7 de agosto de 2010

La cara moderada de Hamás

ABC

La cara moderada de Hamás

«Hay que hacer un gran esfuerzo para contener a nuestra gente y no dejarles caer en el radicalismo»

MIKEL AYESTARAN / GAZA

Día 06/08/2010 - 10.23h

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Hace dos años y medio decidió cambiar su cátedra en la Universidad Islámica por el despacho del Ministerio de Asuntos Religiosos y desde entonces «trabajo una media de doce horas» asegura el doctor Talib Hammad Abu Shaar. Una montaña de documentos a la espera de su firma se apila en la mesita de centro en torno a la que recibe a las visitas, «se trata del ministerio con más competencias después del de Interior y Educación. Tengo 3.500 funcionarios, soy el responsable del mantenimiento de las más de ochocientas mezquitas de Gaza, de los cursos para enseñar el Corán que siguen una media de once mil vecinos al año y me encargo de supervisar los preparativos para el Haj (peregrinación a la Meca) entre otras muchas cosas», detalla con voz relajada.

Es un hombre de Hamás y fue uno de los lugartenientes del jeque Ahmed Yashin, fundador del movimiento islámico, asesinado por Israel en 2004. Completó sus estudios religiosos en Arabia Saudí y se esfuerza por «mantener una línea de Islam moderado en Gaza, algo complicado debido a las agresiones directas de Israel contra los musulmanes. En la guerra de 2008 destrozaron 34 mezquitas y dañaron otras 168 bajo el pretexto de que escondían a terroristas. ¿Se imagina usted que Hamás destrozara 34 sinagogas? Estallaría la III Guerra Mundial», reflexiona mientras repasa un sobre con fotos de los templos arrasados por las bombas de la armada judía.

Mira una por una las mezquitas y asegura que «hay que hacer un gran esfuerzo para contener a nuestra gente y no dejarles caer en el radicalismo. Hemos demostrado que somos capaces de hacerlo. Lo que no podemos evitar es que las injusticias de Israel alienten el extremismo en otros países en los que el radicalismo está sembrando el terror».

Las autoridades del movimiento islámico vigilan muy de cerca a los predicadores salafistas que empiezan a llegar a Gaza y cortan de raíz cualquier exceso que intenten llevar a cabo en nombre del Islam «porque su interpretación fanática es errónea».

Mejora de la fé

Define la etapa de la organización fundamentalista en el poder como «un período en el que ha crecido y mejorado la fe de los palestinos. No se trata sólo de rezar, hay que adaptar el Islam a la vida cotidiana y lo estamos logrando». Una etapa en la que se ha disparado el número de mezquitas –hay ochocientos templos operativos- en Gaza gracias a las donaciones venidas de todas partes del mundo.

«No se trata sólo de rezar, hay que adaptar el Islam a la vida cotidiana y lo estamos logrando»

La falta de suelo ha obligado al ministerio a ordenar la construcción de templos de dos y tres plantas para albergar al mayor número de fieles posible. Respecto a la polémica prohibición de fumar narguile a las mujeres en lugares públicos o la de no permitir escaparates con lencería femenina, el ministro matiza que «se trata de recomendaciones, no una ley. Por tanto no habrá multas ni nada parecido».

Política y religión van de la mano cuando se habla con los dirigentes de Hamás y el doctor Talib no es una excepción. Mira con pena a las autoridades de Al Fatah «secuestradas por Israel» y espera que pronto todos los palestinos vuelvan a unirse ya que «no merece la pena que nos peguemos por algo que ni siquiera somos, no somos un estado, no somos nada, ¿por qué nos matamos?».

Desembarco salafista

En los últimos meses al menos seis asociaciones salafistas han abierto sus puertas en diferentes puntos de Gaza. En el barrio de Sheikh Radwan el director del centro Al Makkah, Ahmed Al Amasi, se encarga de distribuir ayuda a más de mil familias necesitadas y asegura que “nuestra principal labor es la caridad”. Al Amasi se desmarca de la política de Hamás y repite que “somos independientes, no tenemos nada que ver con ellos”.

Ataviado con salwar-kamiz y luciendo una larga barba, este licenciado en Empresariales en la Universidad Islámica, que ha vivido dieciocho años en Arabia Saudí, predica el Islám del Profeta y la resistencia pacífica. “Nuestros problemas se derivan de la falta de fé, cuando consigamos que el pueblo viva realmente su fé se terminará el conflicto”, vaticina ante la atenta mirada de sus seguidores.

Junto a Al Makkah, Sahaba, Aufia o Al Wifaaq empiezan a ser muy activas en la franja gracias a la llegada de predicadores del Yama’a Tabligh. Nacido en los años veinte en la India, la Yama’a Tabligh al-Dawa (Congregación para la Propagación del Islam) es el movimiento islámico de predicación más importante del mundo y sigue los principios de la escuela Deobandi, la misma que inspiró el nacimiento de la corriente talibán.

Sus miembros viajan de forma voluntaria y usando sus propios recursos por todos los países para acercarse a las comunidades musulmanas e intentar devolverles a una forma de vida islámica inspirada en el Profeta. El objetivo es conseguir conversiones dentro de los propios musulmanes, es decir, devolver a las mezquitas a todos aquellos que se han alejado del Corán por la contaminación de su entorno. En el futuro, el mensaje se expandirá a las demás confesiones hasta conseguir que todo el mundo se convierta.