17 de mayo de 2008

El Parlamento vasco acusa de torturas a la Benemérita a las 48 horas del último crimen

ABC - 17/05/08

El Parlamento vasco acusa de torturas a la Benemérita a las 48 horas del último crimen

A. L. VITORIA.
Apenas 24 horas ha tardado el tripartito vasco en pasar de rendir homenaje en el Parlamento de esa Comunidad al último guardia civil asesinado por ETA a aprobar un texto en el que se acusa al Gobierno de amparar supuestas torturas de la Benemérita a etarras, nunca demostradas. Naturalmente, con los partidos que sostienen a Ibarretxe votaron Aralar -fue quien presentó la iniciativa- y el grupo filoetarra de las «Nekanes», el PCTV. De esta forma, cuando no había pasado ni siquiera un día desde el entierro del guardia civil Juan Manuel Piñiel, los parlamentarios nacionalistas de la Cámara vasca -los del PP y el PSE votaron en contra-, no tenían escrúpulos en equiparar así a los verdugos con las víctimas, en sembrar dudas sobre las Fuerzas de Seguridad en lugar de atacar a los pistoleros.
La ocasión buscada por Aralar para presentar ese texto fue la polémica surgida tras la detención en Mondragón de dos los asesinos de la T-4, los sanguinarios Igor Portu y Martin Sarasola. Ocho de los guardias civiles que los pusieron a buen recaudo -para disgusto de algunos de los que votaron la iniciativa aprobada ayer, cabría añadir-, fueron acusados de torturas, sin que hasta la fecha se haya presentado ni una sola prueba de ello. Algo que importa muy poco a los parlamentarios nacionalistas, que acusan al Gobierno central de «amparar» a los agentes.
«Excepcional momento»
La propuesta fue aprobada después de que Aralar se negara a acceder a la petición del PSE de que la retirara en atención al «excepcional momento» que se vive en Álava después del atentado del miércoles contra el cuartel de Legutiano. Un argumento de peso, pero que no conmovió ni un ápice a la formación independentista.
En concreto, la insólita iniciativa reprueba «el amparo» del Ejecutivo central a los ocho guardias civiles e insta al Gobierno a que abra una investigación interna, simultánea a la judicial -como si ésta no fuera suficiente-, «con el fin de aclarar lo sucedido». También propone que se abran investigaciones en futuras denuncias sobre supuestos malos tratos a etarras, que como se sabe tienen orden de denunciar torturas en cuanto se les arreste.
La parlamentaria Aintzane Ezenarro tuvo el dudoso honor de defender la propuesta de su grupo. Condenó, eso sí, el «cruel atentado» de Legutiano, pero añadió de inmediato que «esto -intentar una matanza no sólo de agentes, sino también de mujeres y niños-, no nos puede llevar a restar importancia a otras actitudes que también son denunciables».
En esta misma línea se expresaron el resto de formaciones nacionalistas, que también cargaron duramente contra PSE y PP. Desde el PNV, Gema González de Txabarri, afirmó, en relación a la última salvajada de ETA, que «no tiene que ver una cosa con la otra», por lo que acusó a ambos partidos de cometer una «indecencia» al tratar de llevar el debate a ese terreno. Por parte del PCTV fue Itziar Basterrika la que afirmó, no sin cierto cinismo que «vivimos momentos muy duros, pero hay que trabajar entre todos para llegar a una solución».
Socialistas y populares no se amilanaron. El portavoz parlamentario del PSE-EE, José Antonio Pastor, calificó la propuesta de «obscena», cuando «aún tenemos a las puertas del Parlamento la fotografía del último asesinado por ETA». Desde el PP fue Carmelo Urquijo el que acusó a Aralar de no haber tenido la «decencia» de retirar el texto, que tachó de «soberano despropósito». «Lo que no se puede hacer es participar ayer en un homenaje a un guardia civil asesinado y hoy arrojar dudas y cuestionar el honor» de este Cuerpo, denunció.
Desde Perú, el presidente del Gobierno se vio obligado a recordar lo obvio: que las responsabilidades penales en un estado de derecho las fijan los jueces; que las Fuerzas de Seguridad trabajan con profesionalidad y máxima exigencia; que no hay que hacer juicio de intenciones y que hay que tener responsabilidad... Y al final, una conclusión: «Es una iniciativa infundada y que está fuera de contexto».