7 de junio de 2008

Cataluña pone al descubierto sus fosas, mientras Defensa mantiene el secretismo en la de Alcalá

ABC - 7/6/08

Cataluña pone al descubierto sus fosas, mientras Defensa mantiene el secretismo en la de Alcalá

POR I. ANGUERA. BARCELONA
El 1 de febrero de 1939, un día antes de que la Guerra Civil acabara en Vic con la llegada del Ejército Nacional, cuatro vecinos de la localidad barcelonesa de Gavà movilizados por el Gobierno de la República murieron en ese frente y fueron enterrados, junto a una quincena más de soldados desconocidos, por un pagés en la vecina localidad de Gurb. Dos supervivientes explicaron a las familias, de regreso a Gavà, cómo habían muerto y dónde estaban enterrados Antonio Olivella, José Roig, Juan Soler y Gabriel Ivern. Ahora, 69 años después, sus restos serán exhumados para recibir sepultura en su Gavà natal.
El pasado miércoles, un equipo de once investigadores -antropólogos, arqueólogos y forenses, de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y del Instituto de de Medicina Legal de Cataluña- inició la exhumación de la fosa de Gurb, un trabajo que servirá para fijar el protoco de actuación en futuras exhumaciones al amparo de la Ley de Fosas catalanas, que se tramita paralelamente en el Parlamento autonómico. Frente al secretismo con el que el Ministerio de Defensa ha cubierto la investigación en la fosa de Alcalá de Henares -en la que se sospecha que podría estar enterrado el dirigente comunista Andreu Nin- la Generalitat está empeñada en dar la máxima publicidad a los trabajos de Gurb, que ayer abrió a la prensa.
Primeras sorpresas
Apenas dos días después de iniciarse la excavación, la antropóloga Assumpció Malgosa ya reconocía ayer que los trabajos han deportado las primeras sorpresas, porque los cuerpos se encontraban a mayor profundidad de la prevista y dentro de una estructura funeraría mucho más elaborada de lo esperado. «Los familiares no nos habían hablado de una construcción con paredes», señala la historiadora Queralt Soler, responsable de la Unidad de Desaparecidos y Fosas Comunes de la Generalitat.
De hecho, los cuatro únicos familiares que vivieron la colocación de la lápida con la que se señalaba la fosa común «sólo recuerdan que durante todos estos años han seguido viniendo» cada 1 de febrero. Son los propios historiadores los que tienen que refrescar su memoria a medida que van haciendo hallazgos. Según el relato de las familias. tras acabar la guerra acudieron al lugar indicado por los supervivientes, junto a la Masia de Can Cadet, y el propietario les explicó que había cargado a los soldados republicanos muertos en un carro y los enterró aprovechando un margen junto a una riera. Además, había recogido objetos personales de los soldados antes de enterrarlos, objetos que entregó a las familias: unas botas, unas mantas y la fotografía de la hija de uno de ellos.
Al equipo coordinado por Malgosa aún le quedan por delante dos semanas de trabajos de campo en Gurb, a los que seguirá la investigación en el laboratorio, para identificar los restos de los cuatro fallecidos reclamados por sus familiares. Un trabajo que se hará en base a la reconstrucción facial de los cráneos encontrados para compararlos con fotografías de la época y posteriores pruebas de ADN y que debe concluir antes de fin de año. Entonces, el resto de los cuerpos será inhumado en el cementerio de Gurb. La fosa de Gurb es una prueba piloto para fijar el protoco que debe guiar a la Generalitat en futuras exhumaciones, aunque los responsables del área de Memoria Histórica advierten de que sólo una pequeña parte de las 179 fosas documentadas en Cataluña se abrirá. Sólo se procederá a la exhumación cuando lo reclamen familiares y exista un trabajo historiográfico documentado que avale la petición.