Salve magister: el resurgir del latín como
lengua vehicular
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El latín
resurge: 30 institutos lo usan como lengua vehicular. Los alumnos lo hablan de
principio a fin como ocurre en clase de inglés. «Abrimos el cofre de los
antepasados, que vivieron las mismas experiencias».
26 de diciembre de 2016. 20:26hRocío
Ruiz.
Los alumnos de 2º de Bachillerato con el profesor Jorge Tárrega, presidente de la asociación Collegium Latinitatis
Kike Tabern
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Son las 8:30 de la mañana y toca Latín en el
Instituto de Enseñanza Secundaria El Grao de Valencia. Un alumno llega tarde a
la clase que se imparte en 2º de Bachillerato. Llama a la puerta y asoma la
cabeza: «Salve magister: licetne mihi intrare?» («Buenos días, profesor, ¿puedo
entrar?). El profesor replica: «sero post tempus venis» («llegas tarde») a la
par que autoriza la entrada con un gesto. El joven toma asiento. En clase sólo
se habla latín de principio a fin. Los estudiantes saben que deben «ostium pulsare»
(«llamar a la puerta») por eso cuando es más de uno el que se despista de la
hora de entrada son los mismos alumnos los que repiten a modo de letanía: «sero
post tempus venis» («llegas tarde»). «Sin darse cuenta, están utilizando un
adverbio, una preposición más un acusativo neutro y una segunda persona verbal
de la cuarta conjugación. Al principio, no saben analizar todo, pero luego
explicamos toda la gramática. Se trata del método inductivo-contextual. Los
estudiantes entienden unas estructuras a partir de un contexto en la realidad
del aula o en el libro (si leen) y al acabar, se explica toda la gramática»,
dice Jorge Tárrega, profesor de Latín del instituto. Tárrega es el presidente
la asociación Collegium Latinitatis de Valencia, creada en septiembre pasado y
ha sido profesor hace unos años en la universidad de Valencia de Sintaxis
Latina. En sus clases sólo se hablaba en latín y los alumnos se atrevían a
responder a las preguntas del profesor en la lengua de Cicerón. Tiene el honor
de ser el primer docente, desde el siglo XIX, en dar una clase íntegramente en
latín. Y ahora pasa lo mismo con sus alumnos de 2º de Bachillerato del IES El
Grao. Desde octubre estudian épica, comedia y oratoria además de profundizar en
el estudio de la lengua. Y todo, en latín sin mediar una palabra de castellano.
El caso de
este instituto constata el resurgimiento del latín en las aulas. Es uno de los
30 que existen en España en los que se imparten las clases utilizando el latín
como lengua vehicular, explica Carles García, también profesor de Latín y
miembro de la asociación cultural Collegium Latinitatis. Además, los alumnos
obtienen resultados espectaculares en Selectividad. «Nuestro objetivo es
promover en el ámbito educativo y en el de la investigación el empleo de las
lenguas clásicas como lenguas vehiculares y promover la cultura clásica a todos
los niveles, tenemos siempre como fin último la lectura de los clásicos en
versión original», añade. «Generaciones enteras han crecido pensando que, para
entender latín, hay que traducir con un diccionario en mano, lo cual es un
error grave. La traducción es un elemento, un ejercicio más para acceder a una
lengua, no el único», añade Tárrega.
Al igual
que en un examen de 5º de Alemán, por ejemplo, se puede poner un texto complejo
sobre el que se plantean unas preguntas de comprensión, así se intenta hacer
por parte de los profesores que ahora enseñan la lengua indoeuropea con
metodologías activas, es decir, con preguntas sobre el texto en el mismo
idioma. «Desde el siglo XIX se aplicó una metodología mantenida hasta ahora:
entender la lengua como algo muerto y como objeto de estudio en vitrina»,
insiste. Ahora son ya muchos, no sólo los docentes españoles, los que aplican
esta metodología activa de tal manera que los alumnos comienzan estudiando
textos sencillos para poder leerlos y comprenderlos sin necesidad de
diccionario y después van entrando en textos cada vez más complicados. «Nadie
empieza leyendo a Shakespeare en inglés o a Goethe en alemán. ¿Por qué se tiene
que empezar en latín analizando penosamente frases de Horacio o Virgilio, sin
contexto alguno y analizando cada palabra?», dice el profesor del instituto de
Valencia.
Los amantes
de esta nueva tendencia creen que «el latín no es más que un vehículo, un
instrumento para acceder al tesoro que se ha guardado durante veinte siglos de
pensamiento, un tiempo en el que muchos de los pensamientos, de las
experiencias, de las vivencias, de los avatares de personas como nosotros que
han vivido en este mundo fueron transmitidos en latín. Su estudio nos da la
llave para abrir el cofre de nuestros antepasados y para saber que no somos los
primeros que vivimos experiencias humanas: «nihil novum sub sole» («nada nuevo
bajo el sol»), dice el presidente de Collegium Latinitatis. «El hombre aprende
de su historia», insiste. Y lo dice porque la realidad de los latinos no era
muy diferente a la de nuestros días: Catulo, en pleno siglo I, hablaba de amor
en sus poemas, Cicerón y Salustio de la amistad, César o Tácito sobre política
y sus páginas están plagadas de ejemplos que ven su reflejo en el panorama
político actual: golpes de estado fallidos (Catilina), políticos corruptos
(Verres), gobernadores excéntricos (Calígula). En definitiva, nada que no se
parezca a lo que se vive en el mundo actual.
Catulo,
Tácito o Petrarca
«Cada vez
se nos dirige más gente que está interesada en estudiar latín no para hablar en
el aeropuerto o para hablar sobre informática, sino para poder leer y entender
inscripciones de sus ciudades o libros de autores que siempre quisieron leer,
como Plauto o Cicerón, Catulo o Tácito, Petrarca o Erasmo, Vives o Tomás Moro»,
explican desde la recién creada Asociación Collegium Latinitatis de Valencia.
Lo cierto
es que ya son muchas las asociaciones de Clásicas en España. En Valencia, de
hecho, hay varias y cada una se dedica a estudiar algún aspecto concreto del
mundo clásico. Ludere et Discere se dedica a cuestiones culturales y de la vida
cotidiana, Prósopon-Sagunt, al teatro. En septiembre pasado se fundó el
Collegium Latinitatis, toda en latín. «Nuestro objetivo es la divulgación del
latín como lengua en la sociedad actual. Queremos centrar muchos de nuestros
esfuerzos en que, como empieza a pasar en algunos países, como Alemania, existe
un público no especializado que se interese por leer a los clásicos en su
idioma original, del mismo modo que ocurría, por ejemplo, en el siglo XVIII»,
explica su presidente, Jorge Tárrega.
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