9 de octubre de 2009
El coche es arte
ELPAIS
El coche es arte
Más de 100 obras muestran el impacto del automóvil en la sociedad actual
PATRICIA ORTEGA DOLZ - Madrid - 09/10/2009
Desde la cadena de montaje de Henry Ford hasta las guerras del petróleo de nuestros días. El mundo contemporáneo gira en torno a un objeto: el automóvil, un invento de finales del XIX y principios del XX.
Desde la cadena de montaje de Henry Ford hasta las guerras del petróleo de nuestros días. El mundo contemporáneo gira en torno a un objeto: el automóvil, un invento de finales del XIX y principios del XX.
Desde la configuración de las ciudades, allá donde el hombre se convierte en motorista o peatón; hasta el crecimiento de un potente mercado (ahora en plena crisis de cierre de fábricas), allá donde el hombre es un obrero y un potencial consumidor.
Un total de 60 artistas de 18 países diferentes conforman desde ayer una exposición colectiva de más 100 obras en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles (CA2M): Auto, sueño y materia.
Un centenar de reflexiones artísticas acerca de cómo el automóvil ha reconfigurado la sociedad contemporánea. "El coche como metáfora del hombre actual y sus sueños", comentaba el director del centro Ferrán Barenblit, que con esta muestra inaugura una nueva temporada: "Éste es el tipo de proyecto que queremos promover para acercar el arte a los ciudadanos desde aquello que nos es común a todos".
En este caso, se trata de una coproducción con LABoral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón y, además, consigue ser fiel a uno de los principales objetivos de este centro: acabar con el distanciamiento intelectual que nos separa del arte contemporáneo.
Ayer, desde luego, lo consiguió: tres miembros de distintas asociaciones de vecinos de Móstoles acudieron a la presentación de la muestra con gran interés: "Le contaremos a todo el mundo lo que habéis traído aquí", dijeron al marcharse y mientras la viceconsejera de Cultura, Concha Guerra, llevaba a una comitiva de comisarios, artistas, periodistas, políticos y responsables de otras instituciones (entre los que se encontraba la directora del centro de arte LABoral, Rosina Gómez-Baeza) a matacaballo por los pasillos del CA2M: "Vamos, que tengo poco tiempo", le urgió al comisario de la muestra, Alberto Martín. "Pensé que me daba algo Ferrán con el discurso que has soltado, ya vale de tanta filosofía, no puede ser", le increpó públicamente y con malos modos al director del centro, tras haber sonreído delante de las cámaras durante la presentación.
Pese al ritmo motorizado (con sonido de tubo de escape trucado) de la viceconsejera, los presentes consiguieron distanciarse y disfrutar de un recorrido por unas piezas que abordan la múltiple simbología del automóvil. El coche como creador de atascos en un conflicto perpetuo con el tiempo y el medio ambiente (y se ve el colapso que, mediante una convocatoria masiva, provocó y fotografió desde el aire Maider López en Intza, un pueblo de montaña en Navarra; el automóvil como devorador del medio ambiente por generar larguísimas lenguas de asfalto (el francés Stéphane Couturier, crea un montaje de cruce de carreteras); el coche como símbolo de autonomía, libertad e independencia (el ejemplo es la maqueta de la casa de una pareja enamorada con dos plazas de garaje de la española Alicia Framis); el vehículo de cuatro ruedas como una pieza más del engranaje del mundo en que vivimos (el coche de madera del inglés Julian Opie, en la foto, que recuerda a una pieza de Lego); o como imagen de la velocidad (mostrada por el americano Andrew Bush con su serie de fotos desde su coche en movimiento); o como objeto de deseo (los vídeos del francés Franck Scurti, en los que un hombre aparece lamiendo un coche de principio a fin), o como símbolo de la muerte radical (así lo cuenta el portugués Miguel Palma con su maqueta de un Porsche estrellado contra un árbol a los pies de una casa de diseño)... Un siglo entero, un siglo de coches.
El coche es arte
Más de 100 obras muestran el impacto del automóvil en la sociedad actual
PATRICIA ORTEGA DOLZ - Madrid - 09/10/2009
Desde la cadena de montaje de Henry Ford hasta las guerras del petróleo de nuestros días. El mundo contemporáneo gira en torno a un objeto: el automóvil, un invento de finales del XIX y principios del XX.
Desde la cadena de montaje de Henry Ford hasta las guerras del petróleo de nuestros días. El mundo contemporáneo gira en torno a un objeto: el automóvil, un invento de finales del XIX y principios del XX.
Desde la configuración de las ciudades, allá donde el hombre se convierte en motorista o peatón; hasta el crecimiento de un potente mercado (ahora en plena crisis de cierre de fábricas), allá donde el hombre es un obrero y un potencial consumidor.
Un total de 60 artistas de 18 países diferentes conforman desde ayer una exposición colectiva de más 100 obras en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles (CA2M): Auto, sueño y materia.
Un centenar de reflexiones artísticas acerca de cómo el automóvil ha reconfigurado la sociedad contemporánea. "El coche como metáfora del hombre actual y sus sueños", comentaba el director del centro Ferrán Barenblit, que con esta muestra inaugura una nueva temporada: "Éste es el tipo de proyecto que queremos promover para acercar el arte a los ciudadanos desde aquello que nos es común a todos".
En este caso, se trata de una coproducción con LABoral Centro de Arte y Creación Industrial de Gijón y, además, consigue ser fiel a uno de los principales objetivos de este centro: acabar con el distanciamiento intelectual que nos separa del arte contemporáneo.
Ayer, desde luego, lo consiguió: tres miembros de distintas asociaciones de vecinos de Móstoles acudieron a la presentación de la muestra con gran interés: "Le contaremos a todo el mundo lo que habéis traído aquí", dijeron al marcharse y mientras la viceconsejera de Cultura, Concha Guerra, llevaba a una comitiva de comisarios, artistas, periodistas, políticos y responsables de otras instituciones (entre los que se encontraba la directora del centro de arte LABoral, Rosina Gómez-Baeza) a matacaballo por los pasillos del CA2M: "Vamos, que tengo poco tiempo", le urgió al comisario de la muestra, Alberto Martín. "Pensé que me daba algo Ferrán con el discurso que has soltado, ya vale de tanta filosofía, no puede ser", le increpó públicamente y con malos modos al director del centro, tras haber sonreído delante de las cámaras durante la presentación.
Pese al ritmo motorizado (con sonido de tubo de escape trucado) de la viceconsejera, los presentes consiguieron distanciarse y disfrutar de un recorrido por unas piezas que abordan la múltiple simbología del automóvil. El coche como creador de atascos en un conflicto perpetuo con el tiempo y el medio ambiente (y se ve el colapso que, mediante una convocatoria masiva, provocó y fotografió desde el aire Maider López en Intza, un pueblo de montaña en Navarra; el automóvil como devorador del medio ambiente por generar larguísimas lenguas de asfalto (el francés Stéphane Couturier, crea un montaje de cruce de carreteras); el coche como símbolo de autonomía, libertad e independencia (el ejemplo es la maqueta de la casa de una pareja enamorada con dos plazas de garaje de la española Alicia Framis); el vehículo de cuatro ruedas como una pieza más del engranaje del mundo en que vivimos (el coche de madera del inglés Julian Opie, en la foto, que recuerda a una pieza de Lego); o como imagen de la velocidad (mostrada por el americano Andrew Bush con su serie de fotos desde su coche en movimiento); o como objeto de deseo (los vídeos del francés Franck Scurti, en los que un hombre aparece lamiendo un coche de principio a fin), o como símbolo de la muerte radical (así lo cuenta el portugués Miguel Palma con su maqueta de un Porsche estrellado contra un árbol a los pies de una casa de diseño)... Un siglo entero, un siglo de coches.