9 de noviembre de 2009

Chequeo a la salud sexual de los españoles

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Lunes, 9 de Noviembre de 2009

Madrid

Noticias de Sociedad


La disfunción eréctil, un trastorno oculto

N. RAMÍREZ DE CASTRO | MADRID
En el año 1760 antes de Cristo, el Código de Hammurabi describía un trastorno en los varones que montaban a caballo. El problema que padecían aquellos jinetes se ha bautizado en nuestros días como disfunción eréctil. Hoy se sabe que es el trastorno más importante relacionado con la salud sexual, seguido de la eyaculación precoz o la falta de apetito sexual.
Desde aquel documento de la antigüedad, la medicina ha hallado soluciones eficaces para dar respuesta a estos problemas tan comunes. Pero ningún avance médico ha logrado sacar a la luz un problema que impacta en nuestra calidad de vida y hasta en nuestra mortalidad. Esta es la preocupación de los siete expertos reunidos en la Casa de ABC para abordar los «Nuevos retos de la Salud Sexual». La jornada de debate, copatrocinada por la compañía Lilly, estuvo presidida por el secretario general del Ministerio de Sanidad, José Martínez Olmos.
«Las disfunciones sexuales son un problema de salud, pero no sólo. Debemos afrontarlo desde una perspectiva social y con información responsable». Con estas palabras, el director de ABC, Ángel Expósito, inauguró un debate que contó con la perspectiva de la industria farmacéutica, de urólogos especializados en el tratamiento de estos trastornos y de expertos en bioética. Todos reclamaron la complicidad del Gobierno para afrontar un problema de salud real para el que aún no ha caído el muro de la vergüenza.
En España se estima que uno de cada cinco varones sexualmente activo sufre alguna disfunción. Los datos más fiables se conocerán en breve, cuando el Ministerio de Sanidad publique una encuesta con más de 2.000 profesionales de atención primaria. Martínez Olmos adelantó que existe una gran prevalencia «mayor de lo que podíamos prever». «Hemos comprobado que están generando problemas de salud concretos y algo más intangible: una fuerte sensación de frustración». Algunos trabajos ya advertían que las cifras reales se dispararían si los médicos preguntaran por estos trastornos, sin esperar la consulta del paciente.
Miedo a contarlo
La mayoría de los varones no preguntan directamente al médico por temor a incomodarle o hacerle perder el tiempo en una consulta repleta. Prefiere pensar que se trata de un trastorno pasajero o se resigna al creer que es algo asociado a su edad. «Tenemos que transmitir a nuestros pacientes que no hay que resignarse, que se pueden buscar soluciones para mejorar su calidad de vida. Y buscar la complicidad de los médicos. Sabemos que la disfunción eréctil puede ser un síntoma de una enfermedad cardiovascular. ¿Pero cuántos cardiólogos preguntan a sus enfermos cómo es su salud sexual?», preguntó Rafael Prieto, vicepresidente de la Asociación Española de Andrología.
El urólogo Ignacio Moncada cree que ayudaría mucho lanzar el mensaje de que forma parte de un problema global de salud del individuo, especialmente el varón. Los hombres viven siete años menos que las mujeres. «No hay factores genéticos que expliquen esa merma en la esperanza de vida, sabemos que se debe a enfermedades tratables, como las cardiovasculares. Las disfunciones sexuales son una ventana a ese mundo. Es un factor predictivo tan valioso como el colesterol o la diabetes», explicó Ignacio Moncada.
Ese es el mensaje que también debe calar en los centros de salud, donde el contacto es más cercano con el enfermo. «Si los médicos utilizáramos la disfunción eréctil como una fórmula más para detectar el riesgo cardiaco, nos lo tomaríamos más en serio», reconoció Luis García-Giralda, coordinador de la Asociación para la Investigación de las Disfunciones Sexuales en Atención Primaria. En su opinión, la presión asistencial y la falta de tiempo de los médicos de Familia no es un argumento para dejar de abordar el problema en la consulta. «Querer es poder».
Con la preocupación de las sociedades científicas y de los poderes públicos, «empezamos a ver las disfunciones sexuales como un problema de salud real», señaló Javier Ellena, presidente de Lilly España. Y esto sucede después de que la industria farmacéutica haya soportado duras críticas por «hacer negocio con enfermedades que no existen». «Las compañías farmacéuticas no somos inventores de enfermedades, ni tampoco buscamos objetivos recreacionales».