14 de mayo de 2008
Los españoles apoyan el uso de embriones, pero sólo el 14% saben que se destruyen
ABC - 14/05/08
Los españoles apoyan el uso de embriones, pero sólo el 14% saben que se destruyen
N. RAMÍREZ DE CASTRO. MADRID.
Por encima de dilemas éticos, la población española parece estar dispuesta a apoyar las investigaciones científicas, casi sin reservas. Al menos, cuando se trata de utilizar embriones humanos para la obtención de células madre. Un estudio internacional de la Fundación BBVA, realizado en 15 países (la mayoría europeos), muestra cómo los españoles, junto con daneses, checos, suecos y holandeses, son los ciudadanos más favorables a este tipo de investigaciones. Sobre todo, cuando se vinculan a la posibilidad de encontrar tratamientos eficaces para enfermedades incurables como el párkinson, el alzhéimer o la diabetes.
El mayor rechazo se observa en Alemania, Austria y Japón, países donde los recelos se mantienen sin que interfieran las creencias religiosas. La encuesta detectó reparos morales, tanto en población creyente como no creyente.
Desinformación generalizada
El respaldo español al uso científico de embriones es firme en la encuesta, aunque los españoles no se encuentran entre los ciudadanos más informados de Europa. El 60% de los 1.500 entrevistados en España aseguran «haber oído o leído» alguna noticia sobre este tipo de células. Pero sólo una minoría -el 14%- es consciente de que la extracción de células madre de embriones implica su destrucción. En el resto de los países, también se muestra un gran desconocimiento sobre el destino de los embriones tras la obtención de células. Sólo los ciudadanos entrevistados en Estados Unidos demostraron un conocimiento mayor.
La comprensión de las propiedades de las células madre embrionarias tampoco es de las más elevadas, en relación con otros países europeos o con Estados Unidos. De los 15 países estudiados, España ocupa la posición décima en conocimiento. De los españoles que al menos ha oído hablar de las células madre, el 41,9% saben que se pueden transformar en varios tipos de células diferentes y convertirse en tejidos especializados, en neuronas, células musculares o en casi cualquiera de los 200 tipos de células del organismo. Pero el estudio, que se ha basado en 22.500 entrevistas a ciudadanos de tres continentes, ofrece muchos más datos sobre los temores o la aceptación del uso de embriones para obtener células madre:
Utilidad y riesgo de las investigaciones. Esta idea está muy instalada en la mayoría de los ciudadanos entrevistados, aunque no supone la desaparición de la percepción de riesgo. España es uno de los países que más cree en las ventajas de la investigación y uno de los que menos cree que su aplicación puede tener riesgos importantes. Sólo en algunos países (Alemania, Austria, Polonia, Japón e Israel) «la inmoralidad en la obtención de células madre», fue un rasgo más sobresaliente que la «utilidad».
Los beneficios médicos priman sobre los derechos de los embriones. Los entrevistados españoles no dudaron al decidir en este dilema. España es el país en el que los ciudadanos están más convencidos de que «los beneficios médicos para muchos seres humanos que puedan alcanzarse con la investigación de embriones de pocos días, son mucho más importantes que los derechos de los embriones». En el dilema de si el fin justifica los medios, Irlanda, Austria, Estados Unidos o Alemania se sitúan al otro lado de la balanza.
Una puerta peligrosa. Sí se observa una preocupación generalizada por abrir la puerta a otros usos moralmente rechazables al permitir la investigación y destrucción de embriones.
¿Influyen las creencias religiosas? Ser o no creyente condiciona la percepción sobre la condición moral del embrión humano. Pero actúa de un modo particular en cada sociedad. En Japón las creencias religiosas no influyeron en las respuestas.
Mejor los sobrantes de los tratamientos de fertilidad. Salvo Austria y Japón, se prefiere la utilización de embriones sobrantes de los tratamientos de reproducción asistida que nunca se desarrollarían y se rechaza la creación de embriones específicamente para investigar.
Híbridos con material biológico humano y animal. En la mayoría de las sociedades prevalece el miedo a que los científicos pierdan el control de esta técnica («riesgo de crear monstruos») y los usos futuros reprobables que pudieran derivarse. En Dinamarca, Holanda y Suecia el rechazo se debe a la interferencia humana en la Naturaleza.
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Los españoles apoyan el uso de embriones, pero sólo el 14% saben que se destruyen
N. RAMÍREZ DE CASTRO. MADRID.
Por encima de dilemas éticos, la población española parece estar dispuesta a apoyar las investigaciones científicas, casi sin reservas. Al menos, cuando se trata de utilizar embriones humanos para la obtención de células madre. Un estudio internacional de la Fundación BBVA, realizado en 15 países (la mayoría europeos), muestra cómo los españoles, junto con daneses, checos, suecos y holandeses, son los ciudadanos más favorables a este tipo de investigaciones. Sobre todo, cuando se vinculan a la posibilidad de encontrar tratamientos eficaces para enfermedades incurables como el párkinson, el alzhéimer o la diabetes.
El mayor rechazo se observa en Alemania, Austria y Japón, países donde los recelos se mantienen sin que interfieran las creencias religiosas. La encuesta detectó reparos morales, tanto en población creyente como no creyente.
Desinformación generalizada
El respaldo español al uso científico de embriones es firme en la encuesta, aunque los españoles no se encuentran entre los ciudadanos más informados de Europa. El 60% de los 1.500 entrevistados en España aseguran «haber oído o leído» alguna noticia sobre este tipo de células. Pero sólo una minoría -el 14%- es consciente de que la extracción de células madre de embriones implica su destrucción. En el resto de los países, también se muestra un gran desconocimiento sobre el destino de los embriones tras la obtención de células. Sólo los ciudadanos entrevistados en Estados Unidos demostraron un conocimiento mayor.
La comprensión de las propiedades de las células madre embrionarias tampoco es de las más elevadas, en relación con otros países europeos o con Estados Unidos. De los 15 países estudiados, España ocupa la posición décima en conocimiento. De los españoles que al menos ha oído hablar de las células madre, el 41,9% saben que se pueden transformar en varios tipos de células diferentes y convertirse en tejidos especializados, en neuronas, células musculares o en casi cualquiera de los 200 tipos de células del organismo. Pero el estudio, que se ha basado en 22.500 entrevistas a ciudadanos de tres continentes, ofrece muchos más datos sobre los temores o la aceptación del uso de embriones para obtener células madre:
Utilidad y riesgo de las investigaciones. Esta idea está muy instalada en la mayoría de los ciudadanos entrevistados, aunque no supone la desaparición de la percepción de riesgo. España es uno de los países que más cree en las ventajas de la investigación y uno de los que menos cree que su aplicación puede tener riesgos importantes. Sólo en algunos países (Alemania, Austria, Polonia, Japón e Israel) «la inmoralidad en la obtención de células madre», fue un rasgo más sobresaliente que la «utilidad».
Los beneficios médicos priman sobre los derechos de los embriones. Los entrevistados españoles no dudaron al decidir en este dilema. España es el país en el que los ciudadanos están más convencidos de que «los beneficios médicos para muchos seres humanos que puedan alcanzarse con la investigación de embriones de pocos días, son mucho más importantes que los derechos de los embriones». En el dilema de si el fin justifica los medios, Irlanda, Austria, Estados Unidos o Alemania se sitúan al otro lado de la balanza.
Una puerta peligrosa. Sí se observa una preocupación generalizada por abrir la puerta a otros usos moralmente rechazables al permitir la investigación y destrucción de embriones.
¿Influyen las creencias religiosas? Ser o no creyente condiciona la percepción sobre la condición moral del embrión humano. Pero actúa de un modo particular en cada sociedad. En Japón las creencias religiosas no influyeron en las respuestas.
Mejor los sobrantes de los tratamientos de fertilidad. Salvo Austria y Japón, se prefiere la utilización de embriones sobrantes de los tratamientos de reproducción asistida que nunca se desarrollarían y se rechaza la creación de embriones específicamente para investigar.
Híbridos con material biológico humano y animal. En la mayoría de las sociedades prevalece el miedo a que los científicos pierdan el control de esta técnica («riesgo de crear monstruos») y los usos futuros reprobables que pudieran derivarse. En Dinamarca, Holanda y Suecia el rechazo se debe a la interferencia humana en la Naturaleza.
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