21 de junio de 2008

El cardenal Cañizares

ABC - 21/6/2008

El cardenal Cañizares

POR JORGE TRIAS SAGNIER
La radio nos tenía muy distraídos, y como quien no quiere la cosa se nos ha colado una noticia importante y de largo alcance: es muy probable que el cardenal don Antonio Cañizares se vaya a Roma a ocupar uno de los ministerios del orbe católico, que ahí se llaman «dicasterios». Dicasterio viene de la palabra griega «dicasterion», que significa tribunal, y hoy es la denominación genérica de los grandes organismos de la curia romana. Ya han empezado las especulaciones sobre este nombramiento, pero ninguna apunta a la más elemental: el Papa Benedicto XVI quiere a Cañizares tenerlo cerca porque es uno de los cardenales de su más absoluta confianza. No es que con los demás no la tenga, pero con don Antonio habla en ese lenguaje llano que uno sólo utiliza en su propia casa.
Toledo perderá un gran cardenal. Y la Iglesia española ganará un magnífico representante en el enclave estatal menos poderoso -en el sentido material- pero más influyente del mundo. El Gobierno quiere modificar la Ley de Libertad Religiosa intentado consensuarla con todas las confesiones. Y la católica es abrumadoramente mayoritaria. El reciente nombramiento de José María Contreras, catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado, como director general de Asuntos Religiosos, apunta en esa dirección. Y la buena sintonía que parece que han tenido Cañizares y la vicepresidenta Fernández de la Vega podría abrir, desde Roma y Madrid, un nuevo escenario en las maltrechas relaciones entre el Gobierno socialista y la Conferencia Episcopal.
Antonio Cañizares es, esencialmente, una persona buena y muy receptiva. Simpática y abierta al mundo. Un hombre de su tiempo. Recuerdo cuando le recogí en la calle Añastro, un mediodía, para traérmelo a almorzar a esta casa centenaria cuando ABC lo dirigía Ignacio Camacho. Fue una reunión memorable en la que se habló de todo y de todos. Con respeto y por su orden. Desde hace un tiempo, un grupo de amigos nos reuníamos con él mensualmente, más o menos. Confío, si se confirma el nombramiento, que aunque no con esa frecuencia, lo sigamos haciendo en Roma.