13 de noviembre de 2017
La maquinaria rusa ganó la batalla ‘online’ del referéndum ilegal
La maquinaria rusa ganó la batalla ‘online’ del
referéndum ilegal
El Gobierno y los
medios públicos no reaccionaron a tiempo ante la red de bulos
EL
PAIS - Madrid 13
NOV 2017 - 08:53 BRST
El independentismo catalán, falto de los recursos necesarios para lograr
el objetivo de romper con el resto de España, puso sus mensajes y noticias
falsas al servicio de la gran maquinaria prorrusa, que los amplificó a través
de miles de perfiles en redes sociales en el entorno del Kremlin y en el
chavismo venezolano, con el enlace de activistas como Julian Assange. Según
varios estudios sobre la conversación social en Internet, esa estrategia
consciente convenció a la opinión pública internacional porque no obtuvo
resistencia alguna por parte de las instituciones del Estado español.
Ni el Gobierno, ni los partidos políticos ni los medios públicos
respondieron de forma organizada al ataque en su contra en redes sociales. Una
prueba: según un análisis de la conversación social efectuado en la universidad
George Washington durante los días anteriores y posteriores al referéndum del 1
de octubre se crearon dos narrativas con forma de burbuja. Un 78,2% de mensajes
defendían la independencia de Cataluña y retrataban al Estado español como
represor por alentar la brutalidad policial. Otro 19,2% defendía la legitimidad
del Estado español de impedir un referéndum por ser este inconstitucional.
En ese estudio, al que ha tenido acceso EL PAÍS, se ha utilizado
un software avanzado de medición y análisis de big
data que utiliza tecnología española. Su autor, Javier Lesaca, es investigador
visitante en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos de la George Washington
University. Ha analizado en total 5.029.877 mensajes en Twitter, Facebook y otras
redes sociales entre el 29 de septiembre y el 5 de octubre.
La principal conclusión: “La verdadera batalla del 1 de octubre en
Cataluña se libró en el campo de la opinión pública. El plan de comunicación
desarrollado por los organizadores del referéndum fue un éxito”. La prueba es
que “el mensaje dominante en la opinión pública global ese 1 de octubre fue el
que convenía a los independentistas: policías españoles que actuaron con
violencia contra ciudadanos catalanes pacíficos que querían expresar su opinión
de forma democrática en las urnas. La narrativa y las imágenes a favor del
Gobierno y contra la celebración del referéndum no lograron dominar o atraer el
interés de la conversación digital”.
En cuestión de volumen, y atendiendo sólo a las 50 informaciones más
populares, los mensajes proindependentistas se compartieron 966.132 veces
mientras que los favorables a la estrategia del Gobierno sólo llegaron a ser
compartidos 47.321 veces. Un exiguo 4% de esos mensajes criticaba a los
organizadores de un referéndum previamente declarado inconstitucional y un 2%
daba ejemplos de fraude como fotos de personas votando en más de un colegio.
Una oportunidad que la maquinaria rusa detectó en el pulso separatista
catalán fue la de tratar de dar legitimidad al independentismo que sí beneficia
al Kremlin, es decir, la anexión de la península de Crimea y el Donbás durante
el conflicto ucranio de 2014.
Según ha confirmado la investigadora Donara Barojan, del Atlantic
Council, “los medios separatistas en el este de Ucrania intentaron emplear la
crisis catalana como una vía de legitimar la anexión ilegal de Crimea”.
Barojan, en un análisis del Digital Forensics Lab, afirma que esta no es la
primera vez que algo así ocurre.
Los medios prorrusos en Ucrania ya interpretaron del mismo modo el
referéndum pactado de independencia que se realizó en Escocia en 2014, en el
que acabó imponiéndose el ‘no’.
En cualquier caso, el Kremlin ha aprovechado la crisis. Según Barojan,
la crisis catalana ha permitido “un resurgir de los argumentos rusos y de los
líderes separatistas que empezaron a usarse en la crisis de 2014”.
La reiteración en la maniobra ha favorecido el apoyo al gobierno español
de sus homólogos de las repúblicas bálticas y exyugoslavas.
Una oportunidad que la maquinaria rusa detectó en el pulso separatista catalán fue la de tratar de dar legitimidad al independentismo que sí beneficia al Kremlin, es decir, la anexión de la península de Crimea y el Donbás durante el conflicto ucranio de 2014.
Según ha confirmado la investigadora Donara Barojan, del Atlantic Council, “los medios separatistas en el este de Ucrania intentaron emplear la crisis catalana como una vía de legitimar la anexión ilegal de Crimea”. Barojan, en un análisis del Digital Forensics Lab, afirma que esta no es la primera vez que algo así ocurre.
Los medios prorrusos en Ucrania ya interpretaron del mismo modo el referéndum pactado de independencia que se realizó en Escocia en 2014, en el que acabó imponiéndose el ‘no’.
En cualquier caso, el Kremlin ha aprovechado la crisis. Según Barojan, la crisis catalana ha permitido “un resurgir de los argumentos rusos y de los líderes separatistas que empezaron a usarse en la crisis de 2014”.
La reiteración en la maniobra ha favorecido el apoyo al gobierno español de sus homólogos de las repúblicas bálticas y exyugoslavas.
La influencia del
Kremlin
Atendiendo a enlaces informativos, la suma de los medios estatales rusos
RT y Sputnik superó a cabeceras globales como CNN o The Guardian e incluso a diarios españoles
como El Mundo o La Vanguardia. Es
más, la resistencia que opusieron los medios públicos españoles fue
inexistente. La suma de los mensajes de los dos medios estatales rusos tuvo 10
veces más influencia en redes que la suma de los dos medios públicos que ha
analizado este informe, RTVE y EFE, cuya influencia fue meramente testimonial.
Otro reciente análisis, del grupo The Integrity Initiative,
que se dedica a combatir la desinformación rusa en Europa, asegura que “el
Kremlin busca influencia sobre Madrid”. “Lo que detectamos es un ejemplo
clásico de mecanismo de control y amortiguación común en el KGB. Al apoyar
ambas partes, Rusia se coloca en la posición de intentar evitar que la crisis
de la independencia catalana avance por un camino indeseado o quede fuera del
control de Moscú”, dice el informe, titulado El contexto de la injerencia
rusa en la cuestión catalana.
Esto explica que el propio Vladímir Putin dijera en un discurso
pronunciado el 19 de octubre que lo que sucede en Cataluña “es un asunto
interno de España y debe solucionarse según las leyes españolas y de acuerdo
con las tradiciones democráticas”. El análisis de The Integrity Initiative no
cree que haya contradicción alguna entre las palabras de Putin y los mensajes
afines del independentismo de medios financiados por el Kremlin. Simplemente,
Rusia busca tener ventaja jugando en ambas partes del juego.
Es más, ese instituto apunta a que el verdadero objetivo de Moscú pueda
ser alentar un resurgimiento de la ultraderecha en España. Según ese informe:
“Los votantes de ultraderecha y los conservadores decepcionados con el PP
muestran una creciente simpatía por la Rusia de Putin. Aunque ese sector aún no
es políticamente relevante, el auge del nacionalismo español como reacción al
asunto catalán probablemente desencadenará el crecimiento de partidos como
VOX”.
#RajoyDimision
Ahí es donde hace su incursión una de las obsesiones más comunes de las
redes prorrusas y sus aliados populistas en el este de Europa: George
Soros, el magnate nacido en Hungría, superviviente del holocausto y
comprometido con diversas causas progresistas. Varios medios minoritarios
afines a Rusia, como El Espía Digital, que publica informaciones de RT y
Sputnik, han publicado informaciones que aseguran, sin pruebas convincentes,
que Soros financia el independentismo catalán.
En cualquier casi, la campaña proindependentista en Internet está
organizada y no se vale sólo de la actividad voluntaria de simpatizantes en
Internet. Lo demuestra que, según el análisis de Lesaca en George Washington,
los mensajes de RT y Sputnik fueron compartidos en redes sociales por perfiles
que en un 87% pueden definirse como falsos o automatizados, activados y
controlados por una entidad superior. En este cometido ayudaron las redes
chavistas, que en un alto grado contienen también perfiles robotizados. La gran
mayoría de esos mensajes eran claramente perjudiciales para la estrategia
pactada por el Gobierno español con la oposición.
Otro indicio: el sexto término más usado en la conversación en redes
sociales en los días previos y posteriores al referéndum del 1 de octubre fue
#RajoyDimision. Según este análisis, “la introducción de este elemento entre
los términos más populares sugiere la hipótesis de que, en una estrategia
deliberada, varios grupos o individuos estaban interesados en asociar la crisis
en Cataluña con la imagen del presidente del Gobierno”.
A una semana de que se celebrara el referéndum ilegalizado de
independencia en Cataluña, diversos equipos de seguimiento de la desinformación
rusa en redes sociales alertaron de un incremento de mensajes favorables al
soberanismo por parte de cuentas afines al Kremlin. Entre sus mensajes habituales,
relacionados con Donald Trump, Ucrania o Siria, comenzaron a colarse defensas
del independentismo catalán.
Así lo reveló la herramienta Hamilton 68 de la Alianza para Asegurar la
Democracia, un proyecto nacido en el seno del German Marshall Fund después de
que la proliferación de noticias falsas en las elecciones norteamericanas de
2016 le permitiera a Donald Trump ganar la presidencia. Esa herramienta analiza
de forma permanente 600 cuentas, automatizadas o no, en la órbita del Kremlin.
En las semana previa al referéndum, uno de los hashtags más empleados por esos
perfiles prorrusos era #Catalonia.
A esas cuentas se les sumó Julian Assange quien, desde su encierro en la
embajada ecuatoriana en Londres, se dedicó a agitar en Twitter a los seguidores
de Wikileaks para propagar una versión idealizada de la consulta del 1 de
octubre. Se le unieron pronto, ente otros, el colectivo de hackers Anonymous y
el analista Edward Snowden, prófugo de la justicia norteamericana a quien Rusia
ha concedido asilo.
En la recta final al 1 de octubre, ante las maniobras de la policía para
impedir la logística de la consulta, un grupo de hackers catalanes se valió de
compañeros en países de la antigua Unión Soviética, Rusia incluida, para
aflorar los dominios bajo los que alojaban el censo y la logística tecnológica
de la votación. Finalmente, para garantizar que participaría el máximo número
de personas posibles, la Generalitat decidió por aceptar un censo universal
controlado con registros manuales.
A las fotos de las cargas de la policía para impedir la votación, el
independentismo sumó informaciones exageradas y fotografías antiguas. Además,
la propia Generalitat difundió noticias falsas, como que los heridos superaban
el millar, algo de lo que las redes prorrusas en Internet se hicieron eco,
añadiendo comparaciones con el franquismo y el fascismo. El objetivo, reflejado
en la cobertura de los medios estatales rusos RT y Sputnik, era mostrar a una
Unión Europea debilitada.
Pasado ya el referéndum, EL PAÍS reveló que el Gobierno catalán había
trabajado durante años en una Administración íntegramente digital, según un
proyecto del consorcio Administració Oberta de Catalunya, dependiente de la
Generalitat. Diversos altos funcionarios catalanes habían viajado repetidamente
a Estonia para copiar su modelo de gobernanza vía Internet. El Juzgado de
Instrucción 13 de Barcelona descubrió y frustró esos planes, encontrados en los
registros de la Guardia Civil del 21 de septiembre ordenados por el juez Juan
Antonio Ramírez Sunyer.
El presidente ruso, Vladímir Putin, y sus portavoces diplomáticos han
asegurado de forma reiterada que los problemas de Cataluña competen únicamente
a España. Sin embargo, el 26 de octubre EL PAÍS reveló que un político
separatista afín a Putin visitó Barcelona con la intención de establecer lazos
entre la órbita del Kremlin y una posible Cataluña independiente, según fuentes
de la inteligencia española. Dimitri Medóev, funcionario osetio afín a Moscú y
ministro de facto de Exteriores de la república irredenta de Osetia del Sur
incluso abrió una oficina en Barcelona para establecer relaciones bilaterales.
Paralelamente, representantes de dos organizaciones no gubernamentales
rusas visitaron Cataluña, en un viaje organizado por la Organización Mundial
Contra la Tortura, para estudiar los efectos de las cargas policiales
registradas en el referéndum ilegalizado del 1 de octubre. Yuri Dzhibladze,
presidente del Centro para el Desarrollo de la Democracia y los Derechos
Humanos, y Olga Zakharova, directora del Centro de Análisis de Documentos para
la Libertad, contactaron a la OMCT para pedir asistencia en su visita a
Cataluña.
Previamente, la Audiencia Nacional aprobó la extradición a EE UU del
hacker ruso Piotr Levashov, investigado por el FBI por su supuesta implicación
en el ciberespionaje de la campaña electoral del año pasado, que ganó Donald
Trump. La investigación cree que Rusia organizó el hackeo de los ordenadores
del Partido Demócrata. Levashov fue detenido en abril en Barcelona. En esa
misma ciudad detuvo la Guardia Civil en enero a otro hacker, Stanislav Lísov,
acusado de estafa bancaria. La Audiencia Nacional decidió extraditarle a EE UU
en agosto para ser juzgado por presuntos delitos de asociación ilícita para
cometer fraude y abuso por medios electrónicos.
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