19 de julio de 2008

La cumbre religiosa de Madrid responde a la pugna saudí con el integrismo

ABC - 19/07/08

La cumbre religiosa de Madrid responde a la pugna saudí con el integrismo

BORJA BERGARECHE
MADRID. La conferencia por el diálogo religioso patrocinada por Arabia Saudí concluyó ayer entre apabullantes medidas de seguridad y generalidades sobre la tolerancia religiosa en un mastodóntico hotel madrileño. La declaración final aprobada por unos 200 líderes religiosos defiende «luchar contra las teorías que abogan por el inevitable choque entre las civilizaciones y las culturas», uno de los objetivos más queridos por el organizador, el rey saudí, Abdulá Abdelaziz al Saud.
Se cierra así una iniciativa incómoda para las autoridades españolas por el perfil de algunos de los invitados, como William Baker, un ex neonazi estadounidense, o un rabino neoyorquino antisionista defensor de Mahmud Ahmadineyad, cuya presencia se canceló a última hora tras intensas gestiones por parte de grupos judíos. Sin embargo, el congreso -cuya celebración en España se gestó en la visita del Rey Juan Carlos a Riad el pasado mes de mayo- responde en realidad a las necesidades domésticas y regionales del monarca saudí.
«Desde una perspectiva interna, se puede deducir que esta conferencia, convocada por el régimen con la opinión en contra de destacados líderes salafistas saudíes, responde al intento de hacer frente a los sectores más conservadores del clero wahabí», explica Jean-François Seznec, experto en la región del Golfo Pérsico de la universidad de Georgetown.
Junto al objetivo de mejorar la imagen internacional del Islam, las autoridades del reino árabigo buscan afianzar su propio poder frente a la influencia de los sectores más extremistas del clero saudí. «La reunión de Madrid ayudará a combatir a los extremistas en todo el mundo, porque hay extremistas en todas partes», declaró a ABC el viceministro saudí de cultura, Saleh al Namlah.
Arabia defiende una estricta visión del Islam conocida como wahabismo, que considera como infieles a los chiíes. La familia real, según los analistas, ha decidido apoyar la estrategia del rey de marcar distancias con el clero wahabí, dentro del cual existen sectores que cuestionan la alianza con Estados Unidos y la apertura económica que busca el reino. Ya en marzo, el Gobierno aprobó un plan para volver a formar a unos 40.000 clérigos -que son a la vez funcionarios del Estado-, dentro de su estrategia para combatir elementos islamistas. Se calcula que unos 1.000 imanes han sido despojado de sus funciones por su cercanía a las tesis de Al Qaida.
Preparación en La Meca
La reunión preparatoria de la cumbre de Madrid reunió en La Meca, el pasado mes de junio, a cientos de delegados musulmanes, en un intento de los saudíes de recuperar el liderazgo que les atribuye el ser custodios de los Santos Lugares de Medina y La Meca. La presencia del ex presidente iraní (y por tanto chií), Hashemi Rafsanyani, y de miembros de la minoría chií en Arabia Saudí enfureció a los sectores más radicales del clero suní saudí.
La minoría chií representa el diez por ciento de la población saudí, y se concentra en la zona más rica en petróleo. Ha vivido tradicionalmente discriminada en un país que no reconoce la libertad de culto y que ha sido criticado por los organismos de derechos humanos. En marzo de este año, la organización Human Rights Watch concluyó que «las violaciones de los derechos de los detenidos son fundamentales y sistemáticas» en el país.
Ayer, Jean-Louis Tauran, responsable de diálogo religioso en la Santa Sede, aprovechó su intervención en la ceremonia de clausura del congreso para reivindicar la libertad religiosa, «que incluye la posibilidad de que los creyentes participen en el debate público», una referencia interpretada por algunos de los asistentes como una velada crítica a la falta de libertad religiosa en el reino saudí.