12 de mayo de 2017
El Rey y la infanta Cristina se reencuentran tras la absolución en el ‘caso Nóos’
El
Rey y la infanta Cristina se reencuentran tras la absolución en el ‘caso Nóos’
La familia coincide en público, por primera vez en
casi dos años, en el funeral de Alicia de Borbón
Los Reyes
en el funeral por la infanta Alicia de Borbón-Parma al que ha asistido Cristina
de Borbón. EFEATLAS
Felipe VI y la reina Letizia, junto con don
Juan Carlos y doña Sofía, han coincidido con la infanta Cristina este jueves en
la capilla del Palacio Real en el funeral en memoria de Alicia de Borbón-Parma,
fallecida el 28 de marzo a los 99 años en Madrid. Hacía cuatro años que la
Infanta no pisaba el Palacio Real (desde junio de 2013 en la misa por el
centenario de Don Juan) y casi dos que no coincidía toda la famila en un acto
público, alejada por el desgarro de su procesamiento en el caso Nóos.
Es la primera ocasión, tras la sentencia
absolutoria de la Infanta, que el Rey y su hermana menor se reencuentran en un
acto público. Poco antes de las seis de la tarde, Cristina ha acudido
acompañada de su hermana Elena, ambas con un traje de chaqueta negro, unos diez
minutos antes de que llegaran los Reyes, que junto a Juan Carlos I y doña
Sofía, han sido recibidos a la puerta de la capilla por el arzobispo castrense
Juan del Río.
Felipe VI y la reina Letizia han sido
ubicados bajo el dosel en dos sillones, separados de los reyes eméritos, que
han quedado a su derecha. Las infantas Cristina y Elena se han sentado en el
banco de familiares. El Rey y la Infanta no se han cruzado en el recorrido
previsto. Solo los medios gráficos han tenido el acceso permitido al interior,
al igual que en ceremonias similares. Tras el funeral se ha celebrado un cóctel
que propiciaba la aproximación.
La última vez que coincidieron en público
los Reyes y la infanta Cristina fue el 8 de octubre de 2015 en un acto similar,
la misa fúnebre por el infante Carlos de Borbón-Dos Sicilias, hijo de Alicia de
Borbón-Parma, que se celebró en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial
(Madrid).
La difunta, única tía que todavía tenía
Juan Carlos I, adquirió la condición de infanta cuando se casó en 1936 con
Alfonso de Borbón-Dos Sicilias, sobrino de Alfonso XII y hermano de doña María
de las Mercedes, la abuela de Felipe VI.
La infanta Cristina mantiene una estrecha
relación con la familia de su tía abuela, especialmente con Cristina Borbón-Dos
Sicilias, su nieta. La pasada Semana Santa, Cristina, su esposo, Iñaki
Urdangarin, y sus hijos estuvieron en la finca La Toledana, en la provincia de
Ciudad Real, propiedad que la familia Borbón-Dos Sicilias. Fueron invitados por
la prima del rey Juan Carlos Ana de Orléans y su primo Pedro de Borbón-Dos
Sicilias, primogénito del infante Carlos y, desde la muerte de su padre, nuevo duque
de Calabria.
La infanta fue absuelta el pasado 17 de
febrero de los dos delitos fiscales por los que fue procesada en el caso Nóos,
mientras que su marido fue condenado a seis años y tres meses de prisión por
diversos delitos de corrupción. La Audiencia Provincial de Baleares, sin
embargo, consideró que se había beneficiado de los delitos cometidos por su
marido, por lo que le impuso la devolución de 265.088 euros que cargó en la
tarjeta de crédito de la mercantil Aizoon compartida con su pareja.
Desde el 7 de noviembre de 2011, cuando la
policía irrumpió en la sede del Instituto Nóos en Barcelona, La Zarzuela trató
de poner distancias con la Infanta y su marido para evitar que el caso acabara
salpicando a la Corona. Juan Carlos I no consiguió ni que se divorciara de
Urdangarin ni que renunciase a los derechos dinásticos, en los que ocupa la
sexta posición en el orden de sucesión. Tras la proclamación de Felipe VI el 19
de junio de 2014, La Zarzuela estableció un cortafuegos con la Infanta y su
marido, que tuvo su máxima expresión el 11 de junio de 2015 cuando el Rey
revocó el título del Ducado de Palma a su hermana, con la que mayor afinidad
tenía. Esa decisión ahondó la grieta entre Felipe VI y la Infanta, que solo ha
mantenido el vínculo con su madre y su hermana Elena.
Cristina, su esposo y sus cuatro hijos han
residido desde entonces, salvo algunos períodos, fuera de España. Primero en
Washington y luego en Ginebra (Suiza). Es en esta ciudad, en la que Cristina de
Borbón desempeña un trabajo en la sede de la Fundación Aga Khan sin haber
perdido su vinculación laboral con La Caixa, es donde ambos recibieron la
sentencia. Hasta conocer la sentencia definitiva del caso
Nóos,
Urdangarin está en libertad sin fianza con la obligación de comparecer el
primero de cada mes ante la autoridad judicial de Suiza.
En 2015 esta fundación alcanzó un acuerdo
con la República de Portugal para establecer en Lisboa la sede de la
institución del acaudalado imán de los ismaelitas, abriendo la posibilidad de
que la Infanta trasladase su residencia a Portugal, donde la proximidad con el
centro penitenciario en el que cumpliese la pena su marido sería mayor.
La absolución de la Infanta aportó
tranquilidad a La Zarzuela, que durante todo el proceso, a diferencia del
Gobierno, mostró una compostura absoluta. Con este encuentro en público de
Cristina con su familia, el desgarro familiar puede haber empezado a atenuar el
dolor, pero en la hoja de ruta de Felipe VI no se contempla la rehabilitación.
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