7 de junio de 2008
El colapso sanitario amenaza con sembrar el caos en las urgencias este verano
ABC - 7/6/08
El colapso sanitario amenaza con sembrar el caos en las urgencias este verano
DOMINGO PÉREZ. MADRID.
La sanidad española anda revuelta. Faltan médicos y enfermeras o están mal distribuidos. Mientras se buscan profesionales en el extranjero -mano de obra barata- la fuga de las batas blancas españolas hacia destinos europeos mejor remunerados no para de crecer. Las voces de descontento envían avisos inquietantes. El último llega desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) y advierte de que el verano puede suponer el caos.
Tomás Toranzo, portavoz de Semes), señaló a Servimedia: «El problema básico es que la demanda sanitaria en urgencias aumenta cada año, mientras las plantillas siguen siendo las mismas». «Venimos denunciando, -prosigue- que en urgencias por lo menos se precisan 2.000 facultativos más, pero las autoridades parecen aplicar el viejo principio de guardar los problemas en un cajón y esperar a que el tiempo los resuelva».
«Exigimos -añadió Toranzo-la puesta en marcha de la especialidad de Urgencias y Emergencias para atajar una parte del problema. Sin ampliación de plantillas y sin la especialidad, el deterioro en la calidad del servicio de urgencias es imparable». Una más de las infinitas demandas que Bernat Soria tiene sobre su mesa.
Desde luego el estío promete resultar movido para el Sistema Nacional de Salud (SNS). Los especialistas de Atención Primaria ya alertaron que en las zonas turísticas la saturación de los centros de salud va a ser alarmante. Comunidades como la valenciana, la andaluza, balear, murciana o catalana saben que sufrirán un preocupante déficit de médicos para cubrir las necesidades de la avalancha de veraneantes.
Cada una busca soluciones como puede. La consejera de Salud de Cataluña, Marina Geli, pretende contratar a médicos extranjeros, aun sin su titulación homologada. En Andalucía, ya realizan estas contrataciones a todas luces ilegales, aunque aseguran que son «excepcionales». En las Comunidad Valenciana, el consejero ha presentado el plan de vacaciones: 62 millones de euros para reforzar el servicio con la contratación de unos seis mil profesionales.
Un nuevo y lamentable ejemplo de en lo que se ha convertido el SNS: un reino de taifas, 17 comunidades, 17 mercados diferentes, 17 realidades distintas y la descoordinación desde el Ministerio por bandera.
Un SNS en el que los médicos ganan más o menos -con diferencias de hasta el 40%- según la comunidad en la que trabajen, e incluso dentro de una misma autonomía según los hospitales, pese a realizar labores idénticas. Un SNS en los que las guardias se pagan a precios dispares o en el que cada día es más frecuente que te atienda un médico acompañado de su intérprete.
«Cuesta entender -señalan desde la Organización Médica Colegial (OMC)- que hace sólo seis años sobraran médicos y que ahora falten. Sólo puede explicarse desde la ineficacia y la falta de previsión de un sistema que se dedica a exportar médicos formados en un riguroso y costoso sistema MIR, pero que importa de otros países sin preocuparse por su nivel».
Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos destacan que «el problema en España es que nadie ha tenido interés en planificar la profesión médica». Recuerdan que «ya en el año 2005 publicamos el libro «Demografía médica en España. Mirando al futuro». En él advertíamos de la falta de profesionales que se avecinaba, aunque avisábamos que sería engañosa porque en un muy corto plazo de tiempo el fenómeno será justo el inverso, sobrarán».
Explicaban que el envejecimiento de los médicos agravará la escasez de médicos por las jubilaciones forzosas a partir de los 65 años y que la feminización de la profesión cambiará el panorama por la menor disponibilidad laboral, por razones de embarazo y de maternidad. No en vano, si en 1965 las mujeres médico representaban el 7,3% del total de la profesión, en 2001 esta cota llegaba ya al 47,05% y las previsiones es que supere el 60% en 2030.
Falta de planificación
En 2005 -y antes en muchos casos- ya estaban los sindicatos médicos advirtiendo sobre una situación que iba a provocar el colapso del sistema, pero ni el Ministerio de Sanidad, ni las comunidades quisieron sentarse a planificar, a organizar, a distribuir. «Estamos hablando de que faltan médicos -recuerda Mario Mingo portavoz del PP en la Comisión de Sanidad- y se quedan plazas de MIR desiertas». De lo que se habla en suma es de incomunicación entre estamentos y de nula previsión de los responsables. De una suma de incongruencias. De una incapacidad crónica para sentarse a pactar y a organizar. En España, por ejemplo, no existe un registro de profesionales, no se sabe a qué se dedica cada médico, ni cuántos hay en realidad. Es imposible moverlos o incentivarles a desplazarse según las necesidades del sistema. Así, las autonomías prefieren robarse los especialistas entre ellas o, directamente traerlos del extranjero, aunque no tengan homologado el título. Todo vale en un sistema en el que para empezar es más fácil irse a trabajar a Inglaterra que cambiar de Andalucía a Galicia.
El colapso sanitario amenaza con sembrar el caos en las urgencias este verano
DOMINGO PÉREZ. MADRID.
La sanidad española anda revuelta. Faltan médicos y enfermeras o están mal distribuidos. Mientras se buscan profesionales en el extranjero -mano de obra barata- la fuga de las batas blancas españolas hacia destinos europeos mejor remunerados no para de crecer. Las voces de descontento envían avisos inquietantes. El último llega desde la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (Semes) y advierte de que el verano puede suponer el caos.
Tomás Toranzo, portavoz de Semes), señaló a Servimedia: «El problema básico es que la demanda sanitaria en urgencias aumenta cada año, mientras las plantillas siguen siendo las mismas». «Venimos denunciando, -prosigue- que en urgencias por lo menos se precisan 2.000 facultativos más, pero las autoridades parecen aplicar el viejo principio de guardar los problemas en un cajón y esperar a que el tiempo los resuelva».
«Exigimos -añadió Toranzo-la puesta en marcha de la especialidad de Urgencias y Emergencias para atajar una parte del problema. Sin ampliación de plantillas y sin la especialidad, el deterioro en la calidad del servicio de urgencias es imparable». Una más de las infinitas demandas que Bernat Soria tiene sobre su mesa.
Desde luego el estío promete resultar movido para el Sistema Nacional de Salud (SNS). Los especialistas de Atención Primaria ya alertaron que en las zonas turísticas la saturación de los centros de salud va a ser alarmante. Comunidades como la valenciana, la andaluza, balear, murciana o catalana saben que sufrirán un preocupante déficit de médicos para cubrir las necesidades de la avalancha de veraneantes.
Cada una busca soluciones como puede. La consejera de Salud de Cataluña, Marina Geli, pretende contratar a médicos extranjeros, aun sin su titulación homologada. En Andalucía, ya realizan estas contrataciones a todas luces ilegales, aunque aseguran que son «excepcionales». En las Comunidad Valenciana, el consejero ha presentado el plan de vacaciones: 62 millones de euros para reforzar el servicio con la contratación de unos seis mil profesionales.
Un nuevo y lamentable ejemplo de en lo que se ha convertido el SNS: un reino de taifas, 17 comunidades, 17 mercados diferentes, 17 realidades distintas y la descoordinación desde el Ministerio por bandera.
Un SNS en el que los médicos ganan más o menos -con diferencias de hasta el 40%- según la comunidad en la que trabajen, e incluso dentro de una misma autonomía según los hospitales, pese a realizar labores idénticas. Un SNS en los que las guardias se pagan a precios dispares o en el que cada día es más frecuente que te atienda un médico acompañado de su intérprete.
«Cuesta entender -señalan desde la Organización Médica Colegial (OMC)- que hace sólo seis años sobraran médicos y que ahora falten. Sólo puede explicarse desde la ineficacia y la falta de previsión de un sistema que se dedica a exportar médicos formados en un riguroso y costoso sistema MIR, pero que importa de otros países sin preocuparse por su nivel».
Desde la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos destacan que «el problema en España es que nadie ha tenido interés en planificar la profesión médica». Recuerdan que «ya en el año 2005 publicamos el libro «Demografía médica en España. Mirando al futuro». En él advertíamos de la falta de profesionales que se avecinaba, aunque avisábamos que sería engañosa porque en un muy corto plazo de tiempo el fenómeno será justo el inverso, sobrarán».
Explicaban que el envejecimiento de los médicos agravará la escasez de médicos por las jubilaciones forzosas a partir de los 65 años y que la feminización de la profesión cambiará el panorama por la menor disponibilidad laboral, por razones de embarazo y de maternidad. No en vano, si en 1965 las mujeres médico representaban el 7,3% del total de la profesión, en 2001 esta cota llegaba ya al 47,05% y las previsiones es que supere el 60% en 2030.
Falta de planificación
En 2005 -y antes en muchos casos- ya estaban los sindicatos médicos advirtiendo sobre una situación que iba a provocar el colapso del sistema, pero ni el Ministerio de Sanidad, ni las comunidades quisieron sentarse a planificar, a organizar, a distribuir. «Estamos hablando de que faltan médicos -recuerda Mario Mingo portavoz del PP en la Comisión de Sanidad- y se quedan plazas de MIR desiertas». De lo que se habla en suma es de incomunicación entre estamentos y de nula previsión de los responsables. De una suma de incongruencias. De una incapacidad crónica para sentarse a pactar y a organizar. En España, por ejemplo, no existe un registro de profesionales, no se sabe a qué se dedica cada médico, ni cuántos hay en realidad. Es imposible moverlos o incentivarles a desplazarse según las necesidades del sistema. Así, las autonomías prefieren robarse los especialistas entre ellas o, directamente traerlos del extranjero, aunque no tengan homologado el título. Todo vale en un sistema en el que para empezar es más fácil irse a trabajar a Inglaterra que cambiar de Andalucía a Galicia.