5 de noviembre de 2017
El Senado de EE UU aborda la interferencia rusa en Cataluña con los titanes de la Red
El Senado de EE UU aborda la interferencia rusa en
Cataluña con los titanes de la Red
El Comité de
Inteligencia interroga a las grandes compañías por la agitación rusa en favor
del secesionismo
El
vicepresidente y representante legal de Facebook, Colin Stretch; el de Twitter
Sean Edgett, y el Google, Kent Walker, en su comparecencia ante el Comité de
Inteligencia del Senado. ALEX
WONG FOTO: AFP / VÍDEO: REUTERS
El Kremlin apunta a Cataluña. La gigantesca estrategia de
desestabilización digital emprendida por Moscú y que alcanzó su cénit en las
pasadas elecciones de EE UU ha dejado su huella en el conflicto secesionista. Así lo
entienden dos miembros del Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos,
que al hilo de la investigación de la trama rusaabordaron esta
intromisión en las comparecencias de los representantes de Facebook, Twitter y
Google. “Sabemos que los rusos estuvieron involucrados en las elecciones
francesas y alemanas, y ahora estamos descubriendo que también en la separación
de España”, afirmó el senador independiente por Maine, Angus S. King.
La maquinaria de injerencia rusa no tiene límite. Las investigaciones
abiertas en Estados Unidos a raíz de la campaña del Kremlin contra Hillary
Clinton están destapando un juego planetario de intoxicación y caos. El caso
más conocido hasta la fecha fue la propia contienda electoral americana. El informe ICA 2017-01D de la Dirección Nacional de Inteligencia estableció
que Vladímir Putin había ordenado una estrategia para “socavar la fe pública en
el proceso democrático, denigrar a Clinton y dañar su elegibilidad y potencial
presidencia”. Con este fin, Moscú orquestó, según el informe que firmaban la
CIA, la NSA y el FBI, “una operación encubierta con apoyo de agencias
gubernamentales, medios públicos, intermediarios, usuarios de redes y trolls digitales”.
Este mecanismo de agitación a gran escala, negado por Rusia, fue
reproducido en Alemania, el Brexit, las elecciones francesas y también, como reveló una investigación de EL PAÍS, en Cataluña. Allí,
la maquinaria rusa alentó las tesis independentistas, expandió bulos y azuzó la
discordia a través de una compleja red de generación y difusión de contenidos
sesgados.
Los efectos de esta operativa son múltiples y tienden a alimentar los
circuitos del descontento radical. Tanto en el país afectado como fuera de él.
Plataformas tan agresivas y conspirativas como las estadounidenses Infowars o Breibart, dirigida por el antiguo estratega jefe del
presidente, el ultraderechista Stephen Bannon, no han tenido empacho en sumarse
a la campaña y lanzar artículos de alta distorsión. “La Unión
Europea ataca a los votantes catalanes maltratados por su golpe de Estado
contra Europa”, rezaba uno de sus titulares.
En este escenario acelerado y de fácil contagio, la búsqueda de barreras
ha elevado la polémica hasta Facebook, Google y Twitter. Su responsabilidad
final y las medidas adoptadas para frenar la intoxicación fueron las dianas a
la que se dirigió el martes y el miércoles el Comité de Inteligencia del Senado
y que llevaron al senador King, pero también a su homólogo por Nuevo México,
Martin Heinrich, a inquirir sobre la operación catalana.
“Ustedes operan plataformas globales. Y hay fuentes fiables que informan
de que operaciones similares [a las de EE UU] pueden estar ocurriendo, por
ejemplo, en Cataluña. ¿Qué están haciendo ustedes, ahora mismo, para garantizar
que sus plataformas no se emplean para generar división en todo el mundo, para
debilitar las democracias occidentales? ¿Y en particular con el caso de
Cataluña, están al corriente de lo que sucede allí?”, preguntó el senador
demócrata Heinrich.
La andanada, como fue habitual en la comparecencia, recibió una
contestación general. “En términos globales, estamos centrados en impedir este
tipo de abusos. Es una obligación de la plataforma. Nos centramos en las
elecciones según el calendario, incluidas las catalanas”, señaló el
representante legal de Facebook. No fue más lejos el portavoz de Twitter, quien
respondió afirmativamente, pero pidió tiempo para recabar datos. Google dijo
que carecía de datos. Preguntados ayer por este periódico, ninguna de las
compañías ofreció mayores detalles.
Los senadores mostraron su disgusto por la representación enviada por
las compañías y subrayaron que deseaban que fueran los máximos responsables
quienes rindieran cuentas. “Me gustaría preguntar a quienes toman las decisiones”,
afirmó el senador King.
Parte de este malestar se debe al bajo perfil de las respuestas, una
dilución que contrasta con la magnitud del problema detectado. El entramado
ruso, según las propias compañías, ha llegado a lanzar en EE UU más de un millar de vídeos en Youtube, controlar 2.752 cuentas en Twitter y
alcanzar a 126 millones de usuarios de Facebook. Y no se trata de
una operación pretérita. La agitación se ha mantenido en casos como la reciente polémica por las protestas de los jugadores negros en
la liga de fútbol americano. “Han azuzado a ambos bandos para
exacerbar la división. Esto demuestra que la injerencia sigue. Deberíamos saber
cómo actuar para frenarla”, declaró King.
La operativa puesta al descubierto es ciclópea. Y la preocupación
empieza a serlo también. La Alianza para Asegurar la Democracia, una
plataforma del German Marshall Fund que sigue de cerca el fenómeno mediante la
observación de cuentas de Twitter, ha presentado al Senado un informe que
detalla cómo Moscú ha desarrollado un sistema de intervención integral en el
ecosistema de las redes.
“Rusia emplea todos los medios sociales para ganar influencia. Un
ejemplo hipotético: un bulo lanzado en 4Chan puede ser retomado por las cuentas
de Twitter del Kremlin y amplificado por sus bots. Después, un
medio patrocinado por Rusia informa en Youtube sobre la discusión tuitera.
Asimismo, la pieza informativa de Youtube es lanzada a las comunidades de
Facebook y amplificada mediante anuncios y falsas comunidades. Cada red social
solo verá una parte de la operativa del Kremlin. A menos que compartan sus
datos, será imposible comprender la magnitud de la manipulación rusa y su
impacto”, denuncia el informe.
El material empleado en esta estrategia no es solo político. El portavoz
de la Alianza, Brett Schafer, ha señalado a este periódico que en la hoguera de
la agitación se utilizan todo tipo de conflictos. Incluso los de signo
contrario. “El objetivo es debilitar las democracias occidentales”, indica.
Bajo esta consigna, el conglomerado ruso ha llegado a alentar protestas contra
Trump, como ocurrió con la gran manifestación celebrada tras su victoria
electoral. Es un todo vale con el fin de sembrar la cizaña. Sea en Cataluña,
Escocia o Texas.
NICOLÁS ALONSO
Un ejemplo concreto de la injerencia rusa ocurrió en el seno del
movimiento independentista de Texas. En 2016, un equipo de informáticos rusos controlaba desde San
Petersburgo la página de Facebook principal de la iniciativa separatista, que
contaba con más de 250.000 seguidores. A través de mensajes
constantes y programados, la web agitada el discurso nacionalista y promovía
“identidades estatales”. Una vez consolidada una base de seguidores, los
organizadores utilizaron la plataforma para distribuir otros contenidos como
críticas a Hillary Clinton o ideas antimusulmanas.
Según el experto Casey Michel, que analizó esta y otras incursiones
similares, existen paralelismos con otros movimientos secesionistas como el
catalán o el escocés. “Difunden bulos por la Red para agitar el caos y provocar
tensión en Occidente, obedeciendo a las instrucciones del Kremlin”, explicó
Michel en una entrevista reciente. Más allá de hackers, también utilizan
cuentas automatizadas, conocidas como ‘bots’ (robots), para maximizar el
alcance de sus mensajes perturbadores.
En septiembre, un tuit sobre la independencia catalana de Julian
Assange, el fundador de Wikileaks, al que el director de la CIA ha calificado
de “fraude”, alcanzó una viralidad infrecuente en cuestión de horas. Según un
análisis de datos facilitados por Twitter, un 59% de los perfiles que
compartieron o reaccionaron a su mensaje eran ‘bots’, falsos.
Pero el apoyo de Rusia a estos movimientos ha sido más explícito
incluso. En septiembre de 2015, el Movimiento Anti-Globalización, al que Putin
ha donado dinero y elogiado por su trabajo, congregó en Moscú a líderes de los
principales movimientos separatistas del mundo, incluyendo el de Texas,
California, Puerto Rico, Hawái, Escocia o Cataluña, entre otros.
FACEBOOK,
GOOGLE Y TWITTER EVITAN PRONUNCIARSE
R. J. C.
Los tres grandes involucrados en la investigación prefieren no
pronunciarse. Ven la pregunta sobre su implicación en Cataluña como una
anécdota, evitando hacer referencia alguna.
Facebook, bajo la lupa más que ninguna otra, prefiere no
hacer comentarios. Twitter considera que la pregunta del senador pretendía
abrir el foco de manera global, pero no centrarse en la situación de Cataluña
en concreto. Google tampoco quiere entrar en detalles. Su única interacción con
España fue poco antes del 1-O, cuando dieron de baja de su escaparate de
aplicaciones una que indicaba en qué lugares se podía votar.
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