24 de diciembre de 2016
El Rey en su mensaje de Navidad: “La intolerancia y la exclusión no pueden caber en España”
El
Rey en su mensaje de Navidad: “La intolerancia y la exclusión no pueden caber
en España”
Felipe VI da por superada en su discurso navideño
“la compleja situación política” y evita mencionar expresamente a Cataluña
EL PAIS - Madrid 24 DIC 2016 - 18:56 BRST
En su tradicional mensaje navideño, el
Rey realizó este sábado un contundente alegato a favor
del respeto y la convivencia que resulta aplicable en cualquiera de las áreas
susceptibles de conflicto en la sociedad española. Desde el ámbito laboral y
escolar al político, de la
Constitución a las leyes, de la convivencia entre
hombres y mujeres a la de jóvenes y mayores. “La intolerancia y la exclusión,
la negación del otro o el desprecio al valor de la opinión ajena no pueden
caber en la España de hoy”, afirmó Felipe VI en un discurso en el que dio por
superada “la compleja situación política” y
evitó mencionar expresamente a Cataluña.
El rey Felipe, durante el mensaje de
Navidad. CASA DEL REY / VÍDEO: QUALITY
ENLACE DEL VIDEO.
En su mensaje de Navidad, grabado en su
despacho de La Zarzuela, el Rey puso buena parte del
énfasis en
“la necesidad” de cuidar y mejorar la “convivencia” en un tiempo en el que la
crisis económica y la convulsión política han dejado profundas grietas en
España. La convivencia, enfatizó, “exige respeto y consideración a los demás”.
“A los mayores, entre hombres y mujeres, en los colegios, en el ámbito laboral
(...) al entorno natural, a las ideas distintas a las nuestras”, afirmó Felipe
VI, enumerando diversos ámbitos en los que se producen a diario abusos,
intransigencia o fanatismo.
En ese contexto, el
Rey consideró “inadmisibles” las actitudes y comportamientos contra “los
derechos que tienen y comparten todos los españoles para la organización de la
vida en común”. “Vulnerar las normas que garantizan nuestra democracia y
libertad solo lleva, primero, a tensiones y enfrentamientos estériles que no
resuelven nada y, luego, al empobrecimiento moral y material de la sociedad”,
señaló en aparente alusión a los ataques que recibe la Constitución desde
algunas instancias políticas. El pulso independentista catalán resultaba
evidente, sin mencionarlo.
El
Rey no se refirió de forma expresa a la tensión territorialque vive el Estado en Cataluña y que
constituye uno de los principales factores de desestabilización política en
España. Dedicó algunas alusiones en sentido genérico al problema, sin anclarlas
al sujeto, pero con pocas dudas respecto al destinatario. Así, vinculó el
progreso a “una convivencia democrática basada en el respeto a la ley, en una
voluntad decidida y leal de construir y no destruir”.
“Ya no vivimos tiempos para encerrarnos en
nosotros mismos, sino para abrirnos al mundo (...) No lo son tampoco para
fracturas, para divisiones internas, sino para poner el acento en lo que nos
une, construyendo sobre nuestra diversidad”, añadió. “Son tiempos”, prosiguió,
“para profundizar en una España de brazos abiertos y manos tendidas, donde
nadie agite viejos rencores o abra heridas cerradas”. Unos tiempos, defendió,
en los que hay “motivos y razones más que poderosas para la unión”.
En su alocución apenas hubo una referencia
manifiesta a la política, cuando dio por cerrado el bloqueo que atenazó a España en 2016. Felipe VI pasó página y consideró
superada esta “compleja situación política”. En ese tiempo, liberado de la
presión política, con la “serenidad” y la “tranquilidad” recuperadas, llamó a
que los ciudadanos puedan centrarse en sus proyectos de vida. Aunque para ello
señaló como “esencial” que “el diálogo y el entendimiento entre los grupos
políticos permita preservar e impulsar los consensos básicos para el mejor
funcionamiento de nuestra sociedad”.
Carga social
Pero, por encima de todo, el
mensaje del Rey tuvo una profunda carga socialy de reconocimiento a aquellos que en un
tiempo adverso han afrontado los problemas “sin desfallecer ni resignarse”: a
la extraordinaria vocación de servicio de los servidores públicos que
“garantizan nuestras libertades, atienden nuestros hospitales o educan a
nuestros hijos”. “Una sociedad que mantenga estas actitudes y estos valores”,
subrayó, “no puede tener miedo al futuro”.
El
jefe del Estado reafirmó su convicción en una España “decidida a superar las dificultades”, que
consideró sobrellevables pese a ser “grandes”, e instó a “seguir mirando hacia
adelante construyendo nuestro país, construyendo también Europa”. No obvió el
impacto que ha tenido la profunda crisis económica en la sociedad, a la que se
ha impuesto “grandes sacrificios”, y deseó que la recuperación iniciada “se
consolide” y permita “corregir las desigualdades derivadas”, así como
“fortalecer la cohesión social”.
Con la vista en el futuro, y entre los
grandes desafíos que afronta España, Felipe VI hizo hincapié en la incidencia
de los avances tecnológicos en la vida de los españoles, “un nuevo modelo del
mundo que traspasa fronteras, sociedades, generaciones y creencias”. El Rey
instó a los españoles a adaptarse a esa nueva realidad imparable y a que
desarrollen al máximo sus habilidades en la ciencia, la economía, la cultura,
la industria y la seguridad. “Pero”, previno, “preservando siempre los valores
humanos que nos identifican y nos definen”: “No debemos esperar a que esa nueva
realidad se imponga sobre nosotros”.
En ese desafío, Felipe
VI consideró la educación “la clave esencial”. Reivindicó una educación que asegure y
actualice permanentemente los conocimientos de todos los españoles y que forme
“en lenguas y en cultura, en civismo y en valores”: “Que prepare a nuestros
jóvenes para ser ciudadanos de este nuevo mundo, más libres y más capaces”,
afirmó. Como es habitual, el Rey cerró su discurso felicitando las fiestas en
las cuatro lenguas oficiales del Estado (castellano, gallego, vasco y catalán).
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