Las
alianzas en Cataluña ponen en peligro el futuro de Podemos
El malestar con la estrategia seguida en la crisis
territorial lo comparten referentes del partido como Carolina Bescansa
Xavier
Domènech y Elisenda Alamany, números uno y dos de la lista de Catalunya en Comú
Podem, durante la presentación del lema de campaña para las elecciones. En
vídeo, declaraciones de Xavier Domènech y Soraya Saénz de Santamaría,
vicepresidenta del Gobierno. CARLES RIBAS VÍDEO: ATLAS
Podemos se juega sus aspiraciones en España
el 21-D. La preocupación por los pactos tras las elecciones catalanas, sobre todo con ERC, por mucho que apueste por una agenda
social, es un hecho en los territorios. El malestar con la estrategia seguida
en la crisis de Cataluña lo comparten referentes del partido como Carolina
Bescansa. El relato equidistante resumido en el lema de "Ni DIU ni
155" de Ada Colau y los vetos a Ciudadanos y el PP complican aún más el
escenario a Pablo Iglesias.
Catalunya
En Comú-Podem espera que la campaña electoral evidencie las costuras entre ERC,
Junts per Catalunya y la CUP y la alianza de Ciudadanos, el PSC y el PP. La
apuesta de que ambos bloques se disuelvan y se imponga el debate entre
izquierda-derecha es arriesgada en una campaña que se prevé muy polarizada. Y
llega después de tensiones por el posicionamiento de Podemos en Cataluña, donde
Iglesias ha afrontado una crisis que terminó con la renuncia hace un mes del
secretario general de Podem, Albano Dante Fachin, y la intervención de la
federación. Podemos acude al 21-D fiando su futuro a los comunes de la
alcaldesa de Barcelona, con quien había más feeling que con los responsables formales de
Podemos.
Las perspectivas no son halagüeñas según
las encuestas. “Somos la única opción política que permite salir del bucle en
el que nos han metido los dos frentes. Estamos seguros de que vamos a obtener
un mejor resultado que Catalunya sí que es Pot en 2015”, discrepa Pablo Echenique, secretario de
Organización de Podemos. La formación obtuvo sin los comunes 11 escaños y
360.000 votos (8,94%). Fue cuarta con los mismos diputados que el PP.
La defensa del derecho a decidir como solución al conflicto es de los pocos
puntos coincidentes en las diferentes sensibilidades de Podemos. Pero sigue muy
presente el boom que supuso el reconocimiento
implícito de los anticapitalistas a la “nueva república catalana”. Responsables
de esta corriente explican que no era la intención. Aun así, la crisis fue
imposible de obviar, como reconoció el mismo Iglesias al sentenciar que situaba
a la corriente de Miguel Urbán “políticamente fuera de Podemos”. Corría el 30
de octubre y, aunque desde entonces esa derivada interna de Podemos parece
resuelta, las decisiones que tome Podemos en el futuro pueden abocarle a su
crisis más grave desde que surgió en 2014.
La rápida reacción entonces de Teresa Rodríguez, máxima responsable de Podemos
en Andalucía, desmarcándose de un comunicado que sorprendió a muchos dirigentes
de los mismos Anticapitalistas, contuvo en parte la crisis.
Tras centrar sus críticas en la gestión de la crisis del presidente del
Gobierno y en el apoyo del PSOE y Ciudadanos a la aplicación del artículo 155,
Podemos varió de discurso hace unas semanas. El cuestionamiento a Puigdemont,
que casi se pasaba por alto, se endureció. En el partido hay quienes temen que
ese cambio de registro llegue tarde y no sirva para atraer a antiguos votantes
de ERC el 21-D. Y que pase factura en el resto del país en el primer asalto
electoral en ciernes, las autonómicas y municipales de 2019.
Advertencia de
Bescansa
Ya lo advirtió Bescansa, la única referente
de Podemos —ahora no ostenta cargo orgánico— en cuestionar públicamente la
estrategia de estos meses. Ahora impulsa su propia reforma constitucional.
Mientras, Íñigo Errejón mantiene un perfil discreto, centrado en sus
aspiraciones a la Comunidad de Madrid. Ni siquiera está claro que participe en
la campaña catalana. Sus prioridades son otras: hace meses que cerró un acto en
Palma de Mallorca para el día 16, justo cuando Podemos y los comunes celebran
el acto central de campaña.
La incertidumbre sobre el futuro inmediato
de Podemos la resolverá el juego de alianzas tras el 21-D. El Gobierno
tripartito de izquierdas con ERC y el PSC que Iglesias ha planteado no es
posible en las circunstancias actuales. La elección de Xavier Domènech
como president de la Generalitat tampoco parece contar con opciones, a pesar de
que el candidato de Catalunya En Comú-Podem en teoría no genera rechazo.
En esta tesitura, quedarían dos
posibilidades. La que provoca más recelo, en especial en las autonomías no
periféricas, pasa por permitir que ERC presida la Generalitat. Aunque renuncie
al procés y
opte por un referéndum pactado y con garantías. Su candidata, Marta Rovira,
tampoco ayuda con sus declaraciones.
Un Ejecutivo liderado por Miquel Iceta
sería más factible si el primer secretario del PSC se distancia del PP y
obtuviera más votos que Ciudadanos. Por otro lado, Domènech afirmó ayer que no
propiciará una eventual investidura de la líder de Ciudadanos Inés Arrimadas al
no compartir “nada” con su partido.
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