10 de septiembre de 2008
Desarticulada en Madrid una violenta banda de secuestradores chinos
ABC - Martes 9, septiembre 2008 - Últ. actualización 16:06h
Desarticulada en Madrid una violenta banda de secuestradores chinos
Martes, 09-09-08
GUILLERMO D. OLMO
MADRID. Se destapa un nuevo caso de delincuencia china en Madrid, una de las más violentas, según fuentes policiales. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron a tres varones de esta nacionalidad de edades comprendidas entre 22 y 33 años. Presuntamente, formaban una organización especializada en el secuestro y extorsión a empresarios compatriotas.
Los investigadores consideran probada su participación en dos secuestros de empresarios chinos, pero no descartan que hayan podido participar en alguno más. El temor a represalias de estos despiadados grupos podría haber disuadido a otras víctimas de estos delitos de denunciarlos.
Según la versión policial, estos delincuentes actuaban de un modo cruel y no dudaban en dar brutales palizas a sus cautivos. No dudaban en emplear armas blancas y de fuego para amedrentarlos. La banda elegía sus objetivos entre empresarios chinos del ramo de la construcción afincados en España. El móvil era exclusivamente económico. Tras cobrar el rescate requerido de la familia, ponían al secuestrado en libertad. En el ínterin, éste sufría presiones psicológicos de todo tipo y dolorosos golpes.
«La mujer misteriosa»
Los secuestradores procedían primero evaluando la capacidad económica de su objetivo, para valorar la rentabilidad de secuestrarlo. Cuando se decidían a hacerlo, una misteriosa mujer, a la que la Policía todavía no ha podido echar el guante, llamaba por teléfono al empresario y lo emplazaba a una cita por motivos laborales. El encuentro tenía lugar en un domicilio que los delincuentes habían alquilado previamente sin contrato ni vestigio documental alguno. El jefe de la banda alquilaba el inmueble sólo por unos días, no firmaba ningún contrato y pagaba al contado. Cuando el desprevenido empresario se presentaba allí, en lugar de una entrevista, con lo que se topaba era con una encerrona en la que era apaleado. A continuación era encapuchado, maniatado y amordazado por sus captores.
Era entonces cuando los secuestradores contactaban con la familia de su rehén y le reclamaban el pago del rescate. La Policía tiene constancia de que en algún caso esperaban cobrar hasta 30.000 euros.
Desarticulada en Madrid una violenta banda de secuestradores chinos
Martes, 09-09-08
GUILLERMO D. OLMO
MADRID. Se destapa un nuevo caso de delincuencia china en Madrid, una de las más violentas, según fuentes policiales. Agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron a tres varones de esta nacionalidad de edades comprendidas entre 22 y 33 años. Presuntamente, formaban una organización especializada en el secuestro y extorsión a empresarios compatriotas.
Los investigadores consideran probada su participación en dos secuestros de empresarios chinos, pero no descartan que hayan podido participar en alguno más. El temor a represalias de estos despiadados grupos podría haber disuadido a otras víctimas de estos delitos de denunciarlos.
Según la versión policial, estos delincuentes actuaban de un modo cruel y no dudaban en dar brutales palizas a sus cautivos. No dudaban en emplear armas blancas y de fuego para amedrentarlos. La banda elegía sus objetivos entre empresarios chinos del ramo de la construcción afincados en España. El móvil era exclusivamente económico. Tras cobrar el rescate requerido de la familia, ponían al secuestrado en libertad. En el ínterin, éste sufría presiones psicológicos de todo tipo y dolorosos golpes.
«La mujer misteriosa»
Los secuestradores procedían primero evaluando la capacidad económica de su objetivo, para valorar la rentabilidad de secuestrarlo. Cuando se decidían a hacerlo, una misteriosa mujer, a la que la Policía todavía no ha podido echar el guante, llamaba por teléfono al empresario y lo emplazaba a una cita por motivos laborales. El encuentro tenía lugar en un domicilio que los delincuentes habían alquilado previamente sin contrato ni vestigio documental alguno. El jefe de la banda alquilaba el inmueble sólo por unos días, no firmaba ningún contrato y pagaba al contado. Cuando el desprevenido empresario se presentaba allí, en lugar de una entrevista, con lo que se topaba era con una encerrona en la que era apaleado. A continuación era encapuchado, maniatado y amordazado por sus captores.
Era entonces cuando los secuestradores contactaban con la familia de su rehén y le reclamaban el pago del rescate. La Policía tiene constancia de que en algún caso esperaban cobrar hasta 30.000 euros.