7 de octubre de 2016
EL PAIS: EDITORIAL. Caos junto a Europa
Caos
junto a Europa
La situación en Siria y Libia hacen más convulsas
las fronteras de la UE
Una de las embarcaciones atestadas de emigrantes rescatada el 3 de
octubre cerca de la costa libia.ARIS MESSINIS
En apenas 48 horas, entre el lunes y el
martes pasados, las patrullas de salvamento que operan en el Mediterráneo
rescataron a 10.655 migrantes y refugiados. Viajaban en precarias y atestadas
embarcaciones. Nadie que no esté muy desesperado se hace a la mar en unas
condiciones que producen pavor. Cuando los supervivientes abandonaban las
naves, el suelo aparecía cubierto por los cadáveres de los asfixiados, tal era
el hacinamiento impuesto por las mafias. Estas cifras no solo representan el
drama de una crisis humana sin precedentes; también muestran la dimensión y la
gravedad de la situación de caos y destrucción que se produce en las mismas
puertas de Europa.
La UE aprobó ayer enviar a Bulgaria el
primer contingente de la nueva policía europea de fronteras, pero de poco
servirá este instrumento si no se interviene sobre las causas del éxodo. La
ruptura de la tregua en Siria sigue alimentando una diáspora que alcanzó en
2015 su punto álgido, pero que está lejos de concluir. Ante la falta de
expectativas de poder volver a su país, muchas familias que llevan años
malviviendo en campamentos de refugiados turcos o libaneses emprenden el camino
hacia Europa aunque no tengan garantías de llegar a ella ni de ser bien
recibidos. Mientras tanto, en Libia se concentran decenas de miles de migrantes
procedentes de diferentes países africanos. Algunos huyen de conflictos, otros,
de la miseria. Tras largos y peligrosos viajes, quedan atrapados sin
posibilidad de marcha atrás. En la peligrosa situación de desgobierno que vive
Libia, muchos son víctimas de malos tratos, trabajos forzados y violaciones.
Asumir el riesgo de una incierta travesía es para ellos el mal menor.
En lo que llevamos de año han llegado a
Europa a través del Mediterráneo más de 300.000 migrantes —166.000 a través de
Grecia, 130.000 por Italia— y se han ahogado o desaparecido más de 3.500. Desde
que hace seis meses se firmó el acuerdo con Turquía, el flujo a través del Egeo
se ha reducido, pero ahora es Italia la que recibe la mayor presión. Hay que
celebrar la muy positiva respuesta de su Gobierno, que no ha reducido los
esfuerzos y mantiene la política de acogida. Lo mismo cabe decir de Grecia,
pese a la insolidaridad del resto de la UE, que se muestra incapaz de cumplir
siquiera sus propios acuerdos. Hace ahora justo un año que se aprobó el plan
que debía repartir entre los diferentes miembros de la UE a 160.000 refugiados llegados
a esos dos países. En la mitad del plazo previsto, solo se ha reubicado a
5.651, apenas el 3,5%. El resto sigue allí. La mala gestión de este problema
hace que Europa se deslice cada vez más hacia posiciones que contravienen no
solo sus principios fundacionales, sino también sus leyes. La presión sobre sus
fronteras no va a disminuir por mucho que mire hacia otro lado.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario