28 de julio de 2008

El regreso del clan Jodorovich

ABC - 28/07/08

El regreso del clan Jodorovich

POR F. FONTANET
BARCELONA. Las últimas operaciones del Cuerpo Nacional de Policía y los Mossos d´Esquadra han devuelto a la primera plana de la actualidad el apellido «Jodorovich», ligado al mundo del crimen en Barcelona desde hace más de cuarenta años. La detención, la pasada semana, del patriarca del clan, A. Moreno Jodorovich, y de su hijo Simón -además de otras 23 personas- se suman a las, según la Policía, «innumerables» capturas de miembros de esta familia desde que llegaron en los años cuarenta procedentes del centro de Europa.
La primera generación de la familia -los Jodorovich Estancovich- llegaron desde Hungría antes de la Segunda Guerra Mundial. La situación para las familias de etnia gitana no era las más favorable y, en su huida, deciden instalarse en Barcelona.
Durante dos décadas, la familia se dedicó a las actividades que otros clanes de esta etnia ya realizaban en la capital catalana: la venta ambulante y la recogida de hierro y cobre. Los Jodorovich fijan su residencia en la falda de Montjuic y los barrios de Casa Antúnez o el Polvorín, donde se concentraban otras familias gitanas
En los sesenta, los Jodorovich empiezan a emparentar con otras familias y se crean clanes como los «Moreno Jodorovich» que, una década después, iniciarían una historia de tráfico de armas y drogas que aún prosigue. La semana pasada, sin ir más lejos, se les intervino un gran arsenal de armas.
La década de los setenta se caracteriza por la llegada de la droga a España. Hachís y heroína son los protagonistas del ambiente entre los traficantes y los Jodorovich van creando un sólido mercado en la Zona Franca y aledaños. Según un veterano de la Udyco del Cuerpo Nacional de Policía -que durmió entre las tumbas del cementerio de Montjuic para vigilar las conocidas «casas baratas»- «nadie vendía droga sin el permiso de la familia». Añade que «se comportaban como la mafia». «Sería como la «cosa nuestra»», comenta, haciendo un paralelismo con la Cosa Nostra siciliana.
Mientras que en los ochenta triunfa la heroína, los noventa son la época dorada de la cocaína, lo que se traduce en un aumento del nivel de vida de la familia. Ver el Ferrari Testarrossa o el Hummer de los Jodorovich por la Zona Franca «no es extraño para los vecinos», afirma un portavoz de los Mossos.
Ostentación sin pudor
En los decomisos realizados por las fuerzas del orden se han intervenido grandes sumas en metálico, joyas, relojes de lujo y hasta pequeños lingotes de oro. Riquezas que, según la Policía, ostentan sin ningún pudor. Los domicilios se adecuan a su alto nivel de vida. Según un portavoz policial, hay «obras faraónicas» dentro de los pisos: lavabos con jacuzzi, comedores con arcos, etc.
Las últimas operaciones contra estos clanes han sacado a la luz entramados mucho más sofisticados que los utilizados en los años sesenta. Operaciones económicas internacionales con despachos de abogados y gestorías implicadas y propiedades embargadas, algunas de ellas con un valor superior al millón de euros.
Mientras los métodos se modernizan, la estructura sigue siendo como antaño: el patriarca en la cúspide, con un gran enjambre de «soldados» a su mando. En el caso de la droga, según explica un portavoz de la Policía, la base son los camellos encargados de distribuir la mercancía que les hace llegar un intermediario conectado directamente con los jefes de la organización.
El caso Jodorovich es peculiar porque compraban al detalle y servían a toda la Zona Franca con «gente que venía incluso de fuera de la ciudad». Según este policía, «la organización es como la mafia» porque «no se pisan los territorios». Ahora, con el patriarca y el hijo en la cárcel, el apellido Jodorovich se pierde en la quinta generación de una familia que ha escrito muchas líneas de la crónica negra barcelonesa.