26 de julio de 2008
Rouco recuerda la vocación pública del cristianismo
ABC- 26/07/08
Rouco recuerda la vocación pública del cristianismo
LAURA DANIELE. MADRID.
A seis días de que comience el descanso estival, la reunión entre José Luis Rodríguez Zapatero y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Antonio María Rouco Varela, sigue sin fecha. «Hubo unos primeros contactos informales, pero la reunión no tiene fecha, todavía», explicó ayer el arzobispo de Madrid durante una breve comparecencia con la prensa antes de clausurar el curso de verano «Ser cristiano en una sociedad secularizada», que tuvo lugar esta semana en la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez.
La iniciativa depende del Gobierno, ya que, según establece el protocolo, es el presidente del Ejecutivo quien recibe a los representantes de las principales instituciones del país. De hecho, fue el propio Zapatero quien anunció a Rouco, durante el funeral del ex presidente Calvo-Sotelo, su intención de llamarle. El pasado domingo, el cardenal había afirmado en Sidney que era probable que el encuentro se produjera «antes de que finalice el mes de julio», pero a fecha de ayer el Gobierno no había concretado un día para esa reunión.
Colaboración del Gobierno
Entre los temas prioritarios para el cardenal, figura sin duda la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid en 2011. «Es evidente que nuestro deber es informarle y pedir ayuda y comprensión porque la JMJ supone una presencia considerable de jóvenes en la ciudad y en España y eso supone cuestiones de seguridad, medios de comunicación, acceso. Es evidente que la cooperación con el Gobierno y la Comunidad de Madrid es imprescindible para que pueda realizarse la jornada», señaló el cardenal, quien se mostró dispuesto a mejorar la marca de Sidney. «Un gran periódico australiano titulaba como «un gran tsunami de fe y alegría» la pasada JMJ, pues aquí en Madrid, la palabra tsunami se nos va a quedar pequeña, hablando de la fe y la alegría que vamos a vivir en esas jornadas».
Sin embargo, para el cardenal, llevar a buen término uno de los encuentros más importantes de la Iglesia, no es la única cuestión que está entre sus preocupaciones. Ayer, durante su intervención, Rouco Varela presentó las claves de actuación de la Iglesia en medio de una sociedad cada vez más secularizada y donde la ofensiva laicista del Gobierno juega un papel central.
No se impone
Así, el cardenal recordó que la visión cristiana de la vida y la sociedad «no se impone, sino que se propone. Quiere convencer pero no quiere forzar a nadie». La única condición imprescindible que reclamó el cardenal fue el de la libertad religiosa. «La vida cristiana debe poder presentarse públicamente y también debe respetar la libertad religiosa de todos, también de los que no creen. El método tiene que ser el de la proposición y no el de la imposición física, psicológica ni política. Tiene que haber una actitud de diálogo cuyo objetivo sea la búsqueda de la verdad y no hablar por hablar», aseguró Rouco Varela, quien precisó que «la proposición no es un signo de debilidad de convicciones sino la voluntad de respetar las ideas del otro».
El cardenal también reivindicó la vocación pública de la fe cristiana, al sostener que es «imposible ser cristiano en la vida privada y no en la vida pública». Por ello, lamentó la escasez de políticos que defiendan en España la visión cristiana de los problemas de la política social, familiar o laboral. «Me gustaría que algún representante político dijese que trata de asumir en la práctica la Doctrina Social de la Iglesia, que trata de explicar los problemas de la política familiar, social o laboral a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Si ustedes han escuchado una manifestación así en los últimos años les agradecería que me lo dijesen para estar mejor informado», espetó, Rouco Varela, quien, sin embargo, afirmó que «no se puede decir que la sociedad española le ha dado masivamente la espalda a Dios».
Rouco recuerda la vocación pública del cristianismo
LAURA DANIELE. MADRID.
A seis días de que comience el descanso estival, la reunión entre José Luis Rodríguez Zapatero y el presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Antonio María Rouco Varela, sigue sin fecha. «Hubo unos primeros contactos informales, pero la reunión no tiene fecha, todavía», explicó ayer el arzobispo de Madrid durante una breve comparecencia con la prensa antes de clausurar el curso de verano «Ser cristiano en una sociedad secularizada», que tuvo lugar esta semana en la Universidad Rey Juan Carlos en Aranjuez.
La iniciativa depende del Gobierno, ya que, según establece el protocolo, es el presidente del Ejecutivo quien recibe a los representantes de las principales instituciones del país. De hecho, fue el propio Zapatero quien anunció a Rouco, durante el funeral del ex presidente Calvo-Sotelo, su intención de llamarle. El pasado domingo, el cardenal había afirmado en Sidney que era probable que el encuentro se produjera «antes de que finalice el mes de julio», pero a fecha de ayer el Gobierno no había concretado un día para esa reunión.
Colaboración del Gobierno
Entre los temas prioritarios para el cardenal, figura sin duda la celebración de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid en 2011. «Es evidente que nuestro deber es informarle y pedir ayuda y comprensión porque la JMJ supone una presencia considerable de jóvenes en la ciudad y en España y eso supone cuestiones de seguridad, medios de comunicación, acceso. Es evidente que la cooperación con el Gobierno y la Comunidad de Madrid es imprescindible para que pueda realizarse la jornada», señaló el cardenal, quien se mostró dispuesto a mejorar la marca de Sidney. «Un gran periódico australiano titulaba como «un gran tsunami de fe y alegría» la pasada JMJ, pues aquí en Madrid, la palabra tsunami se nos va a quedar pequeña, hablando de la fe y la alegría que vamos a vivir en esas jornadas».
Sin embargo, para el cardenal, llevar a buen término uno de los encuentros más importantes de la Iglesia, no es la única cuestión que está entre sus preocupaciones. Ayer, durante su intervención, Rouco Varela presentó las claves de actuación de la Iglesia en medio de una sociedad cada vez más secularizada y donde la ofensiva laicista del Gobierno juega un papel central.
No se impone
Así, el cardenal recordó que la visión cristiana de la vida y la sociedad «no se impone, sino que se propone. Quiere convencer pero no quiere forzar a nadie». La única condición imprescindible que reclamó el cardenal fue el de la libertad religiosa. «La vida cristiana debe poder presentarse públicamente y también debe respetar la libertad religiosa de todos, también de los que no creen. El método tiene que ser el de la proposición y no el de la imposición física, psicológica ni política. Tiene que haber una actitud de diálogo cuyo objetivo sea la búsqueda de la verdad y no hablar por hablar», aseguró Rouco Varela, quien precisó que «la proposición no es un signo de debilidad de convicciones sino la voluntad de respetar las ideas del otro».
El cardenal también reivindicó la vocación pública de la fe cristiana, al sostener que es «imposible ser cristiano en la vida privada y no en la vida pública». Por ello, lamentó la escasez de políticos que defiendan en España la visión cristiana de los problemas de la política social, familiar o laboral. «Me gustaría que algún representante político dijese que trata de asumir en la práctica la Doctrina Social de la Iglesia, que trata de explicar los problemas de la política familiar, social o laboral a la luz de la Doctrina Social de la Iglesia. Si ustedes han escuchado una manifestación así en los últimos años les agradecería que me lo dijesen para estar mejor informado», espetó, Rouco Varela, quien, sin embargo, afirmó que «no se puede decir que la sociedad española le ha dado masivamente la espalda a Dios».