4 de noviembre de 2009

«Llora» la Monumental de Barcelona

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Sábado, 31 de Octubre de 2009




Madrid

La Monumental en 1916, momentos antes de una corrida













Dominguín Chico en la Monumental con una oreja en la mano, en 1940













La monumental de Barcelona en 1916


«Llora» la Monumental de Barcelona


El triunfa de Celita (15-7-1914)
La falacia de la Barcelona antitaurina (5-7-2009)
Gesta de José Tomás por la libertad de la Fiesta en Cataluña (6-7-2009)
José Tomás se vacía en una tarde de proporciones inmortales (6-7-2009)
Son toros, no ideología (16-10-2009)
ISRAEL VIANA | MADRID
Actualizado Viernes , 30-10-09 a las 11 : 45
Todavía se pueden escuchar en la Monumental de Barcelona el eco de las ovaciones enfervorizadas de una tarde de gloria del 12 de julio de 1914, en la que Alfonso Cela “Celita” obtuvo un gran triunfo matando a seis toros en la plaza de El Sport de Barcelona. Sólo hacía tres meses que el histórico coso, rebautizado en 1916 con el nombre de "Monumental", se había inaugurado, y sin embargo ya empezaba a escribir algunas de las páginas más importantes de la historia de la tauromaquia.
Hoy, con 95 años de históricas tardes a sus espaldas, de chicuelinas primorosas, de medias verónicas y recortes, de faroles y navarras, quites y pases de pecho hipotecando la piel, la Monumental “llora” ante la posibilidad de que nunca más se vuelvan a escribir crónicas como la de Gregorio Corrochano en la sección “Los Toros, suplemento ilustrado de ABC”, sobre el primer morlaco con el que se enfrentó el diestro gallego en aquella histórica faena: “Celita, que viste de perla y oro, empieza su primera faena por alto y sigue muleteando de cerca y consintiendo porque el toro no acude al engaño. Continúa el toro quedadote, impidiendo el lucimiento del diestro. A la primera igualada, entra el matador y agarra una estocada de la que rueda el bicho sin necesidad de puntilla”.
La puntilla se la podrían dar los antitaurinos catalanes el próximo 4 de noviembre, fecha en la que se decidirá si se lleva al parlamento de la Generalitat la votación para abolir las corridas de toros, condenando al olvido faenas como la del 12 de abril de 1914, en la que Vicente Pastor, Bienvenida, Vazqez y Torquito se las vieron con ocho toros de Veragua, en aquella primera tarde en la Monumental.
Las tres plazas de toros de Barclona a principios del siglo XXUna contradicción en una ciudad que, a principios del siglo XX, contaba con nada menos que tres plazas: la de El Torín (construida en 1834), la plaza de Las Arenas (en 1900), y El Sport, que nació como la “Monumental” el 27 de febrero de 1916, con otra histórica faena de Joselito El Gallo, Francisco Posada y Saleri II, con toros de Benjumea.
Fue el momento en el que se amplió su aforo a 20.000 espectadores, visto el impulso que iba tomando la afición en aquellos años. Gracias a la categoría de sus carteles, rápidamente se situó entre las tres plazas más prestigiosas de España, junto a Las Ventas de Madrid y la Maestranza de Sevilla. Allí, entre la Gran Vía y la calle Marina, en el distrito del Ensanche de Barcelona.
«Barcelona es algo muy especial para mí, pues en esta plaza he logrado los principales éxitos de mi carrera, y resulta que aquí se quiere coartar la libertad de los aficionados»
Joselito, Ignacio Sánchez Mejías, Manolete, Luís Miguel Dominguín, Chicuelo, Espartaco y así un largo etcétera de leyendas han arrastrado sus capotes por la arena de la Monumental, con su mezcla de estilos neomudejar y bizantino. Así hasta llegar a José Tomas, el diestro madrileño que ha hecho suya el coso de la Ciudad Condal, escribiendo otra de las históricas páginas de la Monumental al encerrarse el solo, como hizo “Celita” en 1914, con seis reses. Una gesta que realizó «porque en Cataluña se quiere coartar la libertad de los aficionados» y que recogió el mismísimo The New York Times bajo el título de «En una región española, el crepúsculo de los Matadores», en la que se hablaba de «quizás la última corrida nunca vista en Cataluña».
«Barcelona –dijo el diestro de Galapagar en marzo– es algo muy especial para mí, pues en esta plaza he logrado los principales éxitos de mi carrera, y resulta que aquí se quiere coartar la libertad de los aficionados. Por eso, esto aquí, en señal de gratitud […] esperando poder llenar de toreo ese día toda la ciudad».
En los días en que se discutía la proposición del Marqués de San Carlos sobre la supresión de la Fiesta, don Ricardo de la Vega, con música de Chueca y Valverde, publicó, en 1877, un sainete titulado: “¡A los toros!, que incluía este verso popularísimo: «Es una fiesta española / Que viene de prole en prole / Y ni el gobierno la abole / Ni habrá nadie que la abola».