7 de julio de 2008

Rajoy asegura que la laicidad y el aborto «no le quitan el sueño a nadie»

ABC - 7/7/08

Rajoy asegura que la laicidad y el aborto «no le quitan el sueño a nadie»

M. J. CAÑIZARES/À. GUBERN. BARCELONA
Mariano Rajoy acudió ayer a la llamada de la nueva líder del PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, lo que le permitió anunciar que en los próximos meses intensificará sus visitas a esta Comunidad para seguir hablando de los asuntos que interesan a los ciudadanos. Y, a su juicio, no es precisamente ni la laicidad, ni el aborto, ni la eutanasia «lo que quita el sueño a la gente», y advirtió de la fractura social que puede suponer cambiar leyes aprobadas por consenso.
De esta forma, el presidente del PP valoraba el contenido del 37 Congreso del PSOE clausurado ayer. «Sería una irresponsabilidad atroz el convertir en eje de esta legislatura o el fijar como prioridad básica esto del aborto, de la eutanasia o de la laicidad», advirtió el líder popular, quien aseguró que «nadie, cuando estás por la calle, está por la laicidad, ni hay nadie que no duerma por que los inmigrantes voten o no en las municipales».
Ese ideario asumido por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pretende, en opinión de Mariano Rajoy, ocultar la realidad. Y esa es que existe una crisis económica que preocupa a los españoles y a la que el Ejecutivo se limita a poner «cataplasmas y paños calientes». Deduce el líder de los populares que «hay muy pocas ganas de gobernar y de coger los toros por los cuernos».
«Actuar con sentido de Estado»
El líder de la oposición instó al dirigente socialista a «decir la verdad, porque ese es el primer paso para tener credibilidad. No puede ser que sólo las familias y las empresas se aprieten el cinturón. Las administraciones también deben hacerlo», y advirtió de que, dada la coyuntura actual, «lo que se precisa no es cosmética, sino cirugía».
Cuestiones como la economía, la Justicia, la energía o las políticas de inmigración son, según Mariano Rajoy, los ejes que deben inspirar la acción de gobierno. «Esta no es una legislatura para hacer titulares, sino para actuar con sentido de Estado», dijo.
Rajoy clausuró ayer el XII Congreso de los populares catalanes, uno de los más controvertidos que se recuerdan, pues un sector de la militancia considera que Sánchez-Camacho representaba una candidatura impuesta desde Génova. Ese descontento, expresado en forma de abucheos hacia los dirigentes nacionales que el sábado asistieron al cónclave catalán, fue capitalizado por Montserrat Nebrera, que obtuvo el 43,28 por ciento de los votos frente al 56,72 por ciento de la lista oficial.
Libertad de los compromisarios
Mariano Rajoy fue recibido con aplausos y apenas hizo referencia a la división existente en el PPC. Únicamente subrayó que Alicia Sánchez-Camacho es presidenta del partido «porque la mayoría de los compromisarios, que votaron en secreto, lo ha considerado conveniente». Para el dirigente popular, «ahora lo importante es el futuro, lo cual exige sentido común, responsabilidad, habilidad, generosidad y mucha humildad. Y no creerse más listo que el de al lado. Dependemos de nosotros mismos». Según Rajoy, «un partido es una gran organización, no es sólo un dirigente o dos por importantes que sean».
El líder del PP agradeció al presidente saliente, Daniel Sirera, «que haya pilotado el PPC en unos momentos difíciles» y pese a los obstáculos que siempre han tenido los populares en Cataluña para transmitir su mensaje, afirmó que «no tenemos vocación de partido minoritario o de oposición, tampoco en Cataluña. Partiendo de menos se puede llegar a más», subrayó.
Tras la turbulenta jornada vivida el sábado, los ánimos se pacificaron ayer con la visita del líder y los discursos del tándem que a partir de ahora dirigirá el PP en Cataluña, Sánchez-Camacho y Jordi Cornet. La decisión de que el consejal barcelonés ocupe el cargo de excretario general cuenta con en apoyo casi unánime del partido, tal es la admiración que Cornet despierta entre los militantes. En su intervención, muy aplaudida, tuvo agradecimientos para la vicesecretaria de organización del PP, Ana Mato, a modo de desagravio por los abucheos recibidos anteayer. «He estado seis años en un torbellino y quiero estar ahora en un huracán con Camacho», dijo.
Ésta se comprometió a trabajar en favor de los intereses de los catalanes, pero también para que Mariano Rajoy sea presidente de todos los españoles. La senadora defendió una política de «centro derecha catalán y castellano» e instó al presidente de la Generalitat, José Montilla a cumplir la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, en la que se obliga a impartir la tercera hora en castellano en los colegios, «no por el bien del PPC, sino por el bien de todos los niños catalanes. No voy a aceptar que el 90 por ciento de las escuelas no enseñen castellano y que, por denunciarlo, se nos acuse de catalanofobia».
«El PPC -añadió- es un partido catalán que ama a Cataluña, pero estoy muy cansada de tener que estar justificando siempre que soy catalana», dijo Sánchez-Camacho. Asimismo, indicó que «no hay políticos de primera y de segunda». «No quiero más pactos del Tinell ni más cordones sanitarios», concluyó.Sánchez-Camacho anunció la decisión de la nueva ejecutiva de designar a Daniel Sirera y Alberto Fernández miembros de honor como gesto de reconocimiento, pues ambos renunciaron a sus candidaturas en favor de la lista de integración que finalmente encabezó la senadora.
No hubo silbidos para ERC
Y un detalle de diplomacia política. La clausura contó, como es habitual en este tipo de cónclaves, con la presencia de representantes del PSC (Manuela de Madre), CDC (Ramon Camps), UDC (Josep María Pelegrí y Marta Llorens), ICV (Jordi Guillot), Ciutadans (Albert Rivera) y de ERC (Núria Cuenca). Ninguno de ellos fue recibido con silbidos, algo que sí ocurrió en el reciente congreso de los republicanos, donde el representante del Partido Popular sí fue abucheado por los asistentes.