21 de noviembre de 2011

Andalucía deja al PSOE después de 34 años de fidelidad

ANDALUCÍA

Andalucía deja al PSOE después de 34 años de fidelidad

Los resultados apuntan una mayoría del PP en las elecciones autonómicas

El hito que apuntaba la secuencia de encuestas de los últimos meses se ha producido. Andalucía ha abandonado al PSOE, y desde ayer apoya mayoritariamente al PP. Lo que esta comunidad ha sido para la fortaleza socialista desde el inicio de la democracia (34 años) ha pasado a la historia. Con el 95,16% de los sufragios escrutado, los populares han conseguido avanzar hasta el 45,63% de los votos, mientras el PSOE ha retrocedido al 36,44%. En las elecciones de 2008 fue del 51,93% para el PSOE y 38,18% para el PP.
En escaños, la distribución es la siguiente: de las 60 actas que esta comunidad aporta a las Cortes Generales, el PP cuenta con 33 diputados; y el PSOE, 25. En las pasadas elecciones, los socialistas tenían 36, y los populares, 25. Izquierda Unida, que ha estado privada de representación en los últimos siete años —la convocatoria de 2000 fue la última, con tres escaños—, regresa al Congreso con dos diputados, uno en Sevilla y otro en Málaga. En votos pasa del 5,11% al 8,28%.
Los socialistas andaluces han llegado a estas elecciones arrastrando dos losas inmensas: 1,2 millones de parados (la cifra más alta de España) y 30 años sin pausas en el poder en la Junta de Andalucía. Además, a poco de iniciarse la legislatura, se produjo una mutación de liderazgos: Manuel Chaves dejó la Junta para ser ministro de José Luis Rodríguez Zapatero, tras 19 años como presidente. El testigo lo recogió José Antonio Griñán, hasta entonces su consejero de Economía, quien también asumió la secretaría general del PSOE andaluz, con la consiguiente convulsión interna que suele ocasionar este tipo de trasvases.
Una inoportuna reforma de la Administración autonómica, que ha incendiado la función pública (manifestaciones y protestas callejeras) y el estruendo del caso de los ERE fraudulentos han acabado de dar la puntilla.
Hasta los comicios municipales del 22 de este año, el PP nunca había estado por delante del PSOE en Andalucía. El pasado mayo, el cansancio de la hegemonía socialista y la crisis ya se dejaron sentir, con una diferencia de 7,2 puntos de los populares. Los comicios de ayer amplían la brecha a 9,19 puntos y suponen la segunda victoria de la organización que lidera Javier Arenas en únicamente seis meses.
Respecto al PSOE, a Andalucía se le ha llamado granero, fortín, baluarte, feudo... Con un mapa siempre pintado de rojo de punta a punta —solo en 2008, los populares se impusieron en votos en Almería, aunque no en escaños (empate)—. Sevilla fue ayer la única que resistió, con un escaño más que el PP y 3,45 puntos de diferencia, pero, en general, el mito se ha derrumbado.
La comunidad celebra elecciones autonómicas a finales de marzo. Normalmente, estos comicios han coincidido con los generales, pero en esta ocasión José Antonio Griñán ha querido separar las convocatorias para abrir un margen a la recuperación, consciente de que el vendaval de la crisis económica se llevaría por delante el alcázar de su organización, como finalmente ha ocurrido. Si Javier Arenas se queda al borde de la mayoría absoluta, cabe entonces un pacto con Izquierda Unida, cuyo líder, Diego Valderas, ya ha dicho que no permitirá una situación como la de Extremadura.
La traslación de los resultados al Parlamento de Andalucía, que tienen 109 escaños, roza la mayoría absoluta de Arenas, pero no la asegura. El líder del PP andaluz ha intentado tres veces conseguir la presidencia de la Junta sin éxito. Griñán cuenta con que los recortes que tenga que acometer Mariano Rajoy hagan las veces de revulsivo en su electorado y que quienes se hayan abstenido u optado por otras fuerzas se lo repiensen en marzo. Rajoy ha prometido echar el resto para que Arenas gane por fin. Este se propone asegurar el voto conquistado (unos 200.000) y, muy especialmente, que el PSOE no recupere el que ha perdido: más de 800.000.

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