16 de julio de 2012
“La independencia es la única forma de sobrevivir ante la crisis”
LAURA MINTEGI | CANDIDATA DE EH BILDU A ‘LEHENDAKARI’
Se confiesa abertzale y de izquierdas, aunque niega ser “una mujer de aparato”. Quizá por eso, sus palabras, titubeantes en ocasiones, suenan todavía frescas en el hermético mundo de la política. “Soy yo misma y no voy a decir lo que no pienso”, promete la candidata de EH Bildu alehendakari, Laura Mintegi.
Pregunta. ¿Está bien agredir o insultar a alguien por llevar la camiseta de España?
Respuesta. No está bien agredir a nadie por nada. La agresión llega cuando se acaba el mundo de las ideas. Es una muestra de debilidad.
P. ¿Se puede ser lehendakari sin experiencia en la política?
R. Se hace una lectura muy reduccionista de lo que es la política, limitándola al desempeño de cargos públicos. Yo llevo haciendo política toda mi vida. Como directora de departamento en la universidad, como presidente de una asociación de escritores de ámbito internacional, como madre y como ciudadana.
Nacida en Estella en 1955,Laura Mintegi es la única mujer y la más veterana entre quienes aspiran a serlehendakari. Aunque navarra de origen, es vizcaína de adopción. Pronto se trasladó a Bilbao y luego a Getxo, donde reside. Ajena a la política en su vertiente institucional, siempre se ha significado con la causa abertzale e independentista. Licenciada en Historia y doctora en Psicología, la literatura y la docencia han marcado su vida profesional. En la actualidad es profesora de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU).
P. El PNV, favorito en las encuestas, presume de gestión. ¿Qué ofrecen ustedes?
R. Nosotros tenemos una larguísima experiencia también en gestión. Tanto a nivel individual, como colectiva. Desde los Ayuntamientos, a las Juntas Generales y el Parlamento.
P. Sin diferencias entonces.
R. En el proyecto. Somos la única esperanza de virar la política económica de este país. Ningún otro candidato presenta nada diferente de lo hecho hasta ahora y ya sabemos hacia dónde nos han traído.
P. ¿Virar hacia dónde?
R. Hacia la autogestión y la capacidad de decisión. No tiene sentido que alguien que no conoce tu tierra te diga cómo tienes que producir en ella, transportarte o moverte geográficamente. Y todo eso se decide, no ya en Madrid o París, sino en Berlín o Bruselas… Es demencial.
P. Bildu primero. Luego Amaiur. Ahora EH Bildu. ¿Se trata de liar a los ciudadanos?
R. Vaya tragedia la de este país, que para seguir siendo uno mismo tenga que cambiar 13 veces de nombre.
P. Se trata entonces de eludir a la Justicia.
R. No en el caso de la coalición. EH Bildu es una sigla nueva porque es distinta de Amaiur. Tenemos más gente que nos apoya. Y si hace falta alguna sigla más porque viene otro colectivo político, pues bienvenido sea.
P. Parece evidente que nadie va a ganar las próximas autonómicas con mayoría absoluta y que van a hacer falta pactos postelectorales. ¿Están dispuestos a alcanzarlos con cualquiera?
R. Con cualquiera que pueda coincidir en el programa soberanista y de izquierdas. No creo en las exclusiones a priori.
P. ¿Y si no son soberanistas ni de izquierdas?
R. Pues tendremos que hablar más y ver en qué punto podemos coincidir. Aun así, todo aquel que diga que quiere a este país, va a querer buscar soluciones. Y soluciones claras es precisamente nuestro lema.
P. ¿Qué mayoría social hace falta para reclamar con autoridad moral la independencia?
R. Cualquier medida política que se imponga es negativa. Si queremos una independencia sostenible y duradera, tenemos que conseguir un amplio consenso. Y hay dos formas de conseguirlo. Una, porque la gente, por ideología y convencimiento, es independentista. Y otra, porque llega a la conclusión de que es la única forma de sobrevivir.
P. ¿Ante la crisis?
R. Puede que gente de distinta ideología coincida en que este país se va a pique cuando está lastrado con un plomo atado al tobillo, con políticas en las que no ha podido participar. Gente que piense que vamos a vivir mejor haciendo nuestro propio camino. Necesitamos un país donde no estemos de alquiler. Es incómodo estar en casa ajena.
Pregunta. ¿De dónde surge el nombre de Laura Mintegi? Hay quien ha criticado que su designación ha sido un tanto oscura.
Respuesta. Para empezar, he sido elegida por una coalición y no por un partido. En EH Bildu estamos cuatro y cada uno ha tenido que consensuar sus nombres con los otros tres. He tenido la gran suerte de estar en las listas de prácticamente todos ellos. Ha sido una confluencia natural. El mayor capital de esta coalición es que ya ha puesto en práctica algo que predica que va a hacer en un ámbito más amplio: llegar a acuerdos entre distintos.
P. ¿No se han quedado otros candidatos en el camino?
R. En el camino ha quedado Arnaldo Otegi y no porque los grupos no lo considerasen un buen candidato, sino porque una Administración de Justicia injusta ha considerado que hacer política tiene que castigarse con la cárcel. Le detuvieron a la salida de una reunión política, cuando estaba con otros dirigentes diseñando el panorama que tenemos actualmente. Es algo impresentable en un país que se considera democrático. En Europa solo ocurre en Turquía y en España.
P. ¿Era usted entonces la segunda opción?
R. Esa es una mentalidad cuantitativa. Si fuese la vigésima, me daría igual. Yo no entro en esa dinámica. Se trata de confluir las personas que pueden ser adecuadas para llevar adelante una política común. Y me ha tocado a mí.
P. ¿Por qué ha aceptado?
R. Porque estamos en un punto de inflexión y la gente de izquierdas asume, no delega.
P. ¿Plantearían una ruptura total con el Estado en caso de ganar las elecciones?
R. Vivimos en un mundo globalizado. Todos tenemos que tener relación con todos. La cuestión está a qué nivel se tiene esa relación. ¿A un nivel de igualdad o de dependencia? Nosotros, con el Estado, la queremos a nivel de igualdad.
P. Representan usted y su equipo caras nuevas respecto a la antigua Batasuna. ¿Quién manda en realidad?
R. Eso es lo que me gusta. Que mandamos todos. Estamos planteando una política horizontal, no vertical. Otra forma de hacer las cosas. En nuestro sistema se hacen aportaciones y la mejor propuesta es la que al final sale adelante.
P. ¿Al estilo asambleario?
R. Los diferentes niveles de decisión son necesarios, porque no podemos hacer una política asamblearia de tres millones de personas. Se tienen que formar unas estructuras donde se van tomando decisiones progresivamente, pero esas estructuras tienen que tener un feed-back. Tienen que retroalimentarse. Cada vez que se toma una decisión, tiene que volver a la base, tiene que volver a aprobarse y subir de nuevo. Ese es un sistema sano, en el que se va avanzando con un gran nivel de consenso.
P. ¿También en cuestiones clave, como la independencia?
R. Nuestra vocación es avanzar como pueblo. Y si queremos llegar a un escenario de independencia, eso no se puede decidir en un despacho. Para lograrlo tenemos que ir convenciendo a las personas de que es la mejor solución para todos.
P. ¿Y si su apuesta no se traduce en buenos resultados?
R. Sería cuestión de más tiempo. Tenemos el ejemplo de Canadá. Cada vez que allí se plantea un referéndum de autonomía, la sensibilidad quebecúa asume el resultado, porque es una democracia, y al cabo del tiempo lo vuelve a plantear.
P. Esta semana se han cumplido 15 años del asesinato de Miguel Ángel Blanco.
R. Estaba en Madrid y es uno de esos días que sabes dónde estabas, aunque pasen 40 años. Como ciudadana, fue el peor día de mi vida. Me parece tremenda la gran espiral de violencia que ha vivido esta sociedad en los últimos 75 años. Una violencia ha traído a otra, y esa ha traído a otra, y hemos llegado a un punto en el que resultaba difícil levantarse de la cama.
P. Ha cambiado la situación.
R. Tenemos ya un escenario en el que la lucha armada ha terminado para siempre y una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que deja en suspenso la doctrina Parot, otra de las medidas que generan una violencia jurídica impresionante. Se están empezando a crear unas condiciones para deshacer todas aquellas medidas extraordinarias que se fueron aplicando en momentos extraordinarios. El objetivo es la normalidad y yo confío en que los políticos de este país tendrán la talla suficiente para buscarla con responsabilidad y generosidad.
P. ¿Se disolverá ETA?
R. Para cuando anunció su cese, ETA ya estaba inactiva. El tema de la disolución es una cuestión técnica. Lo que importa es su decisión política de no actuar violentamente. Ahora veamos qué decisión política tenemos el resto de los agentes de esta sociedad para resituarnos en el nuevo escenario.
P. ¿Son los presos la principal reivindicación de ETA?
R. De ETA, no lo sé. De este país, sí. Yo asistí a una manifestación, en enero, que superaba las siglas y pedía solo dos cosas: el acercamiento de los presos y el cambio de la política penitenciaria. Y eso es algo que ayudaría a la confluencia.
P. ¿Qué hay de las víctimas?
R. Merecen un respeto absoluto, porque el dolor es algo que lo entendemos todos y que nos une siempre a las personas. Las cuatro fuerzas de la coalición hacen esta reflexión y este ejercicio de reconocimiento de todas las víctimas. Lo que no podemos hacer es utilizarlas con fines políticos.
P. Habla usted de todas las víctimas. ¿El criterio cuantitativo no tiene relevancia?
R. No se puede medir la tragedia en términos cuantitativos. Y si lo tuviéramos que hacer, yo contabilizaría a todas las víctimas. Si lo que pretendemos es buscar espacios comunes, ¿cómo va a aparecer cada uno con un cuaderno y la contabilidad de los suyos?
P. Coincidirá en que no es igual de culpable un asesino de 20 personas que alguien que ha matado a una.
R. En caso de contar, ¿desde cuándo lo hacemos? En Historia estudié que periodizar ya es establecer una ideología. No hay que olvidar que hemos vivido un golpe militar con un millón de muertos y consecuencias durante muchos años, que ha afectado a casi todas las familias de este país. ¿En qué punto se pondría a cero la contabilidad? En función del que se elija, las cuentas serán diferentes y se desequilibrará la balanza.
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