11 de noviembre de 2009

Un partido islámico se moviliza para conquistar municipios claves en 2011

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Miércoles, 11 de Noviembre de 2009

Madrid

España

Un partido islámico se moviliza para conquistar municipios claves en 2011

Preocupa que esta formación, que dice acatar la Constitución, predique la no integración entre inmigrantes

De invitados a árbitros
EDITORIAL: Democracia y voto religioso
Un musulmán afín a las tesis de Rabat
MUSTAFÁ BAKKACH, Promotor del PRUNE
Nacido en Marruecos, este periodista y profesor de Árabe en Granada es un miembro relevante de la Comunidad Musulmana denominada «Al Hégira», actividad que compagina con la de tesorero del Consejo islámico de España, una entidad de carácter sufí, integrada en su mayor parte por conversos españoles pertenecientes a la Yamaa Islámica-Liga Morisca. Desde hace unos 15 años reside en España y dedica gran parte de su actividad en apoyo de los inmigrantes.
Recientemente, aunque con reservas, acudió a Rabat invitado a uno de los fastos de Mohamed VI.
J. PAGOLA | MADRID
El Partido Renacimiento y Unión de España (PRUNE) -primera formación islámica con vocación de implantarse en toda España-, se organiza contrarreloj con el objetivo de lograr representación en municipios claves tras las elecciones de 2011. La formación, promovida por Mustafá Bakkach, hombre próximo a Rabat, aspira a recoger apoyos no sólo entre los casi 1.300.000 musulmanes residentes en España, una cifra muy superior a los votos obtenidos en los últimos comicios por IU, CiU o PNV, sino también entre el conjunto de inmigrantes que se sientan desamparados.
El partido se gestó a principios de año en Granada, «con una vocación claramente de ámbito nacional y no para afianzarse solamente en una localidad o región autónoma», se afirma en su boletín interno «Ruta». El PRUNE se erige como «el partido que mejor represente a los ciudadanos españoles, incluidos los que proceden de la inmigración». Ello porque, «aunque los políticos españoles digan que quieren apoyar al inmigrante e intenten solucionar los problemas de este colectivo, ¿cómo pueden hacerlo bien si ellos nunca han emigrado y sus hijos tampoco?».
El Islam como base
La formación reconoce que luchará por lograr sus objetivos «desde la consideración del Islam como fuente de dichos principios», esto es, «tendrá en cuenta el Islam en su actuación política, considerándolo como factor determinante para la regeneración moral y ética de la sociedad española». Ello no contradice, asegura, su acatamiento a la Constitución y su rechazo al terrorismo como medio de hacer política. La formación quedó inscrita en el registro del Ministerio del Interior el pasado 23 de julio.
Recientemente ha abierto una sede en Asturias, donde se inició la Reconquista, lo que se interpreta como todo un enunciado de intenciones. Se une así a la que el PRUNE ya tiene en Granada. Ahora, en una segunda fase, intentará establecerse también por el resto de Andalucía, así como en Madrid, Cataluña, Extremadura, Valencia y Murcia. Comunidades todas ellas en las que ya existe una amplia población musulmana, integrada por españoles conversos pero, sobre todo, por inmigrantes. La mayoría de ellos son de origen marroquí. Estos últimos no podrían votar en la actualidad, pero se da la circunstancia de que el Ejecutivo de Zapatero intenta firmar con las autoridades de Rabat un convenio de reciprocidad, en virtud del cual los ciudadanos del país magrebí podrían votar en España y nuestros compatriotas residentes allí hacer lo propio. Estos convenios lo acaba de rubricar el Gobierno con países que tienen en España una amplia bolsa de emigrantes.
El PRUNE aspira a presentarse con garantías en las próximas elecciones municipales de 2011 y para entonces sus promotores quieren abarcar el setenta u ochenta por ciento del territorio nacional. Son conscientes de que el logro de alcaldías puede estar aún lejano pero, para empezar, aspiran a colocar concejales en ayuntamientos que consideran claves.
En medios gubernamentales no se oculta cierta preocupación, y no porque se considere que a día de hoy esta formación esté en disposición de lograr una fuerte implantación. Pero, en este sentido, se recuerda que entre españoles conversos e inmigrantes procedentes de países islámicos la población musulmana residente en nuestro país se acerca a 1.300.000 musulmanes. De ellos, algo más de 700.000 son marroquíes. Podrían superar los dos millones si se incluye a los todavía ilegales.
Lo que más preocupa en estos momentos al Ejecutivo es que este partido pueda predicar la no integración en núcleos urbanos con amplia presencia musulmana. En municipios en los que ya son una mayoría, los musulmanes tratan ya de imponer sus propias costumbres. De controlar algunos ayuntamientos, las costumbres podrían adquirir entonces el rango de normativa municipal. La preocupación se acrecienta ante la sospecha de que detrás del partido esté Marruecos, un país con intereses contrapuestos a los españoles.