el Pasok
El partido español ha perdido la mitad de su apoyo:
en los 80 logró un 48% de votos y ahora ronda el 22%
La caída electoral del PSOE es la peor en
un partido socialdemócrata en Europa Occidental tras el hundimiento del Pasok griego en 2015. El PSOE ha
perdido la mitad de su apoyo: en los 80 logró un 48% de los votos y ahora ronda
el 22%. Las siguientes caídas más fuertes entre las grandes formaciones
socialdemócratas son las de Austria y Alemania.
El cambio del sistema de partidos en España
es solo una de las crisis que el PSOE ha enfrentado en la última década.
“Ningún partido socialdemócrata, aparte del Pasok, ha sufrido un cambio tan
profundo en la competición política a la cual se enfrenta”, dice Jorge Galindo,
editor de Politikon. La irrupción de partidos a izquierda y derecha del PSOE
puede ser además consecuencia, y no solo causa, del derrumbe.
Los cambios que han afectado el rendimiento
del PSOE no son puntuales. Están aquí para quedarse: “En el declive de un
partido como el del PSOE las razones son más sistémicas que coyunturales,
aunque el cambio sistémico se haya producido hace poco”, dice Ignacio Molina,
investigador del Real Instituto Elcano. Estas son las crisis originales y los
posibles caminos de futuro.
1. La
socialdemocracia tiembla en toda Europa. La caída electoral de los partidos
socialdemócratas en Europa empieza entre 2005 y 2007. El investigador Chris
Hanretty, de la Universidad de East Anglia, hizo la
media de sus resultados electorales desde 1970. La curva da un vuelco en 2005:
“El resultado socialdemócrata en las urnas ha caído consistentemente desde
2005”, ha escrito Hanretty. Los partidos conservadores, según Hanretty, son
estables en el mismo periodo.
Es un
fenómeno conocido
y estudiado: “En
los últimos 15 años ha habido un declive de socialdemocracia y los cambios
ligados a la globalización pueden explicarlo”, dice Juan Rodríguez Teruel,
profesor de la Universidad de Valencia. Los cambios en el comercio, la
inmigración, la relación entre economía y Estado hacen que las clases populares
sientan desamparo. El PSOE del presidente Zapatero era en aquellos años uno de
los últimos reductos de la socialdemocracia. Pero el ambiente fuera de España
ya era distinto.
2.
España se agrieta. La crisis territorial en España ha golpeado al PSOE como pocos: “Un
votante del PP en Andalucía y otro en Cataluña están más de acuerdo en cómo
debe ser España que dos socialistas de las mismas comunidades”, dice Galindo.
El presidente Zapatero prometió mantener el Estatut que salga del Parlament
y no cumplió luego. La falta de credibilidad ha laminado al PSC en Cataluña. La
cuestión territorial se reabre y los socialistas no pueden contentar a la vez a
sus votantes del centro y la periferia.
3. La
crisis económica es, en el fondo, como otras. Ha habido otras crisis duras en España. El
resultado no fue una caída tan significativa: “Es cierto que se han relacionado
las épocas de incremento del paro con castigo a los partidos de poder,
especialmente cuando son socialdemócratas, pero el declive no solo es esto”,
dice Rodríguez Teruel.
En los 90 hubo una crisis menor en España y
el PSOE cayó pero resistió. Las decisiones del gobierno Zapatero fueron
importantes para perder el poder en 2011, pero no explican por sí solas una
catástrofe así.
4. La
crisis política: los votantes huérfanos. En España se añaden fenómenos propios a la
crisis económica: corrupción, conflicto generacional y pérdida de confianza en
el establishment. “La crisis se ha cebado mucho con los jóvenes”, dice Rodríguez Teruel.
Los ciudadanos se sienten ignorados. Miran a quién votar en ese momento y ven a
los partidos de siempre: “Muchos ciudadanos reaccionan como huérfanos
políticos”, dice Sandra León, profesora en la Universidad de York (Reino
Unido). El PSOE, por trayectoria y generación, se había convertido en un
representante del establishment.
5. La
competencia crece. La unión de estos fenómenos produce una
demanda de partidos nuevos y surgen dos emprendedores políticos: Podemos y
Ciudadanos. Al contrario que en otros países –donde los nuevos partidos
aparecen sobre todo a la extrema derecha–, al PSOE le nacen dos partidos a los
lados. “La gente seguiría yendo a votar igualmente si no hubieran nacido nuevos
partidos”, dice Galindo. El PSOE ya no era la opción base para el
centroizquierda. Y lo peor: podía perder votantes por ambos lados.
Un 24,6% de las personas que recordaban
haber votado al PSOE en 2011 votaron por Podemos o sus confluencias en
diciembre de 2015. Otro 8,5% lo hizo por Ciudadanos. Por entonces el PSOE ya
había perdido votantes que se abstuvieron. Muchos no habrán regresado: en
diciembre de 2015, Podemos logró el voto del 34,3% de las personas que no
votaron en 2011 y Ciudadanos el del 15%.
6.
Hola a la nueva realidad. El PSOE tuvo el 26-J un 22,6% de los votos.
Es un drama para lo que el PSOE fue, pero no lo es para otros partidos del
continente hoy: “La socialdemocracia europea está entre el 15% y el 25%, con lo
que un 22% es un buen resultado”, dice Rodríguez Teruel. Los números del PSOE
están aún en una “zona tibia”, como dice Molina.
A
pesar de la endiablada suma electoral para el PSOE, con el sorpasso evitado, la
situación requería de más calma, según Molina: “El sistema electoral español
ayuda. Podemos es de 2014 y estamos en 2016 y si esta ansiedad se hubiera
manejado mejor en el partido para mantener la hegemonía de la izquierda, en 4
años se hubieran podido acercar al 30%”, dice. Con un 25% o 30% otros partidos
socialdemócratas son los más votados en muchos países: en Portugal, Suecia,
Austria o Dinamarca.
7.
¿Puede sobrevivir el PSOE a esta semana? Las crisis son malas, sobre todo, poco
antes de ir a votar. “Una crisis de partido poco antes de unas elecciones tiene
una regularidad empírica: es funesta”, dice Rodríguez Teruel. Si Pedro Sánchez
logra resistir y no puede formar gobierno, habrá nuevas elecciones. Debería
presentarse como superviviente para evitar algo que la literatura académica
dice que es inevitable: un fracaso electoral. La mejor salida en ese caso
requiere de bastantes condicionantes: “El mejor escenario en ese caso para el
PSOE es que no haya sorpasso, el PP sume con Ciudadanos y el PSOE quede como el
jefe de la oposición”, dice Galindo. Un problema añadido de unas elecciones con
el partido roto es la falta de ganas de campaña de sectores clave.
El otro camino es la abstención. La
academia coincide con la sabiduría popular: cuanto más tiempo antes de
elecciones mejor. Si Rajoy es reelegido presidente gracias al PSOE y las
próximas elecciones son de aquí a dos años, pasarán demasiadas cosas como para
que esta crisis -si se resuelve- sea crucial. Pero cuidado. El partido puede
recomponerse o también puede caer en más disputas: “Dos años dan para que
nuevos problemas emerjan favoreciendo o empeorando la situación del partido”,
dice Rodríguez Teruel. La crisis no es claramente definitiva. Pero podría
serlo.
El PSOE está en la franja de votos de otros
partidos socialdemócratas que no temen por su supervivencia. Quizás es su zona
para un nuevo equilibrio multipartidista y desde allí podrá ganar y perder
gobiernos. Pero está en la parte baja de esa franja, y sobre todo, con
tendencia negativa. Hasta que no se estabilice nadie conoce su suelo Pasok.
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