El nuevo gobernador del Banco de España, Luis María Linde, ha comparecido esta mañana por primera vez en el Congreso. Durante
su intervención, un discurso valiente en el que no ha ahorrado reproches a sus predecesores, tanto a su inmediato antecesor, Miguel Fernández Ordóñez, como al anterior mandato de Jaime Caruana, Linde también ha reservado palabras para la autocrítica: "Se actuó con poca decisión o de modo insuficiente o inadecuado", ha admitido. Además, ha generado algo de revuelo al abogar por la "resolución ordenada" de aquellas entidades que, una vez finalizado el proceso de reestructuración, no tengan "el pulso suficiente", a lo que el Ejecutivo ha respondido recordando que no se van a "liquidar" bancos o cajas.
Según ha comentado Linde, el recrudecimiento de las dudas de los inversores hacia el sector financiero que ha tenido lugar en los últimos años, temores que han acabado confirmándose con la decisión del Gobierno de
pedir el rescate europeo para recapitalizar el sector, han puesto en evidencia que algo ha fallado. "Hay que reconocer que no tuvimos éxito en lo que llamamos supervisión macroprudencial", ha insistido.
"No nos enfrentamos con la decisión que ahora entendemos habría sido necesaria al gran aumento de nuestro endeudamiento y, después, a la contención y corrección del fortísimo deterioro en los balances bancarios, consecuencia del estallido de la burbuja y la recesión", ha explicado el gobernador, que también ha señalado que "el hecho de no ser el único supervisor europeo al que puede hacerse este reproche no es un consuelo".
La euforia inmobiliaria llevaba a no querer ver los riesgos que se estaban acumulando"
Luis María Linde
En el turno posterior de respuesta a los grupos políticos, el gobernador ha reiterado que "no reconocer fallos en la supervisión sería absurdo". "Pero no hemos venido aquí a para criticar el pasado sino a arreglar el futuro", ha matizado.
Pese a ello, la parte más destacada de su intervención ha sido en la que ha echado la vista atrás. Linde, que ha llegado al cargo tras la
salida atropellada de Fernández Ordóñez, ha recordado que en los años del boom inmobiliario y financiero que acabaron en 2008 dominaba la euforia, lo que "llevaba a no ver, o no querer ver, los riesgos que se estaban acumulando". "Era como si nadie quisiera prever escenarios de recesión, de subidas de tipos de interés o de colapso de financiación", ha añadido.
Sobre el mandato de Caruana, quien estuvo al frente del supervisor entre 2000 y 2006, Linde ha comentado que debería haber ido más lejos en la decisión de obligar a las entidades a realizar provisiones anticíclicas con vistas a prepararse a futuros deterioros de su actividad. “El Banco de España fue, indiscutiblemente, pionero en la introducción de esta medida”, que a pesar de que con el paso del tiempo ha demostrado su valía, fue criticada en su momento por la comunidad financiera española e internacional. Ante estas presiones, ha lamentado, el Banco de España “se vio obligado, si no a renunciar del todo, sí a renunciar en parte” a sus aspiraciones.
El defecto de la norma, ha destacado, fue su “timidez y su insuficiencia para contener el crecimiento excesivo del crédito y que todos habríamos salido ganando si se hubiera mantenido y generalizado”.
Fiasco de las fusiones frías
En cuanto a las decisiones tomadas por Fernández Ordóñez, el nuevo gobernador ha lanzado fuertes críticas a los Sistemas Institucionales de Protección, las conocidas como fusiones frías de entidades y que, pese a que nacieron "con buena intención", no fueron una "solución" y no dieron el resultado esperado.
Esta forma de integración, ha señalado, “trataba de evitar o soslayar las dificultades políticas planteadas desde las comunidades, y otras dificultades planteadas desde las propias entidades, a fusiones e integraciones de cajas de ahorros que se consideraban convenientes”. Las operaciones resultantes, sin embargo, no fueron demasiado positivas y contribuyeron, en contra de lo que se buscaba, “a retrasar decisiones y ajustes”, ha reprochado Linde.
En cuanto a las pruebas de resistencia al sector, que con el paso del tiempo y el agravamiento de la situación han demostrado su ineficacia al aprobar a entidades que después tuvieron que ser rescatadas, Linde ha tratado de echar parte de la culpa del fracaso a la crisis. "Casi nadie previó la doble recesión, algo que afectó, sin duda, a la calidad de losstress test, ha afirmado.
Ahora, con los dos decretos aprobados por el Gobierno, reformas que se han completado con el rescate y el crédito de hasta 100.000 millones para reflotar el sistema, se ha optado por "un enfoque más radical" para hacer frente al persistente auge de la morosidad y al saneamiento del sector, ha valorado.
Con vistas al futuro, además, Linde se ha mostrado a favor de que las entidades que "no tengan pulso suficiente" para superar sus problemas deberán afrontar una "resolución ordenada", tal y como se ha hecho con Caja Castilla-La Mancha, CajaSur, Caja de Ahorros del Mediterráneo y Unnim. El ministro de Economía, Luis de Guindos, quien le propuso para el cargo, ha advertido de que "en absoluto se va a liquidar ninguna entidad financiera española".
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