16 de noviembre de 2009
Excomunión y ley del aborto
ELPAIS
Excomunión y ley del aborto
PEDRO CHAMARRO ORTEGA - Sitges, Barcelona - 16/11/2009
Tras unos segundos de escándalo sin asombro al escuchar la amenaza de excomunión de la Conferencia Episcopal dirigida a los diputados que ratificasen la legislación sobre el derecho al aborto, me sumí en una reflexión más paciente.
Sorprendentemente, encontré cierta lógica en la postura de los obispos. Si un diputado o un juez se ve obligado a elegir entre la Constitución aconfesional y el dogma de la Biblia o entre las leyes del Estado de derecho y las discriminatorias normas dictadas por el Vaticano, tendrá también que escoger entre abandonar la Iglesia católica o dimitir de su cargo. Lo contrario sería mantener una contradicción hipócrita.
Por cierto, corre el rumor de que existe una "organización" privada cuya jerarquía nunca es elegida democráticamente, que niega la igualdad de derechos a las mujeres, que alienta la discriminación por condición sexual, que han encubierto centenares de casos de pederastia, que fomentan su preferencia a la muerte por sida contra el uso del preservativo, que acepta la pena de muerte -aunque sólo cuando sea necesaria- y que no sólo es legal en España sino que, además, está financiada por el Estado.
Lo dicho, debe de ser sólo un rumor. De lo contrario sería una tremenda contradicción.- Manuel García Sierra. Sevilla.
Por fin he descubierto una manera sencilla de apostatar de la Iglesia católica, y se lo debo agradecer al jesuita Juan A. Martínez Camino, a quien deseo que su Dios le ilumine para seguir enseñando el camino de la desa-fección a los católicos que todavía alberguen alguna duda.
Como los ciudadanos que no estamos en el Parlamento no podemos ni promover ni votar esa propuesta de los socialistas de ampliación del aborto, sólo tenemos que manifestar que la apoyamos para caer irremisiblemente en la herejía y ser excomulgados de inmediato.
Por tanto, yo, que llevo un largo periodo intentándolo sin resultado, manifiesto públicamente que doy mi apoyo a la ley de ampliación del aborto y espero de la Iglesia católica que cumpla con su amenaza y me expulse con cajas muy destempladas de su seno para siempre jamás.
Como tienen mi nombre al pie de esta carta y en su poder mi expediente, espero alborozado la tan esperada nueva.
Excomunión y ley del aborto
PEDRO CHAMARRO ORTEGA - Sitges, Barcelona - 16/11/2009
Tras unos segundos de escándalo sin asombro al escuchar la amenaza de excomunión de la Conferencia Episcopal dirigida a los diputados que ratificasen la legislación sobre el derecho al aborto, me sumí en una reflexión más paciente.
Sorprendentemente, encontré cierta lógica en la postura de los obispos. Si un diputado o un juez se ve obligado a elegir entre la Constitución aconfesional y el dogma de la Biblia o entre las leyes del Estado de derecho y las discriminatorias normas dictadas por el Vaticano, tendrá también que escoger entre abandonar la Iglesia católica o dimitir de su cargo. Lo contrario sería mantener una contradicción hipócrita.
Por cierto, corre el rumor de que existe una "organización" privada cuya jerarquía nunca es elegida democráticamente, que niega la igualdad de derechos a las mujeres, que alienta la discriminación por condición sexual, que han encubierto centenares de casos de pederastia, que fomentan su preferencia a la muerte por sida contra el uso del preservativo, que acepta la pena de muerte -aunque sólo cuando sea necesaria- y que no sólo es legal en España sino que, además, está financiada por el Estado.
Lo dicho, debe de ser sólo un rumor. De lo contrario sería una tremenda contradicción.- Manuel García Sierra. Sevilla.
Por fin he descubierto una manera sencilla de apostatar de la Iglesia católica, y se lo debo agradecer al jesuita Juan A. Martínez Camino, a quien deseo que su Dios le ilumine para seguir enseñando el camino de la desa-fección a los católicos que todavía alberguen alguna duda.
Como los ciudadanos que no estamos en el Parlamento no podemos ni promover ni votar esa propuesta de los socialistas de ampliación del aborto, sólo tenemos que manifestar que la apoyamos para caer irremisiblemente en la herejía y ser excomulgados de inmediato.
Por tanto, yo, que llevo un largo periodo intentándolo sin resultado, manifiesto públicamente que doy mi apoyo a la ley de ampliación del aborto y espero de la Iglesia católica que cumpla con su amenaza y me expulse con cajas muy destempladas de su seno para siempre jamás.
Como tienen mi nombre al pie de esta carta y en su poder mi expediente, espero alborozado la tan esperada nueva.