8 de diciembre de 2016

8 de diciembre fiesta de la Inmaculada Concepción de la Purísima Virgen María Madre y Señora Nuestra

8 de diciembre fiesta de la Inmaculada Concepción de la Purísima Virgen María Madre y Señora Nuestra

Patrona de España


Patrona del arma de la Infantería española

Patrona del Estado Mayor


Francisco de Zurbarán - Immaculate Conception - Google Art Project.jpg
Inmaculada de Zurbarán

 Oleo sobre lienzo

Museo Nacional de Arte de Cataluña, Barcelona, Reino de España

 
 




HIMNO DEL ARMA DE LA INFANTERIA ESPAÑOLA


LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARIA Y EL EJERCITO ESPAÑOL

La devoción a María en el misterio de su Concepción sin mancha era común a todos los españoles, como se ha visto en las páginas precedentes. Siendo el Ejército -antes de existir las tropas permanentes- el pueblo en armas, necesariamente debía participar de 1as mismas creencias, reconociendo de manera explícita este privilegio concedido a la Virgen Santísima.
Algunas pruebas de la creencia del Ejército en la Concepción Inmaculada

No faltan, sin embargo, pruebas evidentes de que así era en efecto.

En las Navas de Tolosa, dice la tradición que el Arzobispo de Toledo intervino con sus soldados, luchando con valentía y denuedo, y que en el estandarte que llevaba aparecía la imagen de la Virgen en su Inmaculada Concepción.

El vencedor de Granada, estando para dar el asalto a esta plaza, mandó erigir un altar en medio del campamento dedicado a Maria en su Concepción. Antes de descargar el ú1timo golpe a los enemigos del nombre cristiano, hace voto de consagrar la Mezquita de la ciudad a Maria concebida sin mancha. Dase el asalto entre arroyos de sangre y entra después triunfador el rey don Fernando con su esposa, doña Isabel, a coger los laureles de la victoria.

Se aclama a la Reina de cielos y tierra Y es proclamada. Patrona de aquel. florido reino en el misterio de su concepción Inmaculada.

La Inmaculada Concepción, Patrona de los Tercios españoles

Mas el motivo de que el infante español haya proclamado Patrona. suya a la Inmaculada concepción fué un hecho portentoso acaecido en la isla de Bommel -entre los brazos de los ríos Mosa y Vakal- el día 7 de diciembre de 1585.

Guarnecían esta isla 5.000 españoles del Tercio de Holanda, mandados por Francisco de Bobadilla. Cinco mil españoles que, en frase del almirante francés Bonnivet, parecían "cinco mil hombres de armas, y cinco mil caballos ligeros, y cinco mil infantes, y cinco mil gastadores, y cinco mil diablos".

El conde de Holac, que mandaba la escuadra Protestante, sitia la isla. El bloqueo se estrecha cada día más. La lucha, continua y cruel, va eliminando poco a poco a los soldados de Bobadilla. Secretamente piden los españoles auxilio a Farnesio y al conde de Mansfield sin resultado práctico. Cuando los pertrechos de guerra y de boca estaban casi agotados, el conde Holac les intima a la rendición, ofreciéndoles grandes ventajas.

El consejo de capitanes da la siguiente respuesta: "Los españoles prefieren la muerte a le deshonra." Al oír esta respuesta el conde Holac tiene una idea diabólica, que pone en práctica: las aguas del Mosa discurren por un cabal más alto que el terreno ocupado por los españoles. Abre un enorme boquete en el dique que las contiene y las aguas se precipitan, viéndose los españoles rodeados de un mar que los obliga a retirarse a las dunas que sobresalen y al montecillo de Emplen para no perecer ahogados, quedando sitiados por el agua y presos en tres islotes a merced de la. escuadra protestante. Pasaron allí cinco días mal vestidos, mal alimentados, empapados de agua y ateridas de frío.

Un soldado rompió con un zapapico el hielo que cubría la trinchera, y al profundizar en la tierra tropezó con un objeto de madera. Era una tabla en la cual vio, con gran sorpresa y alegría, qué estaba pintada en frescos colores la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
A los gritos de júbilo de este soldado acuden sus compañeros, y, colocando la imagen  de Maria Inmaculada sobre la bandera española, caen todos de rodillas y cantan la. Salve.
Pronto llega Bobadilla, y, considerando el hallazgo de aquella imagen como señal de una próxima protección celestial, dirige a los soldados estas palabras: “¡Soldados! El hambre y el frío nos llevan a la derrota; el milagroso hallazgo viene a salvarnos. ¿Queréis que se quemen las banderas, se inutilice la artillería y abordemos de noche las galeras, prometiendo a la Virgen ganarlas o perder todos, todos, sin quedar uno, la vida?..."

"¡Sí, sí; queremos!", fué la unánime respuesta de aquellos héroes.

La imagen de la Inmaculada Concepción fué seguidamente trasladada a una iglesia que había en el montecillo de Emplen y re la colocó en un trono, teniendo como dosel la bandera de España.

Aquella misma tarde, 7 de diciembre, se levantó un viento fuerte e intensamente frío que barrió parte de las aguas y éstas comenzaron a congelarse.

La escuadra protestante, ante el temor de quedar apresada entre los témpanos del Mosa congelado, levanta el cerco y se retira. Cuentan los historiadores que el conde de Holac pronunció entonces estas palabras: "Parece que Dios es español, pues ha obrado tan gran milagro."

Los españoles, marchando sobre las aguas heladas del río Masa, atacan con coraje y ardor guerrero a la escuadra protestante y alcanzan una completa victoria al amanecer del día 8, fiesta de la Purísima, contándose entre el botín de guerra diez navíos de bastimentos de boca y armas, toda la artillería y munición enemiga y 2.000 prisioneros.

El mismo día, 8 de diciembre de 1585, se celebren actos religiosos de acción de gracias y es trasladada a Balduc la imagen de la Inmaculada Concepción de María.

Por aclamación fué nombrada la Inmaculada Concepción Patrona de todos los Tercios de Flandes e Italia, fundándose una Cofradía bajo el titulo de Soldados de la Virgen, Concebida sin Mancha, siendo Bobadil1a el primer cofrade y figurando en esta Cofradía todos los alistados en los Tercios de Flandes e Italia.

Algo más tarde Alonso Vázquez estableció en su Legión la misma Cofradía en España.
Desde entonces la Inmaculada Concepción es Patrona de la gloriosa Infantería española, pues es sabido que el nombre de Tercio se cambió por el de Regimiento después del Tratado de Utrecht.

Las Ordenes Militares y la Inmaculada Concepción

Como una prolongación del Ejército español puede y debe considerarse a las Ordenes Militares, aunque actualmente hayan perdido su carácter guerrero.

Pues bien todas las Ordenes Militares tarde nuestra Patria no sólo, creían en la Concepción sin mancha de la Virgen María, sino que fueron defensoras decididas de este privilegio singular.

  Los Caballeros de Santiago hicieron el año 1650 un voto del tenor siguiente. "Nosotros, Caballeros de la ínclita Orden de Santiago, congregados en la capilla real de nuestro rey Felipe IV, el día 30 de diciembre, dedicado a la Traslación de Santiago, firmamos de nuestro puño y letra esta escritura, en cuya virtud, en nombre de toda la Orden y todos sus Caballeros, religiosos y monjas, deseosos de restaurar la devoción de nuestros mayores a la Inmaculada Concepción de la Virgen Maria, y consagrando nos con nuevos vínculos a su servicio, profesamos, afirmamos y protestamos que la Virgen Madre de Dios, Maria Santísima, en el primer instante de su concepción y animación fué exenta e inmune de toda mácula de pecado original y juntamente redimida con más noble género de redención por los méritos de Cristo, su Hijo y Señor nuestro."

Los Caballeros de Calatrava, en Capitulo general celebrado el 23 de diciembre de 1652, se ob1igaron también con voto a defender la Concepción de Maria sin mancha de pecado, He aquí las palabras literales copiadas del acta de dicho Capitulo general: "Nosotros, siempre defensores, afirmaremos y  propugnaremos que la Virgen Maria, Señora nuestra, fué concebida sin mancha alguna de pecado original, y que nunca pecó en Adán; antes al contrario, en el primer instante de su felicísima concepción, en que se juntó su alma con su cuerpo, fué prevenida con ingente colmo de gracia divina y preservada de la culpa original” .

Las Caballeros de Alcántara hacen el  
2 de febrero de 1653 el siguiente juramento y voto: "De común acuerdo, postrados de rodillas, derramando nuestros corazones en afectos tiernos de servir a la Virgen, juramos y votamos sobre los cuatro santo Evangelios y a la Santa  Cruz que ahora y siempre asentiremos, afirmaremos, profesaremos y defenderemos que la Virgen Santísima Maria, Madre de Dios y Señora nuestra, en el instante de su animación natural no tuvo mancha de pecado original en su Purísima y candidísima alma; por haber estado prevenida y preservada en el instante que el alma se unió al cuerpo con la gracia habitual santificante que la poderosa mano de Dios Omnipotente le infundió por virtud de los merecimientos de la pasión y muerte de Cristo nuestro Señor."

Los Caballeros de Montesa ,también profesaban y defendían este privilegio de la Virgen Maria, y en los estatutos de la Orden se determina que una de las divisas que habían de defender los Caballeros era la "Limpísima Concepción de la siempre Virgen Marta".
La Inmaculada es oficialmente nombrada Patrona del Arma de Infantería
Era evidente que el Ejército español profesaba una devoción grande a la Concepción Inmaculada de María. Sobre todo los Regimientos, Batallones, y otras Unidades del Arma de Infantería celebraban con cultos solemnes la fiesta de su Concepción sin mancha el 8 de diciembre, reconociéndola y proclamándola su Patrona y Abogacía. Así lo venían haciendo, entre otros, los Regimientos del Infante, de Zamora, de Mallorca, de América, de Guadalajara, de Murcia, de Segorbe, etc., etc.

Pero si esto era verdad, también era  cierto que no existía disposición oficia1 que proclamase Patrona del Arma de Infantería a la Inmaculada Concepción.
Este reconocimiento oficial del patronazgo de Maria en su Concepción sin mancha sobre la gloriosa Infantería española tuvo lugar el año 1892.
Los altos jefes del Arma de Infantería , se reunieron en Madrid para inaugurar el Colegio de Huérfanos de su Arma. El teniente coronel Orozco, jefe del Batallón de Cazadores de Tarifa, aprovechó está ocasión para indicar la conveniencia de pedir que se declarase oficialmente Patrona del Arma de Infantería a la Virgen Santísima en el misterio de su Inmaculada Concepción, puede hecho era ya considerada como tal Patrona.

Todos dieron su conformidad y determinaron solicitarlo de las altas autoridades de la nación. Inmediatamente se inició la gestión necesaria por el cauce reglamentario.
Fué el teniente general don Fernando Primo de Rivera quien, en su calidad de inspector general del Arma, elevó la solicitud a la reina regente doña Maria Cristina.

Una real orden de 12 de noviembre de 1892, aparecida en el número 248 de la "Gaceta de Madrid", concedía a la gloriosa Infantería española la oficial proclamación del patronato de Maria Inmaculada.

He aquí integro el memorable documento:
"Patrona de Infantería. Ministerio de la Guerra. Cuarta Sección. Excmo. Señor: Considerando conveniente para mantener vivo el sentimiento religioso en los diversos Cuerpos y dependencias del Arma de Infantería y estrechar los vínculos morales que unen a sus individuos lo propuesto a este Ministerio por el inspector general de la misma, en su comunicación de 27 de julio último, y teniendo en cuenta que ha sido aprobada la elección por el provicario general castrense, la reina regente del reino, en nombre de su augusto hijo del reino, en nombre de su augusto hijo el rey (que Dios guarde) se ha servido declarar Patrona del Arma de Infantería a Nuestra Señora la Purísima e Inmaculada Concepción, que ya lo fué del antiguo Colegio Militar y lo es de la actual Academia General y de gran número de Regimientos. De real orden; etc. Dios guarde a V. E. Muchos años.”
Firma ésta: real orden el general Azcárraga, ministro de la Guerra.

Además del Arma de Infantería tienen por Patrona a la Inmaculada Concepción los Cuerpos de Estado Mayor, Intervención Militar, Farmacia Militar, Veterinaria Militar, Cuerpo Jurídico y Oficinas Militares.

La República implantada en España desde abril de 1931 a julio de 1936 abolió este patronazgo de la Virgen Inmaculada, pero fué anulada tal disposición por una O. C. Dada por el Jefe del Estado, con fecha 14 de noviembre de 1938 (“Boletín Oficial" número 139), en la cual se dice que quedan establecidas las disposiciones que nombraban santos patronos y protectores de cada una de las Armas y Cuerpos del Ejército, Armada y Aire.


La Infantería española rinde su bandera y su corazón a las plantas de María Inmaculada; la proclama su Patrona y Abogada; la reconoce como Reina y Señora en la tierra, y pide, para todos y cada uno de los que visten el uniforme militar, la gracia de poderla aclamar también algún día Reina, Señora y Madre, formando en las filas de su corte en el reino de los cielos.

El milagro que impidió que el Tercio español de Bobadilla fuese cruelmente masacrado

Milagro de EmpelEl milagro que impidió que el Tercio español de Bobadilla fuese cruelmente masacrado






El 7 de diciembre de 1585, en plena época dorada del soldado español en Europa (y parte de las Américas), el Tercio del Maestre de Campo Francisco Arias de Bobadilla se hallaba atrapado en la isla holandesa de Bommel. Eran apenas 4.000 combatientes que, aunque hispanos, poco podían hacer ante la imponente fuerza enemiga que les rodeaba. Hambrientos, vestidos con harapos y tras días de defensa, sabían que era imposible que salieran victoriosos. Solo esperaban a que se produjera el asalto final de los protestantes para vender caras sus vidas. En esas andaba la situación cuando un militar, para asombro de todos, encontró la imagen de una virgen cerca de la iglesia del pueblo de Empel, en el que residían en espera de su destino final. Este signo fue considerado como un milagro. Una señal que les enviaba Dios para que lucharan con ánimo y bravura.
Lo cierto es que algo de divino tuvo la aparición de aquella tablilla pues, al día siguiente, uno de los ríos colindantes se heló por primera vez en siglos. Un «milagro» que obligó a la flota protestante a salir a toda vela de la zona y permitió al Tercio de Bobadilla cargar contra el enemigo. Los combatientes hispanos tuvieron suerte, pues sus enemigos no se esperaban aquello y fueron arrollados bajo decenas de picas, espadas roperas y arcabuces. A pesar de que la situación explicada puede parecer el argumento de una película de ciencia ficción, aquel suceso no solo ocurrió de veras, sino que quedó guardado para siempre en las páginas de la Historia española. De hecho, tan reseñable fue, que la Inmaculada Concepción (cuya imagen fue encontrada en aquella trinchera), fue declarada la patrona de la infantería española desde ese instante y se bautizó el episodio como el «Milagro de Empel».
En la actualidad, 430 años después de que los soldados de los Tercios salvaran sus vidas por gracia de Dios, el Ejército de Tierra español -de la mano de José Conde de Arjona (jefe de la Brigada del Sector Este de la Fuerza Provisional de Naciones Unidas en el Líbano y jefe de la Brigada Acorazada Guadarrama XII)- y la asociación de recreación histórica «Imperial Service» han unido fuerzas para edificar en la base militar de «El Goloso» la iglesia en la que los soldados encontraron la imagen de la Virgen. «La estética final que buscamos no es otra que la que debió tener en ese momento la iglesia. No solo con las ruinas, sino con las trincheras españolas que la circunvalaban», explica José Miguel Alberte, presidente de este grupo, en declaraciones a ABC.

Un Tercio en Bommel

Pero… ¿Qué hacía en 1585 un Tercio español por Bommel? Para responder a esta cuestión hay que retrotraerse hasta el momento en el que Carlos I de España (V para los germanos) dio en herencia a su hijo Felipe II los territorios que, con sangre, sudor, y la muerte de miles de hombres, había atesorado durante años. Entre ellos se incluían los estados que hoy ocupan una buena parte de los Países Bajos. El cambio, según se pensó desde nuestro país, no tendría por qué provocar calentamientos de cabellera. Pero los flamencos no estuvieron de acuerdo. Y es que, considerando que iban a ser gobernados por un monarca extranjero que no sabía de su región más allá de dónde se situaba en un mapa –y aprovechando el auge del protestantismo- comenzaron su propia guerra de independencia contra la familia hispana. El rey (que, aunque nuevo en el trono, no tenía un pelo de botarate) respondió como mejor sabía: llamando a las armas a sus soldados.



Plano de la isla de Bommel
Plano de la isla de Bommel- ABC

Felipe, hasta el cetro de protestantes, envió para detener aquella sublevación a Alejandro Farnesio quien –mes arriba, mes abajo- no necesitó mucho tiempo para demostrar que, ya fuera en España o en los Países Bajos, andaba sobrado de narices. Así lo dejó claro, por ejemplo, tras vencer en batallas como la de Glembloux. No obstante, parece que ir bien armado de virilidad no le valió para someter rápidamente a los rebeldes quienes, allá por el segundo tercio del siglo XVI, todavía daban más de un dolor de mollera a los españoles en multitud de regiones. Precisamente una de ellas era Brabante, zona que andaba necesitada de ayuda para sofocar las revueltas y a la que el oficial envió a su subordinado, Carlos de Mansfeld, para poner orden espada mediante. Este, por su parte, partió decidido a repartir bofetadas en nombre de su Católica Majestad junto a tres Tercios.
Entre ellos estaba el de Bobadilla. Un Tercio, por cierto, que contaba con un curioso apodo. «Al Tercio de Francisco de Bobadilla lo llamaban el de losColmeneros, por ser gente poco curtida que no se atrevía a forrajear, por lo que se conformaban con comer miel de las colmenas y beber agua empantanada», explica el historiador José Rodríguez Hernández en su obra «Breve historia de los Tercios de Flandes». Dejando los sobrenombres a un lado, en el camino a Brabante los hispanos se dieron de bruces con la isla de Bommel, ubicada en el sur de los Países Bajos entre dos ríos (el Mosa, de 1.000 kilómetros, y el Wall) y solo a flote gracias a los diques que soportaban las aguas de estas corrientes. Mansfelt, en vista de que la zona estaba desierta, ordenó a Bobadilla que se posicionara junto a sus hombres y defendiese el lugar. A las pocas horas, más de 4.000 soldados protegían la región y decían adiós a sus aliados, que se marchaban a buen paso a tomar la siguiente ciudad.

Llega el enemigo

La primera parte de las órdenes fue cumplida de forma impecable, pero lo que no sabía Bobadilla es que iba a tener que sudar sangre para obedecer la orden. Más cuando los rebeldes –al mando del Conde de Holac- se dispusieron a pasar por el cuchillo, la piedra, y lo que se terciase, a los hombres de Bobadilla. No es que Bommel fuese de una importancia estratégica vital, pero cortar el cuello a cuatro millares de militares españoles era un acto de propaganda que no tenía precio. «Pareció efta buena ocaffion a Holak, para vegarfe con una memorable rota de la mejor parte del exercito Catholico, Y apreftada una armada de cafi cien vafos, los más de quillas chatas, defde Dordrech por el Moffa fe arrima a Bommel», explica el historiador italiano del S.XVI Famiano Estrada en su obra «Segunda Decada de las Guerras de Flandes: Desde el principio del Govierno de Alexandro Farnese, Tercero Duque de Parma y Placencia».



Imperial Service, junto al cuadro del Milagro de Empel de Ferrer Dalmau
Imperial Service, junto al cuadro del Milagro de Empel de Ferrer Dalmau- M.P.V.

A finales de noviembre, la armada de Holac se posicionó cerca de la isla de Bommel con miles de combatientes. Una vez en tierra, estos tomaron dos de los tres diques que impedían que la isla se inundase. Sin piedad, los hombres de Holac abrieron ambos con la intención de ahogar a los hombres de Bobadilla, quien apenas tuvo tiempo para ordenar a sus hombres recoger todos los bártulos y, antes de que les llegase el agua al morriónhuyeran por piernas a la parte más alta de Bommel. Justo la zona en la que se ubicaba un pequeño pueblo llamado Empel y que se convertiría en su última defensa. Para colmo de males, los rebeldes cañonearon a los españoles durante varias noches, segando algunas vidas y acabando, de un tajo seco, con su moral. Con el paso de los días, rodeados, hambrientos y sucios, los de Bobadilla abandonaron toda esperanza de sobrevivir y se dispusieron a esperar el asalto enemigo sabiendo que este tenía, además de un mayor número de combatientes al otro lado del río, una flota que macharía cualquier intento de atacar sus posiciones. Pintaban bastos, vaya.
A pesar de lo mala situación, Bobadilla se aprestó a la defensa. «Bobadilla, hombre de ardiente corazón, inflava [los ánimos de los hombres], y no folamente aquellos que eftavan con el en Emple -mas de tres mil efpañoles- fino también a los que havian ocupado los diques […] les animava por medio de menfageros. [Decididos] puef a la defenfa, fortifican las cafas y los templos, y arman con parapetos los márgenes de los diques: fi algunas barcas del enemigo affomavan de cerca, las ahuyentavan con artillería, y ninguna mueftra daban de temor», añade el autor italiano en su escrito. Además de todo ello, el Maestre también ordenó a sus soldados cavar trincheras alrededor de algunos puntos clave para la defensa del lugar. Desde viviendas robustas, hasta una pequeña iglesia medio derruida del pueblo de Empel. La hora de su muerte estaba cercana, pero no se irían al otro mundo sin cortar alguna que otra cabeza.

Un milagro obrado por la Virgen

Fue entonces, en pleno 7 de Diciembre, cuando un soldado que cavaba una posición defensiva se encontró con algo increíble. «El encuentro con la virgen fue absolutamente fortuito y se produjo, históricamente, dentro de los muros de la iglesia. Cuando todos los españoles estaban intentando buscar protección en torno a esas piedras apareció una tabla que, al darle la vuelta,mostró una virgen ricamente pintada», explica, en declaraciones a ABC, José Miguel Alberte, presidente de «Imperial Service». La tablilla, como señala a su vez el historiador italiano (contemporáneo del suceso) era «de la Madre de Dios de la Concepción» y contaba con unos tonos tan vivos como si nunca hubiera estado bajo tierra.
Aquel signo fue tomado como una señal enviada por el mismísimo Dios. Un signo de que debían seguir combatiendo, pues él obraría con ayuda de la virgen un milagro para que salieran victoriosos. El suceso, además, fue utilizado por Bobadilla, sabedor de que sus hombres necesitaban una inyección de moral. «La importancia del hallazgo de la virgen es muy difícil de valorar teniendo en cuenta la situación en la que estaban las tropas españolas. La realidad es que, cuando el soldado español la encontró, y debido a la religiosidad que había en el siglo XVI español, la tomó en sus manos y fue corriendo a su maestre de campo para enseñársela. Bobadilla, como comandante del Tercio español, sabía que tenía casi a 5.000 hombres desesperados, muertos de frío, muertos de hambre y que sabían que, muy probablemente, iba a ser su último día en la Tierra. De manera que tomó la virgen como un elemento para canalizar el ánimo de sus tropas», añade Alberte.



Detalle de los soldados de los Tercios
Detalle de los soldados de los Tercios- ABC

Fuera por la causa que fuese, Bobadilla trató aquella tablilla como si se tratase de la misma Madre del Señor en carne y hueso. «Como fi hubiera defcubierto un theforo, acudieron de las tiendas cercanas [los soldados a adorarla]. Maravillandofe de la novedad de la obra, y del colorido tan frefco, como fi entonces acavara de correr por la tabla el pincel. […]. Llevanla pues como en proceffion al templo, y colocanla entre las banderas de las legiones, la adoran pecho por tierra todos; y ruegan a la Madre de los Exercitos, que pues es la que folo podía hacerlo, quiera librar a fus foldados de aquellas affechanzas de elementos y enemigos», destaca el experto. Durante la noche del día 7, fueron muchos los combatientes españoles que le dedicaron una oración a aquella imagen, sabedores de que, si no era por ella, poco tiempo más podrían sobrevivir en aquella isla perdida de la mano de Su Majestad Católica.
El sacerdote del Tercio tampoco despreció la imagen. De hecho, solicitó a todos los combatientes que le rindiesen honores para que les ayudase en aquel momento tan aciago. «El Padre Fray García de Santisteban hizo luego que todos los soldados le dijesen un Salve, y lo continuaban muy de ordinario. […) Este tesoro tan rico que descubrieron debajo de la tierra fue un divino nuncio del bien (que por intercesión de la Virgen María) esperaban en su bendito día […]. Quedaron tan consolados lo sitiados españoles después de haber dicho la Salve […] que no sentían tanto el hambre» completa el soldado y cronista de los Tercios Alonso Vázquez (contemporáneo del milagro) en su obra «Los sucesos de Flandes y Francia del tiempo de Alejandro Farnese».
El sacerdote del Tercio hizo que todos los soldados le «dirigiesen un salve» a la virgen
La virgen debió escuchar en aquella iglesia las oraciones de los hombres de Bobabilla pues, el día 8 de diciembre, acaeció algo que llevaba sin suceder siglos en aquella región: un viento gélido del nordeste se levantó y, además de hacer crujir los huesos de los combatientes, heló las aguas del río Mosa. Algo que obligó a los buques rebeldes a largarse de allí viento en popa para no quedarencallados mientras decían, entre gruñidos, que sin duda Dios era español.El 9 de ese mismo mes, Bobadilla llamó a sus soldados para dar el golpe definitivo –ya sin buques que los protegiesen- al campamento contrario. Sin embargo, la contienda no se llegó a celebrar, pues estos huyeron despavoridos. Se había ganado una batalla imposible y todo, presuntamente, gracias a un milagro. Por eso, desde ese día se decidió que la Inmaculada Concepción fuese la patrona de la infantería.
Tras el 9 de diciembre, y después del regreso del Tercio de Bobadilla a su hogar, aquella imagen de madera fue adorada por cientos de cristianos. «Y recivido en Flandes, y defpues paflado a Efpaña el exmplo, fue venerada la Madre de Dios en los prefidios por eftas coffradias militares derivadas de la primera de Bommel […]. Y de verdad el cafo mereció, que no oyeffe la pofteridad fin demoftraciones de piadofo agradecimiento para con la Virgen Soberana. Porque quando mas el hambre confumia a los cercados, quando el rigor del invierno les apagava el calor vital, quando las avenidas los anegavan; y finaslmente quando en una univerfal defefperacion de cofas, fola la efperanza en la Madre de Dios no defamparava a los miferos», completa el autor italiano.

Cinco preguntas a José Miguel Alberte

¿Cuál es el objetivo de edificar esta iglesia?
El proyecto de la iglesia de Empel nació como parte de una actividad previa realizada hace un año para la Brigada Acorazada de la mano del general Conde. Este evento pretendía rememorar año tras año el milagro de Empel tanto para las tropas de la Brigada Acorazada, como para sus familias. El primer acercamiento fue reconstruir lo que ocurrió en aquel islote de Bommel en la noche del 7 al 8 de diciembre. Un suceso que luego da génesis a todas las tradiciones del Ejército Español.
El proyecto es que la iglesia sea un elemento totalmente visitable para el público en general y, en segundo lugar, que finalmente podamos realizar la actividad de reconstrucción histórica para que podamos explicarle, tanto a los miembros del Ejército como a sus familiares, la historia del milagro.
¿La iglesia se basa en planos orginales?
La iglesia es un elemento fundamental del Milagro de Empel porque le da una ubicación física al propio hecho, pero estaba derruida. No se sabe exactamente que antigüedad tenía. Ni siquiera se conoce el estilo arquitectónico que tenía porque solo quedaban los sillares de piedra inferiores. La parte superior había desaparecido desde hacía muchos siglos.
¿Qué trabajo os queda por hacer?
El trabajo que nos queda por realizar, que es mucho, va a ir en primer lugar encauzado a terminar la nave principal de la iglesia, con las construcciones que existían. Pero, en base a las fuentes históricas, también vamos a crear esas trincheras donde las tropas españoles se protegían y donde, finalmente y mientras cavaban, encontraron la imagen de la Inmaculada.
Estas semanas van a ser de locura. Es imposible calcular las horas de trabajo que nos quedan, pero seguramente no bajarán de las 200 o 300. Además, en los últimos momentos tendremos que hacer un esfuerzo redoblado para proveer a la escenografia de todos los elementos que tenían las tropas españolas a su disposición en el entorno de Empel. De manera que, seguramente, duplicaremos las horas de trabajo.
Los elementos que vamos a incluir ya no son solo las propias trincheras, sino cestones, caballos de Frisia, una pieza de artillería, lonas simulando las carpas que protegían de las nevadas intensas a las tropas españolas. También incluiremos todos los elementos que las unidades españolas llevaban con ellos: carros de vituallas, pucheros, banderas, tambores y un largo etc.
¿Qué significa para «Imperial Service» colaborar en este proyecto?
Para «Imperial Service», el que nos den la oportunidad de crear esta escenografía es muy importante. Es muy importante porque la génesis o la esencia misma del grupo no es otra que la de la divulgación histórica de la historia de nuestra Fuerzas Armadas. Desde nuestro punto de vista, creemos que la manera de que el pueblo español conozca y aprecie nuestras fuerzas Armadas es la de enseñar parte de sus hechos de armas y de su historia. Por ello, para nosotros es totalmente fundamental y emocionante.
¿Es la primera vez que os dedicáis a la construcción?
A nivel de pico y pala es cierto que es la primera vez que nos hemos metido en un proyecto de estas características.

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