9 de julio de 2008

Psicosis en los comercios de Serrano

ABC - 9/7/2008

Psicosis en los comercios de Serrano

Daniel Nicolás, uno de los muchos profesionales de la joyería que ha sido víctima de un asalto violento

POR GUILLERMO D. OLMO. MADRID
Lo llaman la «milla de oro». Pero también podría ser la del miedo. O la del robo. Los asaltos a los establecimientos de la calle Serrano y sus aledaños continúan y las autoridades siguen sin ponerle remedio. El «alunizaje» en la tienda de Gucci en Serrano, por más que para la delegada del Gobierno no haya existido, no es más que el ultimo ejemplo de una lista onerosa.
Daniel Nicolás es uno de los responsables de la cadena de joyerías Nicols, un negocio familiar que acabó convertido en empresa exitosa. Ha vivido en carne propia la inquietante experiencia de sufrir un asalto violento en el interior de uno de los establecimientos. Y no lo olvida. «Pasé mucho miedo. Llegaron dos encapuchados. Uno de ellos, que medía dos metros de altura, sacó una enorme maza y comenzó a aporrear el escaparate. Todo el personal, asustado, nos resguardamos donde pudimos, algunos debajo de las mesas». Y eso que Daniel tuvo suerte. Un policía de paisano que presenció los hechos ahuyentó a los autores disparando al aire. Nunca fueron detenidos.
Una fortuna en seguridad
Nicolás muestra sin reparo su indignación contra unos políticos, como la delegada del Gobierno, que: «dicen que no pasa nada y no ponen soluciones». Otro joyero de la zona que prefiere no dar su nombre no tuvo tanta suerte. Entraron en su negocio a través de un butrón excavado desde el local contiguo, en el que se realizaban obras de reforma. Los procedimientos empleados para el latrocinio son de lo más variado. La mayoría eficaces e impunes. Este empresario explica su caso: «Aprovecharon el día de descanso de los obreros, hicieron un agujero, entraron y se lo llevaron todo». A placer. La avería fue gorda. Medio millón de euros de botín para los ladrones. A los que este comerciante tiene que sumar la factura del costoso sistema de seguridad instalado para prevenir estropicios semejantes en el futuro. Un sistema de videovigilancia le informa en tiempo real en su móvil de lo que sucede en el interior de su tienda, y claro, cada mes le cuesta un pico.
Opulencia y delincuencia
La zona de la calle Serrano, en el corazón del barrio de Salamanca, es una de las más elitistas de la ciudad. Allí los pisos son de los más caros de España y se suceden las tiendas de lujo. No es extraño que tanta opulencia sea un reclamo irresistible para los amigos de lo ajeno. Lo que no es tan comprensible es que las distintas administraciones no hayan conseguido poner remedio a un problema tan recurrente que los vecinos ya casi perciben como algo normal. El quiosquero que despacha prensa justo frente a la tienda de Gucci, a la pregunta de si presenció el «alunizaje», responde con una mezcla de resignación y sorna: «No es la primera vez que me toca ver una cosa de estas».
La propia disposición del mobiliario urbano hace evidente que en Serrano hay miedo. Casi no quedan establecimientos que no estén protegidos por bolardos, pivotes o bordillos elevados. Toda precaución es poca frente a unos ladrones que actúan con toda contundencia y a plena luz del día. Aunque, María Arranz, propietaria de una perfumería en Serrano, 180 a la que también robaron, concluye con amargura que: «pongas lo que pongas, te acaban entrando». Daniel Nicolás es de la misma opinión. «Ponemos infinidad de medidas de seguridad, pero aunque consigamos que no entren en la tienda, si empotran un coche en el escaparate lo que hay expuesto se lo llevan. Y eso pueden ser 200.000 euros».
Pero, ¿qué se puede hacer? Esa es la pregunta cuya respuesta los comerciantes llevan años esperando en vano. Mariano Casado, de la comisión de Seguridad de la Confederación de Comerciantes Minoristas y Autonómos de Madrid (Cecoma), cree que la solución pasa por crear juzgados especiales para la delincuencia organizada: «La mayoría de estos delitos los cometen bandas organizadas y la Justicia ordinaria no tiene respuesta para ello».
En idéntico sentido se expresa, Nicolás. «No es un problema de presencia policial. Aquí en Serrano hay mucha Policía. Pero nos cuentan que ellos cogen a los ladrones y poco después están en la calle. Las condenas son mínimas y además no se cumplen», concluye.