7 de noviembre de 2011

Te invito a unas copas porque quiero sexo

ESTUDIO | Conductas coercitivas

Te invito a unas copas porque quiero sexo

  • El 28% de los chicos reconoce usar el alcohol para lograr contactos sexuales
  • Los varones ven como más 'promiscuas' a las chicas que aceptan copas
  • Un 44% de las estudiantes ha sufrido este tipo de acercamiento
Aunque resulte inconcebible, un 28% de los universitarios españoles sigue recurriendo a conductas sexualmente coercitivas, como la de 'invitar a unas copas', para conseguir mantener relaciones sexuales con sus compañeras, según desvela un nuevo estudio.
Sus autores, Mónica Romero-Sánchez y Jesús López Megías, ambos de la Universidad de Granada, reconocen que "pese a queesta estrategia puede no ser considerada como una conducta explícita de agresión sexual, lo cierto es que conlleva un debilitamiento de la capacidad de las mujeres para resistirse a un contacto no consentido, facilitando que el agresor logre su objetivo".
En declaraciones a ELMUNDO.es, el pofresor Megías reconoce que el interés por llevar a cabo este trabajo surge porque "Granada es una de las pocas ciudades en España que dispone de un espacio habilitado por su Ayuntamiento para que los jóvenes se reúnan multitudinariamente a consumir alcohol, especialmente durante las noches de los fines de semana. Conociendo la implicación tan relevante del alcohol en la comisión de agresiones sexuales, nos preguntamos si las situaciones de interacción como las que semanalmente se producen en el 'botellódromo' de nuestra ciudad, podrían estar asociadas a este tipo de delitos".
Este especialista insiste en que "la evidencia anecdótica y los testimonios de nuestros estudiantes así lo apuntaban. Pero además, sospechábamos que los comportamientos coercitivos vinculados con el alcohol tendrían mucho que ver no sólo con la situación, sino también con la ideología de género especialmente de los chicos, en concreto con su mayor o menor adhesión a lo que en la literatura especializada se conoce como 'mitos sobre la violación' o 'mitos sobre las agresiones sexuales', falsas creencias que de alguna forma niegan, minimizan y justifican la violencia sexual ejercida contra las mujeres".
Fue entonces cuando "iniciamos una línea de investigación, con diferentes estudios, cuyos primeros resultados son los de este trabajo y que continuamos en la actualidad con financiación del Ministerio de Ciencia e Innovación", añade.

Alcohol y violaciones

El alcohol es uno de los factores de mayor riesgo en la ocurrencia de violaciones y está presente en una amplia proporción de incidentes sexuales: la mitad de las agresiones sexuales son cometidas por hombres que previamente han bebido mientras que, en el caso de las mujeres, entre un 30% y un 79%, declara haber consumido al mismo tiempo que su agresor.
De hecho, en nuestro país, "un trabajo, realizado con 477 estudiantes universitarias españolas y publicado en 'Child Abuse & Neglect', constata que el 30,9% había sido víctima de una conducta sexual coercitiva por un hombre conocido. Recientemente, otro ensayo constató que el 12,6% de las universitarias reconoció haber sido víctima de relaciones sexuales forzadas con penetración por parte de su pareja actual o pasada", introduce el ensayo.
En el nuevo ensayo, y tras entrevistar a 349 estudiantes (154 varones con edades comprendidas entre los 17 y los 44 años y 195 chicas, de 18 a 45), los datos muestran que el 28% de los chicos encuestados reconoció haber invitado alguna vez a una chica a copas para conseguir mantener contactos sexuales con ella. Por su parte, el 44% de las chicas indicó haber sufrido esta práctica en alguna ocasión.

'Las que beben son más promiscuas'

Se observó que "los chicos percibían como más 'promiscuas' a las chicas que aceptaban las copas cuando se encontraban interaccionando con chicos", señala el trabajo.
Dicha percepción sugiere la pervivencia de un 'doble rasero de medir' en relación a la ingesta de alcohol por parte de hombres y mujeres. Así, en el caso de ellas, su uso durante las fiestas sigue asociado a intenciones sexuales e incrementa su responsabilidad de lo que pueda sucederle, pero no ocurre lo mismo en el caso de los hombres. "Estos se consideran menos responsables de sus acciones debido a una pérdida de control por la ingesta de alcohol".
Antes estas evidencias, los investigadores explicann que estos resultados junto con los de estudios recientes realizados por otros grupos españoles y de otros países de nuestro contexto socioeconómico "señalan la necesidad urgente de trabajar desde etapas evolutivas tempranas la educación afectivo-sexual, que erradique creencias estereotipadas vinculadas con la ideología machista".
Por ello, "colegios, institutos y universidades, así como instituciones educativas, habrían de incorporar programas de esta naturaleza, que subrayasen sobre todo los elementos clave en las relaciones sexuales, el deseo y el consentimiento libre. La libertad sexual de mujeres y hombres, de chicos y chicas, sólo puede materializarse desde una comunicación abierta de intenciones y un respeto absoluto de los deseos de unas y otros. Programas que cuestionen las distintas formas de coacción o coerción, sutiles y explícitas, con una reflexión especial al uso-abuso del alcohol y otras drogas, sus consecuencias sobre la voluntad y las expectativas que generan en quienes los consumen. Y junto a ello, la presentación de modelos saludables de vivir las relaciones afectivo-sexuales adaptados a las distintas etapas evolutivas", derterminan .

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