26 de octubre de 2015
Europa, ¿Estado fallido?
OPINIÓN
el pais - JOAQUÍN ESTEFANÍA 26 OCT 2015 - 12:22 CET
Las oleadas de refugiados se siguen sucediendo en las fronteras balcánicas, y la Unión Europa (UE) continúa instalada en su incapacidad para reaccionar al problema más importante al que se ha enfrentado desde su fundación. ¿Cuántas reuniones de comités, subcomités, ministros, y jefes de Estado y de Gobierno se necesitan para adoptar una posición común? La cacofonía no cesa. Un europeísta muy europeísta comenta que la UE está a punto de convertirse en una especie de Estado fallido en relación con los refugiados. Y que cada vez que tiene que enfrentarse a un problema importante, Ucrania, los muertos del Mediterráneo, las migraciones voluntarias o forzosas, da síntomas de ineficacia y división ante el estupor ciudadano. Parece construida sobre arenas movedizas.
En los últimos días han entrado en Grecia muchos más refugiados que en las últimas semanas. Ya supera el medio millón el número de las personas que han llegado a Europa por el país heleno. Las posibles razones de ese repunte son varias: el temor a que unas fronteras semiabiertas se cierren del todo, los bombardeos rusos sobre algunas zonas sirias, la expectativa de cambio de condiciones meteorológicas, etcétera. Mientras ello ocurre, los centros de recepción anunciados no se han establecido con lo que será casi imposible asistir correctamente a los desplazados.
Lo acontecido en los últimos meses con aquellas personas que huyen de la muerte violenta o de la inanición —en mucho mayor medida que en ningún otro momento, incluyendo las guerras yugoslavas de principios de la década de los noventa— pone en cuestión el pilar central de la libertad de movimientos, genera evidencias de que la ausencia de una política de asilo (el problema no es de solidaridad ni de bondad, sino de normas) no sea momentánea, multiplica las incógnitas sobre la aportación de la zona a la solución de los problemas geopolíticos y económicos de los países de origen, y causa dudas sobre si la zona será capaz de aprovechar la oportunidad de rejuvenecer un continente envejecido y con dificultades objetivas para mantener el Estado de Bienestar, a través de la integración de los que llegan.
También los refugiados son de primera y de segunda. Aquellos son los que, con más o menos dificultades, logran acceder a la Europa del centro y del norte, mientras que los refugiados de inferior categoría (afganos, eritreos,...) se hacinan en las plazas, los campamentos y los asentamientos griegos (muchos de ellos situados en las instalaciones de los juegos olímpicos de 2004), sin que nadie los quiera. Ni pueden salir adelante, ni pueden volver atrás. Son refugiados estáticos. El Mediterráneo supone para ellos la frontera entre el mundo de la protección, Europa, y aquellos que pretenden entrar en él (Mediterráneo. El naufragio de Europa, Javier de Lucas, Tirant Humanidades).
Otras cuestiones centrales serán el porvenir de los refugiados que logran instalarse en los países europeos: ¿devenir emigrantes económicos, exiliados permanentes o volver a su país?, y cómo organizar los asentamientos dado que no va a cambiar a corto plazo la situación política de los países de los que tienen que irse por necesidad. Cuestiones que no han cambiado sino que se agravan con el paso de los días.
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