10 de mayo de 2008
Policías de Coslada denunciaron diez veces a su jefe por amenazas
ABC - 10/05/08
Policías de Coslada denunciaron diez veces a su jefe por amenazas
CARLOS HIDALGO. MADRID.
La extorsión del «Bloque de Ginés» no era sólo de puertas para afuera. Sus malas artes no dudaba también en aplicarlas a aquellos policías «díscolos»: es decir, quienes no se plegaban a sus órdenes ilegales o denunciaban la situación insostenible que se vivía en la Policía Local. Se cebaba con los delegados sindicales, como denunció ayer el CSI-CSIF. Esta situación, en concreto, empezó hace unos tres años, cuando el sindicato intentó abrir su propia sección. Los obstáculos que encontraron fueron mayúsculos. Ante la «conculcación de los derechos de los trabajadores» denunciados por el CSI-CSIF y las presuntas irregularidades en el comportamiento de los policías imputados, el sindicato no mantuvo la boca cerrada. Y sus representantes empezaron a pagarlo caro.
Hubo extorsiones, pero también agentes que se encontraron con amenazas anónimas en sus buzones y teléfonos. Los casos más llamativos fueron, probablemente, los de un policía al que le reventaron la taquilla para meterle un puñado de gambas podridas o de otro que se encontró con un gato muerto en el asiento de su coche particular.
Hasta diez son las denuncias que han presentado contra el jefe de la Policía Local. Curiosamente, una de ellas fue admitida a trámite ayer por el juzgado de Instrucción número 1 de Coslada.
Al llamado «Método Ginés» lo definen como «personalista, despótico y, en muchas ocasiones, bordeando la ilegalidad». Denuncian una persecución constante contra quienes no aceptaban sus métodos, contra los «rebeldes».
Pero hubo más capítulos, como el que afectó a Gervasio Villaverde, delegado sindical del CSI-CISF en la comisaría: le robaron su arma reglamentaria del armero municipal y, «casualmente», aquel día, las cámaras de videovigilancia no funcionaron. ¿Mala suerte? Es más, hubo funcionarios que tuvieron que acudir a tratamiento médico y pidieron el traslado a otra comisaría.
Las represalias eran casi continuas. Por ejemplo, una agente, ante las presiones que sufría, cogió una depresión y se marchó a vivir a la isla de Tenerife.
Luego, estaba el asunto de los constantes cambios de turno a los afiliados al CSI-CSIF, pese a los derechos adquiridos por antigüedad. «Si te afilias a ese sindicato, te cambio de turno», amenazaba Ginés, según fuentes sindicales.
La cuestión es que nadie hizo nada. Ni siquiera los juzgados, hasta, curiosamente, ayer, tras el huracán levantado con la macrooperación «Bloque». Ahora, según informa Ep, el juicio por esta primera denuncia aceptada, que es por injurias, se celebrará el próximo 9 de julio. Allí se verá a Ginés Jiménez sentado en el banquillo, para contestar a las preguntas sobre las denuncias interpuestas por cinco de sus subordinados, a los que acusó de emprender una campaña de desprestigio contra él.
Los denunciantes son el sargento Gervasio Villaverde Pérez y los agentes Julián Martín-Pozuelo, Juan José Álvarez Piris, Roberto García Puente y Pedro Jiménez Villanueva.
Denuncias a los agentes
Jiménez atribuyó a los cinco demandantes «graves» sucesos ocurridos, como el incendio de un vehículo policial, la introducción de un animal muerto en un vehículo de un compañero o el envío de escritos anónimos contra la Jefatura, precisamente, algunos de los asuntos de los que a él se le acusa por parte del CSI-CSIF. «Todos ellos -indicaba Ginés en su escrito, de 8 de noviembre de 2007, al que ha tenido acceso ABC- apoyados políticamente en la sombra de Francisco Javier Becerra Redondo (PP), concejal de Seguridad».
Criticaba «la utilización de este sindicato para sus intereses personales y que nada les importaba sobre los derechos de los policías locales y otros trabajadores en general», decía Jiménez en el escrito.
El PP de Coslada, tres semanas después, escribía al alcalde socialista de la localidad para interesarse por estos hechos, pidiéndole explicaciones, y añadía: «El Grupo Municipal Popular de Coslada rechaza el tono y el contenido de la nota» emitida por Ginés Jiménez. Aún no ha recibido respuesta.
¿Qué se hizo desde los diferentes Gobiernos municipales? Teniendo en cuenta que Ginés llevaba en el cargo desde 1986 y que ha trabajado con Ejecutivos de todos los colores, la cuestión va por etapas.
Hubo que cambiar de concejal
Por ejemplo, en el anterior mandato, cuyo alcalde, Raúl López (PP), gobernaba con la Plataforma de la Izquierda de Coslada (PIC), se produjeron numerosas fricciones en la primera mitad del mandato. Comenzó siendo concejal de Seguridad Francisco Becerra, del PP. Desde el primer momento, Ginés no se avino a órdenes de nadie. «Usted es un político y yo soy policía y quien sabe cómo funciona esto», argüía.
Los desacatos eran constantes, desde las llamadas de atención por no llegar a su puesto de trabajo a la hora debida a la negativa de la orden del concejal de que pusiera a más agentes en las calles. Pero Ginés hacía de su capa un sayo y tejía y destejía a su antojo.
La situación llegó a tal punto, que López se vio obligado a tomar cartas en el asunto y a hablar muy seriamente sobre la situación con su socio de Gobierno, José Huélamo (PIC). Se acordó que éste, quien precisamente había sido el que llevó a Ginés a la Policía Local de Coslada en 1986 -ambos militaban en Comisiones Obreras-, relevara a Becerra al frente de la Concejalía de Seguridad.
Fue entonces, sólo entonces, cuando Ginés se tranquilizó, y cambiaron sus argumentos. Ya no le molestaban los políticos. Al menos, no su pigmalión: «Yo sólo obedezco órdenes del señor Huélamo», decía.
Policías de Coslada denunciaron diez veces a su jefe por amenazas
CARLOS HIDALGO. MADRID.
La extorsión del «Bloque de Ginés» no era sólo de puertas para afuera. Sus malas artes no dudaba también en aplicarlas a aquellos policías «díscolos»: es decir, quienes no se plegaban a sus órdenes ilegales o denunciaban la situación insostenible que se vivía en la Policía Local. Se cebaba con los delegados sindicales, como denunció ayer el CSI-CSIF. Esta situación, en concreto, empezó hace unos tres años, cuando el sindicato intentó abrir su propia sección. Los obstáculos que encontraron fueron mayúsculos. Ante la «conculcación de los derechos de los trabajadores» denunciados por el CSI-CSIF y las presuntas irregularidades en el comportamiento de los policías imputados, el sindicato no mantuvo la boca cerrada. Y sus representantes empezaron a pagarlo caro.
Hubo extorsiones, pero también agentes que se encontraron con amenazas anónimas en sus buzones y teléfonos. Los casos más llamativos fueron, probablemente, los de un policía al que le reventaron la taquilla para meterle un puñado de gambas podridas o de otro que se encontró con un gato muerto en el asiento de su coche particular.
Hasta diez son las denuncias que han presentado contra el jefe de la Policía Local. Curiosamente, una de ellas fue admitida a trámite ayer por el juzgado de Instrucción número 1 de Coslada.
Al llamado «Método Ginés» lo definen como «personalista, despótico y, en muchas ocasiones, bordeando la ilegalidad». Denuncian una persecución constante contra quienes no aceptaban sus métodos, contra los «rebeldes».
Pero hubo más capítulos, como el que afectó a Gervasio Villaverde, delegado sindical del CSI-CISF en la comisaría: le robaron su arma reglamentaria del armero municipal y, «casualmente», aquel día, las cámaras de videovigilancia no funcionaron. ¿Mala suerte? Es más, hubo funcionarios que tuvieron que acudir a tratamiento médico y pidieron el traslado a otra comisaría.
Las represalias eran casi continuas. Por ejemplo, una agente, ante las presiones que sufría, cogió una depresión y se marchó a vivir a la isla de Tenerife.
Luego, estaba el asunto de los constantes cambios de turno a los afiliados al CSI-CSIF, pese a los derechos adquiridos por antigüedad. «Si te afilias a ese sindicato, te cambio de turno», amenazaba Ginés, según fuentes sindicales.
La cuestión es que nadie hizo nada. Ni siquiera los juzgados, hasta, curiosamente, ayer, tras el huracán levantado con la macrooperación «Bloque». Ahora, según informa Ep, el juicio por esta primera denuncia aceptada, que es por injurias, se celebrará el próximo 9 de julio. Allí se verá a Ginés Jiménez sentado en el banquillo, para contestar a las preguntas sobre las denuncias interpuestas por cinco de sus subordinados, a los que acusó de emprender una campaña de desprestigio contra él.
Los denunciantes son el sargento Gervasio Villaverde Pérez y los agentes Julián Martín-Pozuelo, Juan José Álvarez Piris, Roberto García Puente y Pedro Jiménez Villanueva.
Denuncias a los agentes
Jiménez atribuyó a los cinco demandantes «graves» sucesos ocurridos, como el incendio de un vehículo policial, la introducción de un animal muerto en un vehículo de un compañero o el envío de escritos anónimos contra la Jefatura, precisamente, algunos de los asuntos de los que a él se le acusa por parte del CSI-CSIF. «Todos ellos -indicaba Ginés en su escrito, de 8 de noviembre de 2007, al que ha tenido acceso ABC- apoyados políticamente en la sombra de Francisco Javier Becerra Redondo (PP), concejal de Seguridad».
Criticaba «la utilización de este sindicato para sus intereses personales y que nada les importaba sobre los derechos de los policías locales y otros trabajadores en general», decía Jiménez en el escrito.
El PP de Coslada, tres semanas después, escribía al alcalde socialista de la localidad para interesarse por estos hechos, pidiéndole explicaciones, y añadía: «El Grupo Municipal Popular de Coslada rechaza el tono y el contenido de la nota» emitida por Ginés Jiménez. Aún no ha recibido respuesta.
¿Qué se hizo desde los diferentes Gobiernos municipales? Teniendo en cuenta que Ginés llevaba en el cargo desde 1986 y que ha trabajado con Ejecutivos de todos los colores, la cuestión va por etapas.
Hubo que cambiar de concejal
Por ejemplo, en el anterior mandato, cuyo alcalde, Raúl López (PP), gobernaba con la Plataforma de la Izquierda de Coslada (PIC), se produjeron numerosas fricciones en la primera mitad del mandato. Comenzó siendo concejal de Seguridad Francisco Becerra, del PP. Desde el primer momento, Ginés no se avino a órdenes de nadie. «Usted es un político y yo soy policía y quien sabe cómo funciona esto», argüía.
Los desacatos eran constantes, desde las llamadas de atención por no llegar a su puesto de trabajo a la hora debida a la negativa de la orden del concejal de que pusiera a más agentes en las calles. Pero Ginés hacía de su capa un sayo y tejía y destejía a su antojo.
La situación llegó a tal punto, que López se vio obligado a tomar cartas en el asunto y a hablar muy seriamente sobre la situación con su socio de Gobierno, José Huélamo (PIC). Se acordó que éste, quien precisamente había sido el que llevó a Ginés a la Policía Local de Coslada en 1986 -ambos militaban en Comisiones Obreras-, relevara a Becerra al frente de la Concejalía de Seguridad.
Fue entonces, sólo entonces, cuando Ginés se tranquilizó, y cambiaron sus argumentos. Ya no le molestaban los políticos. Al menos, no su pigmalión: «Yo sólo obedezco órdenes del señor Huélamo», decía.