16 de julio de 2012
Hans-Olaf Henkel: «El euro es demasiado caro para España»
ABC - Día 16/07/2012 - 10.14h
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En los noventa fue un ardiente defensor de la creación del euro, como consejero delegado de IBM Europa (1993-94) y como presidente de la todopoderosa Federación Industrial Alemana (BDI). «Fue el mayor error de mi vida», nos confesaba esta semana en Londres Hans-Olaf Henkel, profesor de la universidad de Mannheim y uno de los firmantes de un recurso en Alemania contra los rescates en la zona euro.
Como explicó en un acto del «think-tank» Open Europe, no cree que vayan a servir para nada. Ni ve futuro a un euro a 17. Defiende la escisión de los países que mantienen la calificación crediticia «triple A» (Alemania, Austria, Finlandia y Holanda) en un «euro del norte», y que el Banco Central Europeo mantenga sus poderes sobre el resto, pero con un euro devaluado. En su país le acusan de «populista» y de «antieuropeo». Él lo niega, con argumentos tan provocadores como sólidos, en esta entrevista con ABC.
—¿Cuándo se convirtió el euro en el «sistema de infección» que denuncia? ¿No son responsables los mercados?
—Nunca hay que culpar a los mercados. Si decides hacer unos huevos revueltos con 17 huevos, y uno está viejo, tienes que tirar todo el plato. La culpa es el de euro. No habíamos visto nunca que un problema en Portugal afecte a la bolsa en Fráncfort. Luché mucho por la creación del euro. Fue el mayor error de mi vida.
— ¿Y por qué dice que se convertirá en un «sistema de irresponsabilidad organizada»? ¿No es el pacto fiscal un acicate para las reformas?
—Ahora sí, porque un país como España no disfruta todavía de la socialización de la deuda. No tenemos todavía el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE) ni eurobonos. Pero en cuanto mutualicemos la deuda, todo el mundo será responsable de la deuda de todo el mundo, lo que hará que nadie sea responsable de la deuda. Así ha ocurrido en Alemania, que es también una unión de transferencias donde solo tres «länder» de 16 ahorran. Si Baviera ahorra un euro, las demás regiones se llevan 97 céntimos. Y si Bremen gasta un euro, recibe 97 céntimos del mecanismo de compensación. Al final, ni Baviera, que es un estado que da, ni Bremen, que recibe, tienen un incentivo para ahorrar. Es un sistema de irresponsabilidad organizada. En Estados Unidos tienen una moneda única desde hace 200 años y Texas no está ayudando a California, que tiene un gran déficit.
—¿Dónde deja a Irlanda o Bélgica?
—Por ahora seguirían en el euro y, una vez que estén preparados para cumplir con los criterios de Maastricht, podrían pasar al «euro del norte». De la misma manera, cualquier país que está en el «euro del norte» que no es capaz de sostener las reformas puede pasar al euro y beneficiarse de una devaluación. Esto es un mecanismo flexible con el objetivo estratégico de reunificarse algún día.
—¿No es más fácil dejar que Grecia salga del euro?
—Sería arriesgado. No sabemos si, en caso de salida de Grecia, los españoles correrían a los bancos para sacar el dinero y guardarlo bajo el colchón. El riesgo de infección es alto. Además, si salen, ya has aceptado que los países pueden abandonar la moneda única, lo que resultaría en un «euro del norte» pero a la inversa y de forma caótica y descontrolada: sale Grecia, luego Portugal, luego España, luego Italia, y luego Francia.
—¿Usted quiere entonces salvar el euro?
—Creo que hay una oportunidad de mantener el euro, pero devaluado tras sacar a los países del «euro del norte». No creo que España tenga ninguna oportunidad de ser competitiva con la actual estrategia basada en el ahorro. No hay nada en el programa de reformas y recortes que vaya a hacer a España más competitiva. El euro se ha convertido en demasiado caro para España.
—¿Por qué no volver a la peseta?
—Sin duda la vuelta a las monedas nacionales es una alternativa mejor que dejar las cosas como están.
—¿No fueron Francia y Alemania los primeros en incumplir los criterios de Maastricht, mientras España era un alumno aventajado del euro?
—Alemania violó los criterios de Maastricht [máximo de 3% de déficit presupuestario] por 0,4%, y critiqué al gobierno alemán en la época por hacerlo. En estos momentos, el déficit alemán es del 1,5%, mientras que en Francia es del 5%. En cualquier caso, la idea del «euro del norte» no implica que los países que permanezcan en el euro vayan a quedar mejor o peor. Comparemos Grecia, que es un desastre, con Turquía, que tiene unas crecientes tasas de empleo, base fiscal e inversión extranjera. Demuestra que un país que tiene el control de su propia moneda tiene mejores opciones que uno atrapado en una sobrevaluada.
—¿No cree que un país como España, embarcado en un camino de duras reformas y fuertes recortes, pueda volver a ser un alumno responsable?
—España solo lo logrará si el euro se devalúa severamente. Conozco mejor Francia, y sé que tienen dificultades extremas. Su sector del automóvil, por ejemplo, ha perdido su competitividad, y creo que España está en la misma situación. Pero déjeme ponerlo en positivo. España tendría muchas más posibilidades con un euro devaluado, una vez se hayan separado los países de ese «euro del norte» que propongo. Ha habido muchos aplazamientos de deudas soberanas, las últimas fueron Argentina y Rusia. Y nunca ha ocurrido sin devaluación. Para España, es una tarea extremadamente difícil seguir siendo competitiva solo con una devaluación interna.
—¿Se equivocan entonces los gobiernos que adoptan medidas de austeridad?
—No, hacen bien, pero no es suficiente con la devaluación interna, ya lo estamos viendo de manera dramática en Grecia. ¿Dónde está el crecimiento?
—Pues los alemanes parecen apoyar todavía la estrategia de Merkel...
—Sí. Pero no va a funcionar. En cuanto los políticos tengan acceso a financiación el impulso reformista desaparecerá...
—Quizás no...
—Mire, en 1998 visité a José María Aznar y a Romano Prodi en Italia. Quedé muy impresionado por el esfuerzo que ambos países hicieron para entrar en el euro. Pero una vez que estaban en la moneda única, la motivación reformista se detuvo, más en Italia que en España. Es la lógica básica de mi posición: no me fío de que sigan con las reformas una vez tengan acceso a financiarse.
—¿Cree que es realista la cirugía financiera que se está imponiendo a los países en crisis?
—No es nada realista. Estamos intentando cambiar países para adaptarlos al patrón de una moneda. Es mucho más realista cambiar la moneda. La consecuencia del sacrifico que están pasando los españoles es que tendremos una selección del fútbol del euro jugando la Eurocopa. La consecuencia del paquete de rescate es una Europa centralizada, es el sueño de quienes lo defienden. ¿Es lo que quieren los españoles? Yo, desde luego, creo en la Europa de las naciones, que era la visión del general de Gaulle, y no en una nación llamada Europa. Y una nación llamada Europa es un requisito necesario para evitar una nueva crisis del euro, como los Estados Unidos de América.
—Usted apoya a los «Votantes Libres». ¿Son un «tea party» alemán de libertarios de los mercados o una formación soberanista? Les acusan de populismo...
—No soy miembro del partido, pero les apoyo. Es un partido pro-europeo que es el único partido en Alemania que se opone al MEDE, aunque el partido Pirata –que no tiene nada de derechista tampoco— acaba de anunciar que se opone también. Lo de populistas es por falta de argumentos. Yo defiendo la entrada de Turquía en la UE, que es algo muy impopular en Alemania. Además, mi «euro del norte» no es popular tampoco, lo popular es el retorno al marco. Los «Votantes Libres» son caóticos y su programa no es coherente. Tienen unos 280.000 miembros, muchos con experiencia local, la mayoría ex militantes del partido democristiano (CDU) y el socialdemócrata (SPD).
—¿Qué papel jugará una UE post crisis, salgamos como salgamos, en la economía globalizada de 2020 o 2030?
—Estaremos dramáticamente por detrás del resto del mundo. Y los países del euro estarán dramáticamente por detrás de los que hayan decidido no integrarse en la moneda única. De los 10 estados miembros de la UE que no están en el euro, solo la población de Rumanía sigue queriendo entrar. El 91% de los suecos, el 94% de los checos, el 73% de los empresarios suecos, la mayoría de los daneses e, incluso, la gente de Bulgaria según sondeo reciente, son contrarios a entrar en el euro. Algún problema debe haber.
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