6 de mayo de 2008
El título superior pierde atractivo por sus pocas ventajas laborales
El País
El título superior pierde atractivo por sus pocas ventajas laborales
España es uno de los países avanzados donde menos compensa ser graduado - Los jóvenes comienzan a percibirlo y la proporción de universitarios se frena
J. A. AUNIÓN - Madrid - 06/05/2008
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Resultado 164 votos
Comentarios - 86
Un título superior requiere años y esfuerzo para conseguirlo, y si la recompensa no merece la pena, probablemente no se estudie. Y en España, esa recompensa es la menor de 21 países, según un reciente estudio de la OCDE, que tiene en cuenta su ventaja salarial, sus probabilidades de encontrar empleo e incluso la pensión que cobrará cuando se jubile. Pero esos resultados de complejas operaciones estadísticas son percibidos instintivamente por los jóvenes, que actúan en consecuencia: el porcentaje de graduados en la Universidad se ha estancado en España en los últimos años. En 1995 estaba cuatro puntos por encima de la media de la OCDE (los países más industrializados del mundo); en 2002, sólo era un punto más, y en 2005, ya estaba tres puntos por debajo, con el 33%.
Más rentable para ellas
¿Crees que estudiar una carrera en España es garantía para conseguir un buen trabajo?
ENCUESTA - 2002 - Resultados
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Estudio completo de la OCDE (en inglés)
DOCUMENTO (PDF - 2,31Mb) - 06-05-2008
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Notas de corte de todas las carreras
"La gente es miope; la universidad sigue siendo un seguro", dice un experto
Hasta 2002, la tasa de titulados en la universidad superaba la media de la OCDE
En cualquier caso, es una cifra que ha crecido tan rápidamente en las últimas décadas que el mercado laboral de alta cualificación no es capaz de asumirla (en torno al 30% de los universitarios trabajan en empleos por debajo de su formación). Muchos apuestan por fomentar alternativas, como la FP de grado superior. Pero otros encienden las alarmas y advierten de que estos datos pueden acabar provocando una desbandada de los campus. Sería un error "fatal para la economía en general", asegura el catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra José García-Montalvo. "El problema es que la gente es miope y no mira al largo plazo. Si eres universitario, estás comprando un seguro. Si las cosas van mal, el titulado será el que no se quede en paro y, si se queda, el que menos tardará en encontrar otro trabajo", explica.
Hace falta una mirada a largo plazo para abstraerse del contexto actual -casi uno de cada 10 graduados no estudiaría si pudiera volver atrás, según un estudio de la Agencia de Calidad-. Aunque ha mejorado ligeramente en los últimos años, España no sale de la cola entre los 21 países comparados por la OCDE.
El cálculo que se ha hecho consiste en sumar la ventaja salarial de un titulado superior, la rapidez con la que encuentra trabajo o la pensión que se cobrará, y restarle el dinero y la experiencia que deja de ganar mientras está estudiando y lo que le cuesta la carrera. España es donde menos compensa a los hombres, y las mujeres, aunque un poco mejor, se quedan las séptimas por la cola. La ventaja comparativa de un titulado superior español con alguien que tiene bachillerato o FP de grado medio es de un 4,9% para los hombres por cada año de estudio, y del 6,5% para las mujeres, mientras que en Irlanda las cifras son de más del 11,8% y del 14,4%.
El economista de la OCDE Andrés Fuentes recuerda que, dentro de la educación superior, esta estadística cuenta la formación profesional de grado superior (para acceder hace falta el título de bachillerato), "cuyas tasas de retorno son menores que para los universitarios", aunque admite que esa corrección no haría que la de los universitarios escalasen muchas posiciones.
"La ventaja salarial de un titulado superior español respecto a los que se quedaron en niveles inferiores es de las más bajas (27% para los hombres, la menor, y 36% para las mujeres, la quinta más baja) y el coste de oportunidad [lo que dejan de ganar por estar estudiando] es de los más altos", según el economista del Banco Europeo de Inversiones Hubert Strauss, coautor del estudio. Aunque incluye entre las explicaciones la cohesión social, alude a otras como la proliferación de contratos temporales o la sobrecualificación de los graduados que trabajan en empleos por debajo de su formación, lo que reduce su ventaja salarial en un 20%.
Para García-Montalvo es imperativo solucionar todos estos problemas para evitar que a los jóvenes les pueda más esa visión a corto plazo y que dejen de ver atractiva la Universidad. "Es imprescindible que la economía se mueva para que podamos absorber toda la capacidad y la cualificación de los universitarios". Una economía basada excesivamente en los servicios y la construcción.
Pero para otros expertos, como sugiere Strauss y ha escrito más claramente la OCDE en su último informe sobre la economía española (de 2007), también las universidades tienen cosas que solucionar: "Hay un problema de calidad de la educación, que puede estar relacionado en parte con la rápida expansión del número de universitarios". En el mismo texto, reconocen las bondades de las reformas hechas en los campus españoles en su camino de adaptación a Europa. Por ejemplo, haber dado más autonomía a las universidades, sobre todo para diseñar sus carreras y, a la vez, fomentar unos controles de calidad que puedan condicionar, incluso, la financiación de los campus (aunque se ha prometido, aún no se ha hecho).
Pero aseguran también que es necesario, entre otras cosas, fomentar la investigación y atraer talentos, mejorar la transferencia de conocimiento a la sociedad, ajustar mejor las enseñanzas a lo que el titulado necesitará después para trabajar y, finalmente, acercarse a una economía basada en la innovación y el conocimiento. Muchos de estos objetivos los ha mencionado el Gobierno en la anterior legislatura, y en ésta, gran parte de la responsabilidad de llevarlos a cabo recaerá en un nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación que aún está a medio hacer. Mientras tanto, la mejor receta para los jóvenes titulados parece la de la paciencia.
Más rentable para ellas
Aunque haya que tener paciencia, siempre acaba teniendo ventaja quien tiene un título superior, y normalmente esa ventaja es aún mayor si se trata de una mujer en un mercado laboral en el que cobran menos y tienen peores condiciones que los hombres. De los 21 países estudiados por la OCDE en el informe sobre la rentabilidad del título superior, en 11 de ellos las ventajas de graduarse son mayores para las mujeres. En Polonia es de cinco puntos, y en Irlanda, de dos y medio. España es otro país del club, aunque la diferencia es de 1,6 puntos.Las mujeres que sólo tienen la educación obligatoria cobran el 64% que los hombres, y el sueldo de las que tienen un título superior es el 76% del de sus colegas masculinos, según datos de la OCDE publicado a finales del año pasado. La tasa de desempleo también es mucho mayor entre las mujeres de 25 a 64 años con baja formación, de un 14%, que entre las tituladas universitarias, de un 6,9%. Esa diferencia entre los hombres con mayor o menor formación es bastante menor, 7,7% frente a 5,4%. Tampoco esto pasa desapercibido para las mujeres a juzgar por las cifras. La tasa de mujeres que sacan el bachillerato o la FP de grado medio es del 80%, frente al 65% de los hombres. Y el 61% de los se gradúan en la carrera son mujeres.
El título superior pierde atractivo por sus pocas ventajas laborales
España es uno de los países avanzados donde menos compensa ser graduado - Los jóvenes comienzan a percibirlo y la proporción de universitarios se frena
J. A. AUNIÓN - Madrid - 06/05/2008
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Un título superior requiere años y esfuerzo para conseguirlo, y si la recompensa no merece la pena, probablemente no se estudie. Y en España, esa recompensa es la menor de 21 países, según un reciente estudio de la OCDE, que tiene en cuenta su ventaja salarial, sus probabilidades de encontrar empleo e incluso la pensión que cobrará cuando se jubile. Pero esos resultados de complejas operaciones estadísticas son percibidos instintivamente por los jóvenes, que actúan en consecuencia: el porcentaje de graduados en la Universidad se ha estancado en España en los últimos años. En 1995 estaba cuatro puntos por encima de la media de la OCDE (los países más industrializados del mundo); en 2002, sólo era un punto más, y en 2005, ya estaba tres puntos por debajo, con el 33%.
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"La gente es miope; la universidad sigue siendo un seguro", dice un experto
Hasta 2002, la tasa de titulados en la universidad superaba la media de la OCDE
En cualquier caso, es una cifra que ha crecido tan rápidamente en las últimas décadas que el mercado laboral de alta cualificación no es capaz de asumirla (en torno al 30% de los universitarios trabajan en empleos por debajo de su formación). Muchos apuestan por fomentar alternativas, como la FP de grado superior. Pero otros encienden las alarmas y advierten de que estos datos pueden acabar provocando una desbandada de los campus. Sería un error "fatal para la economía en general", asegura el catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra José García-Montalvo. "El problema es que la gente es miope y no mira al largo plazo. Si eres universitario, estás comprando un seguro. Si las cosas van mal, el titulado será el que no se quede en paro y, si se queda, el que menos tardará en encontrar otro trabajo", explica.
Hace falta una mirada a largo plazo para abstraerse del contexto actual -casi uno de cada 10 graduados no estudiaría si pudiera volver atrás, según un estudio de la Agencia de Calidad-. Aunque ha mejorado ligeramente en los últimos años, España no sale de la cola entre los 21 países comparados por la OCDE.
El cálculo que se ha hecho consiste en sumar la ventaja salarial de un titulado superior, la rapidez con la que encuentra trabajo o la pensión que se cobrará, y restarle el dinero y la experiencia que deja de ganar mientras está estudiando y lo que le cuesta la carrera. España es donde menos compensa a los hombres, y las mujeres, aunque un poco mejor, se quedan las séptimas por la cola. La ventaja comparativa de un titulado superior español con alguien que tiene bachillerato o FP de grado medio es de un 4,9% para los hombres por cada año de estudio, y del 6,5% para las mujeres, mientras que en Irlanda las cifras son de más del 11,8% y del 14,4%.
El economista de la OCDE Andrés Fuentes recuerda que, dentro de la educación superior, esta estadística cuenta la formación profesional de grado superior (para acceder hace falta el título de bachillerato), "cuyas tasas de retorno son menores que para los universitarios", aunque admite que esa corrección no haría que la de los universitarios escalasen muchas posiciones.
"La ventaja salarial de un titulado superior español respecto a los que se quedaron en niveles inferiores es de las más bajas (27% para los hombres, la menor, y 36% para las mujeres, la quinta más baja) y el coste de oportunidad [lo que dejan de ganar por estar estudiando] es de los más altos", según el economista del Banco Europeo de Inversiones Hubert Strauss, coautor del estudio. Aunque incluye entre las explicaciones la cohesión social, alude a otras como la proliferación de contratos temporales o la sobrecualificación de los graduados que trabajan en empleos por debajo de su formación, lo que reduce su ventaja salarial en un 20%.
Para García-Montalvo es imperativo solucionar todos estos problemas para evitar que a los jóvenes les pueda más esa visión a corto plazo y que dejen de ver atractiva la Universidad. "Es imprescindible que la economía se mueva para que podamos absorber toda la capacidad y la cualificación de los universitarios". Una economía basada excesivamente en los servicios y la construcción.
Pero para otros expertos, como sugiere Strauss y ha escrito más claramente la OCDE en su último informe sobre la economía española (de 2007), también las universidades tienen cosas que solucionar: "Hay un problema de calidad de la educación, que puede estar relacionado en parte con la rápida expansión del número de universitarios". En el mismo texto, reconocen las bondades de las reformas hechas en los campus españoles en su camino de adaptación a Europa. Por ejemplo, haber dado más autonomía a las universidades, sobre todo para diseñar sus carreras y, a la vez, fomentar unos controles de calidad que puedan condicionar, incluso, la financiación de los campus (aunque se ha prometido, aún no se ha hecho).
Pero aseguran también que es necesario, entre otras cosas, fomentar la investigación y atraer talentos, mejorar la transferencia de conocimiento a la sociedad, ajustar mejor las enseñanzas a lo que el titulado necesitará después para trabajar y, finalmente, acercarse a una economía basada en la innovación y el conocimiento. Muchos de estos objetivos los ha mencionado el Gobierno en la anterior legislatura, y en ésta, gran parte de la responsabilidad de llevarlos a cabo recaerá en un nuevo Ministerio de Ciencia e Innovación que aún está a medio hacer. Mientras tanto, la mejor receta para los jóvenes titulados parece la de la paciencia.
Más rentable para ellas
Aunque haya que tener paciencia, siempre acaba teniendo ventaja quien tiene un título superior, y normalmente esa ventaja es aún mayor si se trata de una mujer en un mercado laboral en el que cobran menos y tienen peores condiciones que los hombres. De los 21 países estudiados por la OCDE en el informe sobre la rentabilidad del título superior, en 11 de ellos las ventajas de graduarse son mayores para las mujeres. En Polonia es de cinco puntos, y en Irlanda, de dos y medio. España es otro país del club, aunque la diferencia es de 1,6 puntos.Las mujeres que sólo tienen la educación obligatoria cobran el 64% que los hombres, y el sueldo de las que tienen un título superior es el 76% del de sus colegas masculinos, según datos de la OCDE publicado a finales del año pasado. La tasa de desempleo también es mucho mayor entre las mujeres de 25 a 64 años con baja formación, de un 14%, que entre las tituladas universitarias, de un 6,9%. Esa diferencia entre los hombres con mayor o menor formación es bastante menor, 7,7% frente a 5,4%. Tampoco esto pasa desapercibido para las mujeres a juzgar por las cifras. La tasa de mujeres que sacan el bachillerato o la FP de grado medio es del 80%, frente al 65% de los hombres. Y el 61% de los se gradúan en la carrera son mujeres.