12 de julio de 2008
Marruecos reclama Ceuta y Melilla en el sexto aniversario de la invasión de Perejil
ABC - 12/07/08
Marruecos reclama Ceuta y Melilla en el sexto aniversario de la invasión de Perejil
LUIS DE VEGA/LUIS AYLLÓN. UXDA (MARRUECOS).
El Gobierno español no daba ayer importancia al hecho de que Mohamed VI hubiera hecho coincidir la visita de José Luis Rodríguez Zapatero a Marruecos con el sexto aniversario de la invasión del islote de Perejil por fuerzas marroquíes. Por el contrario, las autoridades de Rabat sí tenían muy presente aquella fecha y no perdieron ocasión para dejar claro que, aunque consideran que las relaciones con España han mejorado, no renuncian a reivindicar la soberanía de Ceuta y Melilla.
Ayer, mientras Mohamed VI ponía la cara amable, recibiendo calurosamente a Zapatero, su primer ministro, Abbas el Fassi, se ocupaba de reclamar la apertura del dossier de las dos ciudades españolas del norte de África. Quizás en su entrevista con el presidente del Gobierno lo hizo de forma suave y diplomática. E incluso en la rueda de prensa conjunta con Zapatero, después de numerosos circunloquios, se limitó a decir que habían hablado de «todos los asuntos» que interesan a uno y otro país, mientras el presidente del Gobierno español no aclaró si había hablado de esa cuestión con Mohamed VI. Sí recordó, al responder a una pregunta sobre Ceuta y Melilla: «Nuestro marco constitucional y democrático es el que es», en referencia a que España no piensa ceder a las pretensiones de Rabat.
Recuperar las dos ciudades
Pero cuando tuvo delante los micrófonos de las televisiones públicas marroquíes, se despachó a gusto. El Fassi no se mordió la lengua: «Ceuta y Melilla -afirmó- constituyen para nosotros un derecho de recuperar ambas ciudades y le dije al señor Zapatero que, con todo respeto, tenía que decirle la verdad de lo que siente cada marroquí y Su Majestad el Rey al respecto». «En ese clima de amistad hay que trabajar para evitar cualquier crispación y regresar a un ambiente de franqueza que evite la crispación entre marroquíes y españoles», agregó, en lo que puede ser interpretado como un recuerdo del malestar que provocó el viaje de Sus Majestades los Reyes a Ceuta y Melilla.
El nacionalista Partido Istiqlal se alzó con la victoria en las elecciones del pasado septiembre y Mohamed VI nombró a El Fassi como primer ministro. El Istiqlal es el partido que a lo largo de la historia de Marruecos más ha defendido lo que Rabat considera su integridad territorial, asentada en la reclamación de todos los territorios españoles del norte de África, así como el Sahara Occidental.
Aquella visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía se produjo en noviembre pasado, con los nacionalistas marroquíes recién aterrizados en el poder. Mohamed VI decidió entonces llamar a consultas a su embajador en Madrid, Omar Azziman, y no lo repuso en su puesto hasta el mes de enero, en que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acudió a Rabat para tratar de que las aguas volvieran a su cauce.
Pese a todo, la preocupación impera entre las autoridades de las dos ciudades autónomas, gobernadas por el PP, que han seguido de cerca el viaje de Zapatero a Uxda.
Ayer, el jefe del Ejecutivo se refirió a aquellos dos meses en que se quebró la sintonía entre Madrid y Rabat de la que tanto se ufanaba su Gobierno. Para Zapatero, aquello no fue una «congelación» sino simplemente un «enfriamiento leve». Por eso considera que las relaciones son «muy profundas y muy sólidas» y ante los periodistas no ahorró esfuerzos para demostrarlo, incluyendo el espinoso tema de la inmigración clandestina.
Porque, más allá de la cuestión de Ceuta y Melilla, el otro gran asunto sobre el que se centraron las miradas fue el de la inmigración, un clásico de las reuniones entre las autoridades de los dos países.
En esta ocasión, el viaje de Zapatero a Marruecos ha coincidido con un aumento de los flujos de inmigración ilegal hacia España, que parten de puntos de la costa próximos a Uxda, la ciudad en la que se celebró el encuentro con Mohamed VI. Es cierto que el buen tiempo siempre anima a lanzarse a una arriesgada travesía en pateras a los inmigrantes subsaharianos, pero también lo es que las mafias que trafican con estos seres humanos siguen empleando esta ruta con más frecuencia de la que la seguridad desplegada por las autoridades españolas desearía.
Despejar dudas
En cualquier caso, ayer Zapatero quiso despejar cualquier duda sobre la actitud de Marruecos en la lucha contra la inmigración ilegal. «Su colaboración -enfatizó- es intensa. Controlan con sus propios medios y colaboran en las repatriaciones, además de que tienen que hacer frente a la llegada de muchos subsaharianos a Marruecos». El Fassi abundó en esta idea, asegurando que Marruecos «no es un país exportador de inmigrantes, sino que los recibe de África y los trata con dignidad porque son hermanos africanos». Añadió que trata de promover el retorno de marroquíes al país, lo cual no fue óbice para que agradeciera a España que en los últimos años regularizara a miles y miles de inmigrantes.
El jefe del Ejecutivo abogó por intensificar la cooperación con Marruecos para combatir el tráfico ilegal de personas, pero insistió en que lo más importante es luchar contra la pobreza para erradicar las causas de la inmigración irregular. Zapatero anunció que el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, viajará a Marruecos la próxima semana para tratar de aumentar la colaboración en este campo.
Los dos países, además, acordaron celebrar una nueva Reunión de Alto Nivel en noviembre en Madrid, con participación de buena parte de ambos gobiernos. Ahí se abordarán asuntos como la cooperación contra el terrorismo y la delincuencia organizada y posibles proyectos de infraestructuras de los que pueden beneficiarse empresas españolas, cuestión de la que también habló ayer Zapatero con Mohamed VI.
Marruecos reclama Ceuta y Melilla en el sexto aniversario de la invasión de Perejil
LUIS DE VEGA/LUIS AYLLÓN. UXDA (MARRUECOS).
El Gobierno español no daba ayer importancia al hecho de que Mohamed VI hubiera hecho coincidir la visita de José Luis Rodríguez Zapatero a Marruecos con el sexto aniversario de la invasión del islote de Perejil por fuerzas marroquíes. Por el contrario, las autoridades de Rabat sí tenían muy presente aquella fecha y no perdieron ocasión para dejar claro que, aunque consideran que las relaciones con España han mejorado, no renuncian a reivindicar la soberanía de Ceuta y Melilla.
Ayer, mientras Mohamed VI ponía la cara amable, recibiendo calurosamente a Zapatero, su primer ministro, Abbas el Fassi, se ocupaba de reclamar la apertura del dossier de las dos ciudades españolas del norte de África. Quizás en su entrevista con el presidente del Gobierno lo hizo de forma suave y diplomática. E incluso en la rueda de prensa conjunta con Zapatero, después de numerosos circunloquios, se limitó a decir que habían hablado de «todos los asuntos» que interesan a uno y otro país, mientras el presidente del Gobierno español no aclaró si había hablado de esa cuestión con Mohamed VI. Sí recordó, al responder a una pregunta sobre Ceuta y Melilla: «Nuestro marco constitucional y democrático es el que es», en referencia a que España no piensa ceder a las pretensiones de Rabat.
Recuperar las dos ciudades
Pero cuando tuvo delante los micrófonos de las televisiones públicas marroquíes, se despachó a gusto. El Fassi no se mordió la lengua: «Ceuta y Melilla -afirmó- constituyen para nosotros un derecho de recuperar ambas ciudades y le dije al señor Zapatero que, con todo respeto, tenía que decirle la verdad de lo que siente cada marroquí y Su Majestad el Rey al respecto». «En ese clima de amistad hay que trabajar para evitar cualquier crispación y regresar a un ambiente de franqueza que evite la crispación entre marroquíes y españoles», agregó, en lo que puede ser interpretado como un recuerdo del malestar que provocó el viaje de Sus Majestades los Reyes a Ceuta y Melilla.
El nacionalista Partido Istiqlal se alzó con la victoria en las elecciones del pasado septiembre y Mohamed VI nombró a El Fassi como primer ministro. El Istiqlal es el partido que a lo largo de la historia de Marruecos más ha defendido lo que Rabat considera su integridad territorial, asentada en la reclamación de todos los territorios españoles del norte de África, así como el Sahara Occidental.
Aquella visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía se produjo en noviembre pasado, con los nacionalistas marroquíes recién aterrizados en el poder. Mohamed VI decidió entonces llamar a consultas a su embajador en Madrid, Omar Azziman, y no lo repuso en su puesto hasta el mes de enero, en que el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, acudió a Rabat para tratar de que las aguas volvieran a su cauce.
Pese a todo, la preocupación impera entre las autoridades de las dos ciudades autónomas, gobernadas por el PP, que han seguido de cerca el viaje de Zapatero a Uxda.
Ayer, el jefe del Ejecutivo se refirió a aquellos dos meses en que se quebró la sintonía entre Madrid y Rabat de la que tanto se ufanaba su Gobierno. Para Zapatero, aquello no fue una «congelación» sino simplemente un «enfriamiento leve». Por eso considera que las relaciones son «muy profundas y muy sólidas» y ante los periodistas no ahorró esfuerzos para demostrarlo, incluyendo el espinoso tema de la inmigración clandestina.
Porque, más allá de la cuestión de Ceuta y Melilla, el otro gran asunto sobre el que se centraron las miradas fue el de la inmigración, un clásico de las reuniones entre las autoridades de los dos países.
En esta ocasión, el viaje de Zapatero a Marruecos ha coincidido con un aumento de los flujos de inmigración ilegal hacia España, que parten de puntos de la costa próximos a Uxda, la ciudad en la que se celebró el encuentro con Mohamed VI. Es cierto que el buen tiempo siempre anima a lanzarse a una arriesgada travesía en pateras a los inmigrantes subsaharianos, pero también lo es que las mafias que trafican con estos seres humanos siguen empleando esta ruta con más frecuencia de la que la seguridad desplegada por las autoridades españolas desearía.
Despejar dudas
En cualquier caso, ayer Zapatero quiso despejar cualquier duda sobre la actitud de Marruecos en la lucha contra la inmigración ilegal. «Su colaboración -enfatizó- es intensa. Controlan con sus propios medios y colaboran en las repatriaciones, además de que tienen que hacer frente a la llegada de muchos subsaharianos a Marruecos». El Fassi abundó en esta idea, asegurando que Marruecos «no es un país exportador de inmigrantes, sino que los recibe de África y los trata con dignidad porque son hermanos africanos». Añadió que trata de promover el retorno de marroquíes al país, lo cual no fue óbice para que agradeciera a España que en los últimos años regularizara a miles y miles de inmigrantes.
El jefe del Ejecutivo abogó por intensificar la cooperación con Marruecos para combatir el tráfico ilegal de personas, pero insistió en que lo más importante es luchar contra la pobreza para erradicar las causas de la inmigración irregular. Zapatero anunció que el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, viajará a Marruecos la próxima semana para tratar de aumentar la colaboración en este campo.
Los dos países, además, acordaron celebrar una nueva Reunión de Alto Nivel en noviembre en Madrid, con participación de buena parte de ambos gobiernos. Ahí se abordarán asuntos como la cooperación contra el terrorismo y la delincuencia organizada y posibles proyectos de infraestructuras de los que pueden beneficiarse empresas españolas, cuestión de la que también habló ayer Zapatero con Mohamed VI.