24 de junio de 2008

«Los inmigrantes saltaban por los techos de los coches, no podíamos cerrar la verja»

ABC - 24/6/2008

«Los inmigrantes saltaban por los techos de los coches, no podíamos cerrar la verja»

C. MORCILLO/L. DE VEGA. MADRID/NADOR.
«¡Qué vienen, qué vienen, cerrad la verja¡». Mientras España entera vibraba con el gol de Fàbregas, tres policías y cuatro guardias civiles se dejaban la piel y se echaban el susto a la espalda para intentar contener lo incontenible en el recinto aduanero de Melilla. Decenas y decenas de subsaharianos trataban a la carrera de cruzar el paso fronterizo de Beni Enzar (de casi 20 metros de ancho) y entrar en la ciudad autónoma. Aparecieron caminando entre los coches detenidos y atascados, confudiéndose con los centenares de marroquíes que día y noche cruzan a uno y otro lado a pie hasta que ya no había manera de detenerlos, según explicó a ABC uno de los agentes destinado en Melilla. «Los inmigrantes saltaban por encima de los techos de los coches; no podíamos cerrar la verja». En el momento de mayor tensión, algunos de los «sin papeles» cogieron piedras del camino y las lanzaron contra los agentes.
«Había un atasco enorme en ese momento tanto de entrada como de salida (hay dos carriles para vehículos en cada sentido). Los coches estaban parados y no podíamos cerrar la verja porque estaban en medio. Los teníamos a diez metros. Fue una situación muy tensa», señala el funcionario. Pese a la versión oficial, los agentes aseguran que al menos en este segundo intento se colaron una veintena y eso que los coches de policía nacional actuaron como elemento disuasorio.
¿Cómo es posible que medio centenar de «sin papeles» entren a la carrera a través de un paso fronterizo sin que sean detenidos por las autoridades marroquíes? Esta pregunta se la hacían ayer las autoridades y los responsables de las Fuerzas de Seguridad que evaluaban la situación. Algunos de los testimonios recogidos por ABC apuntan a la posibilidad de que se «haya abierto el grifo» o se «haya levantado la mano» en el control de los emigrantes.
Esos dos incidentes han puesto en marcha dispositivos de seguridad en la Ciudad Autónoma que se habían olvidado desde 2006. Hacía más de año y medio que no se producían intentos masivos de pasar a territorio español desde Marruecos.En Nador, la ciudad marroquí vecina de Melilla, los siete emigrantes que estaban en el hospital con heridas leves fueron trasladados ayer a comisaría, donde al cierre de esta edición 68 de los subsaharianos que participaron en los dos incidentes esperaban ser trasladados a la frontera de Argelia, según fuentes cercanas a la Fiscalía.
La situación en Melilla es de «calma tensa», han explicado fuentes oficiales, porque «tememos que lo del domingo pueda volver a repetirse en las próximas horas». Añaden, sin embargo, que la situación en estos momentos no es comparable con la vivida en el verano y el otoño de 2005, cuando centenares de emigrantes acampados en los bosque que rodean Melilla organizaron varios asaltos a la verja que marca el perímetro fronterizo.
A pesar de todo, la presencia de agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil se ha reforzado en la frontera -todos los agentes disponibles se pegaron literalmente a la valla anoche- y no se descarta que puedan llegar efectivos de las Fuerzas de Seguridad desde la Península aunque no hay nada previsto.
La manera de llegar en plena madrugada -las 04.30 horas del domingo- (primer asalto) y en tromba a la frontera sorprendió a las autoridades de los dos países. Nunca setenta emigrantes se habían organizado de esa manera para atravesar Beni Enzar, el principal paso entre la Ciudad Autónoma y el reino alauí.
Unos cincuenta consiguieron colarse en el lado español y permanecieron escondidos en árboles, bajo coches o en contenedores de basura mientras eran buscados por los agentes, que los devolvieron a Marruecos sin que sus autoridades pusieran resistencia a pesar de que los subsaharianos habían pisado ya suelo español. Sólo tres, según la Delegación del Gobierno melillense, se adentraron en la ciudad y fueron trasladados al Centro de Estancia Temporal de Emigrantes (CETI).